/ martes 19 de enero de 2021

Violencia sin freno 

En el sur de Veracruz, la violencia está desatada; prácticamente todos los días nos enteramos de hechos delincuenciales que se registran en los municipios de la zona.

Por la noche del domingo, por ejemplo, 12 personas fueron asesinadas en una comunidad de Las Choapas. Los cuerpos fueron encontrados maniatados y con impactos de armas de fuego.

Entre las víctimas mortales se encontraba un líder de uno de los grupos de autodefensas que operan en el sur de la entidad y el agente municipal de Cerro de Nanchital, una pequeña localidad de menos de mil habitantes.

Sobre los hechos, por obvias razones, no hay demasiada investigación; lo poco que se sabe es que todos los cuerpos tenían los ojos vendados, estaban maniatados y fueron asesinados a balazos.

Como cada vez que ocurre en casos como el mencionado, hubo reacciones de indignación y anuncios oficiales en el sentido de que el crimen múltiple no quedaría impune; ya sabe usted, que se investigará hasta las últimas consecuencias y cosas por el estilo.

Un día antes, el sábado 16, también en el sur de la entidad, dos mujeres y un hombre fueron ejecutados por un grupo armado. Esos hechos se registraron en el centro de Acayucan.

En ese mismo municipio, en abril fue ejecutado un fiscal y en octubre, el comandante de la policía municipal de Jesús Carranza.

En octubre, de igual forma, un comando abrió fuego contra elementos de la fuerza civil en los municipios de Acayucan y Sayula de Alemán; un policía murió y dos más resultaron heridos.

Eso sin contar con el ataque perpetrado en noviembre pasado contra la propiedad del alcalde Cuitláhuac Condado Escamilla.

El pasado viernes, un hombre fue asesinado a balazos por un par de sujetos que se trasladaban en una motocicleta.

Son historias que se registran con mucha frecuencia en el sur de Veracruz, donde la delincuencia está desatada desde hace años y donde, al parecer, el hampa opera a placer.

Estos lamentables casos son útiles para ilustrar el nivel de violencia que se registra en el sur de Veracruz; y la masacre de Las Choapas, con 12 víctimas, sirve para recordar los hechos registrados en agosto de 2019 en Coatzacoalcos, el caso Caballo Blanco. En aquella ocasión, hace un año con cinco meses, un ataque armado contra un bar del lugar dejó un saldo de 30 personas muertas y 11 heridas; el inmueble fue incendiado y las puertas, bloqueadas; una escena dantesca que dio la vuelta al mundo gracias a los medios y las redes sociales.

Así, los hechos sangrientos de Las Choapas, Acayucan y Coatzacoalcos vuelven comprensible la preocupación de la gente del sur de Veracruz sobre el tema de la inseguridad y la violencia. Por algo, casi el 90 por ciento de la población de Coatza considera que vivir en su ciudad es inseguro, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, que difundió este martes el INEGI.

En el sur de Veracruz, la violencia está desatada; prácticamente todos los días nos enteramos de hechos delincuenciales que se registran en los municipios de la zona.

Por la noche del domingo, por ejemplo, 12 personas fueron asesinadas en una comunidad de Las Choapas. Los cuerpos fueron encontrados maniatados y con impactos de armas de fuego.

Entre las víctimas mortales se encontraba un líder de uno de los grupos de autodefensas que operan en el sur de la entidad y el agente municipal de Cerro de Nanchital, una pequeña localidad de menos de mil habitantes.

Sobre los hechos, por obvias razones, no hay demasiada investigación; lo poco que se sabe es que todos los cuerpos tenían los ojos vendados, estaban maniatados y fueron asesinados a balazos.

Como cada vez que ocurre en casos como el mencionado, hubo reacciones de indignación y anuncios oficiales en el sentido de que el crimen múltiple no quedaría impune; ya sabe usted, que se investigará hasta las últimas consecuencias y cosas por el estilo.

Un día antes, el sábado 16, también en el sur de la entidad, dos mujeres y un hombre fueron ejecutados por un grupo armado. Esos hechos se registraron en el centro de Acayucan.

En ese mismo municipio, en abril fue ejecutado un fiscal y en octubre, el comandante de la policía municipal de Jesús Carranza.

En octubre, de igual forma, un comando abrió fuego contra elementos de la fuerza civil en los municipios de Acayucan y Sayula de Alemán; un policía murió y dos más resultaron heridos.

Eso sin contar con el ataque perpetrado en noviembre pasado contra la propiedad del alcalde Cuitláhuac Condado Escamilla.

El pasado viernes, un hombre fue asesinado a balazos por un par de sujetos que se trasladaban en una motocicleta.

Son historias que se registran con mucha frecuencia en el sur de Veracruz, donde la delincuencia está desatada desde hace años y donde, al parecer, el hampa opera a placer.

Estos lamentables casos son útiles para ilustrar el nivel de violencia que se registra en el sur de Veracruz; y la masacre de Las Choapas, con 12 víctimas, sirve para recordar los hechos registrados en agosto de 2019 en Coatzacoalcos, el caso Caballo Blanco. En aquella ocasión, hace un año con cinco meses, un ataque armado contra un bar del lugar dejó un saldo de 30 personas muertas y 11 heridas; el inmueble fue incendiado y las puertas, bloqueadas; una escena dantesca que dio la vuelta al mundo gracias a los medios y las redes sociales.

Así, los hechos sangrientos de Las Choapas, Acayucan y Coatzacoalcos vuelven comprensible la preocupación de la gente del sur de Veracruz sobre el tema de la inseguridad y la violencia. Por algo, casi el 90 por ciento de la población de Coatza considera que vivir en su ciudad es inseguro, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, que difundió este martes el INEGI.