Escaleras: La sucesión de presidentes municipales en Veracruz empezó...
Como siempre, las pasioncillas políticas para adueñarse del poder descarrilan antes de tiempo. Pero más allá de los partidos y candidatos que ganen está en juego el destino social. 6 de los 8 millones de habitantes en la miseria y la pobreza. Y en el fondo de la realidad trágica, la desigualdad. Económica, social, educativa, de salud, seguridad, procuración de justicia y desarrollo humano. Una lucha tan vieja como la historia de la humanidad, cierto. Pero vigente y aplastante en un Veracruz rico y pródigo en recursos naturales habitado por gente jodida.
Pasamanos: Lo peor de todo es lo siguiente: alcaldes van y vienen y la calidad de vida sigue igual o peor. Peor, porque permanece estancada y se hunde más en el abismo social. Y cada 4 años (tres a partir del año 2022, con derecho a reelegirse), de nuevo la esperanza renace. Cambio de alcaldes, cambio de esperanzas, ilusiones, utopías, sueños. Y cuando termina el periodo constitucional, la mayoría poblacional en el pantano económico.
Corredores: Cada tribu edilicia llega con su partido político al poder. Y en el mejor de los casos, pavimentan por ahí una avenida, una calle en colonia popular, un parquecito, un saloncito de clase, pero al mismo tiempo, es parte de la obligación oficial. Peor sería dejar de hacerlo. Y la tarea fundamental, relegada, postergada. Por ejemplo, uno, la creación de empleos pagados con justicia laboral y estables. Y dos, la calidad de la salud pública.
Insólito: cada vez la población tiende a hacerse justicia por mano propia ante el oleaje creciente, impetuoso, de inseguridad e impunidad.
Balcones: En medio del incierto destino social, las tribus políticas reproduciendo el modelo de Trucutú, la caricatura del siglo pasado. Macana y tolete en mano, destruyéndose entre sí. La calumnia, la difamación, el estercolero, acusándose de pillos, ladrones y corruptos. Dimes y diretes que a nada conducen, más que a llenar las páginas y espacios de los medios de lodo, desprestigiados todos. Los políticos que lo dicen y los medios que lo reproducen. Y la población en la miseria y la pobreza, mirando el fuego y el lodo cruzado como parte de una historia repetitiva en cada comicio.
Pasillos: Por eso, cada vez más la población electoral se hunde en el desencanto. Y en la indiferencia. En teoría, la elección de alcaldes despierta interés social porque la autoridad edilicia está o suele estar más cerca de la gente. La paradoja es que en todos los tiempos, los famosos "acarreados" del siglo pasado priista con la compra de votos sigue vigente. Morenos, panistas, perredistas, priistas, etcétera, pocos, excepcionales, convencen. Quizá el uno por ciento. La decepción social es demasiado alta. Una población estafada y engañada, en el dolor y el sufrimiento social y económico. El número de desempleados que ha dejado la política económica, la pandemia y la recesión, en cóctel explosivo.