/ jueves 29 de abril de 2021

Xalapa de primera

El problema principal de Xalapa es político, tiene que ver con el nivel de sus autoridades y los derechos de la ciudadanía. Con un gobierno de autonomía limitada se pierde liderazgo y eficacia. Al ser de segunda, el municipio se coloca en un lugar similar. Es un esquema de gobierno independientemente de las personas y partidos que, transitoriamente, ocupen los cargos respectivos. Sea mayoría amplia o no la fuerza política gobernante no se refleja en calidad dirigente.

Al ser capital estatal se imponen restricciones legales relativas, así como usos y costumbres, como ocurre en asuntos de seguridad ciudadana y todo tipo de medidas que tome el Ejecutivo estatal. El resto de los doscientos once municipios tienen algún tipo de problemas en el ejercicio de su autonomía; pero ni de cerca con los que tenemos en Xalapa. Aquí, el Cabildo no asume responsabilidades amplias, no interviene ni fija postura en asuntos de gravedad e interés mayor de la ciudadanía. Aquí, los ediles son casi desconocidos, no tienen visibilidad y tampoco están en un sistemático contacto con la ciudadanía. En todo caso la población xalapeña cuenta poco con las autoridades municipales.

Cotidianamente hay atentados a derechos y patrimonios de la ciudadanía sin que el Cabildo intervenga. La policía estatal ha asesinado incluso sin que resulte alguna responsabilidad a sus autores; todos los días las grúas amenazan y afectan el bolsillo de los automovilistas que tienen la desgracia de toparse con ellas; sin lógica alguna o, al menos, información básica, se instalan retenes policiales sin ton ni son donde se afecta la circulación vehicular y la tranquilidad de los usuarios de autos. Te puede detener por que sí la policía estatal, la Fuerza Civil, la Guardia Nacional, el Ejército, el IPAX y la policía municipal sin que tengas contacto y mecanismo para solicitar el apoyo del Ayuntamiento. Tiene más autoridad, concreta y cotidiana, un policía o algún agente de tránsito que un edil respecto a situaciones comunes como circular en las calles o estar en un parque. Esa es la realidad actual de las autoridades municipales en Xalapa.

Eso es así por algún tipo de condicionante legal, por usos y costumbres políticas, por conformismo de los ediles, por interés del partido gobernante y por abusos de instancias superiores. El resultado es un descenso en los derechos de la población y la insalvable distancia entre ediles y ciudadanía. Estamos ante un claro panorama lesivo para el municipio. Siendo un asunto político requiere voluntades, actitud, dignidad y participación ciudadana. Es tarea plural, mucho más allá de la visión de una sigla partidista. En esencia no se resuelve de manera simplista o mecánica con determinado partido aún si hubiera organizaciones políticas programáticas y con sólida vida orgánica, lo cual no ocurre en nuestra precaria realidad.

Apostar a algún tipo de mayoría edilicia, de coyuntura, es andar en círculos y en la intrascendencia. Se requiere mayorías plurales y gobierno de coalición independientemente de partidos políticos. Se necesita liderazgo y autonomía plena para impedir atropellos a la ciudadanía. Se necesita un Cabildo vigoroso, siempre abierto, y en el debate de los grandes asuntos del municipio. Es lamentable constatar lo que tenemos actualmente en términos generales: ocio, anonimato, servilismo, caricaturas e inutilidad.

El punto es el ejercicio de la autonomía y dejar de tener un gobierno municipal de segunda. Lograrlo implica que la ciudadanía tenga protección y canales fluidos de comunicación con sus autoridades locales. Casi nunca hemos contado en Xalapa con un Ayuntamiento fuerte, líder, de amplia convocatoria y con resultados óptimos en la gestión de nuestros grandes asuntos.

Recadito: Bien vale la pena intentar de todo para tener una mejor Xalapa.

Correo: ufa.1959@gmail.com

El problema principal de Xalapa es político, tiene que ver con el nivel de sus autoridades y los derechos de la ciudadanía. Con un gobierno de autonomía limitada se pierde liderazgo y eficacia. Al ser de segunda, el municipio se coloca en un lugar similar. Es un esquema de gobierno independientemente de las personas y partidos que, transitoriamente, ocupen los cargos respectivos. Sea mayoría amplia o no la fuerza política gobernante no se refleja en calidad dirigente.

Al ser capital estatal se imponen restricciones legales relativas, así como usos y costumbres, como ocurre en asuntos de seguridad ciudadana y todo tipo de medidas que tome el Ejecutivo estatal. El resto de los doscientos once municipios tienen algún tipo de problemas en el ejercicio de su autonomía; pero ni de cerca con los que tenemos en Xalapa. Aquí, el Cabildo no asume responsabilidades amplias, no interviene ni fija postura en asuntos de gravedad e interés mayor de la ciudadanía. Aquí, los ediles son casi desconocidos, no tienen visibilidad y tampoco están en un sistemático contacto con la ciudadanía. En todo caso la población xalapeña cuenta poco con las autoridades municipales.

Cotidianamente hay atentados a derechos y patrimonios de la ciudadanía sin que el Cabildo intervenga. La policía estatal ha asesinado incluso sin que resulte alguna responsabilidad a sus autores; todos los días las grúas amenazan y afectan el bolsillo de los automovilistas que tienen la desgracia de toparse con ellas; sin lógica alguna o, al menos, información básica, se instalan retenes policiales sin ton ni son donde se afecta la circulación vehicular y la tranquilidad de los usuarios de autos. Te puede detener por que sí la policía estatal, la Fuerza Civil, la Guardia Nacional, el Ejército, el IPAX y la policía municipal sin que tengas contacto y mecanismo para solicitar el apoyo del Ayuntamiento. Tiene más autoridad, concreta y cotidiana, un policía o algún agente de tránsito que un edil respecto a situaciones comunes como circular en las calles o estar en un parque. Esa es la realidad actual de las autoridades municipales en Xalapa.

Eso es así por algún tipo de condicionante legal, por usos y costumbres políticas, por conformismo de los ediles, por interés del partido gobernante y por abusos de instancias superiores. El resultado es un descenso en los derechos de la población y la insalvable distancia entre ediles y ciudadanía. Estamos ante un claro panorama lesivo para el municipio. Siendo un asunto político requiere voluntades, actitud, dignidad y participación ciudadana. Es tarea plural, mucho más allá de la visión de una sigla partidista. En esencia no se resuelve de manera simplista o mecánica con determinado partido aún si hubiera organizaciones políticas programáticas y con sólida vida orgánica, lo cual no ocurre en nuestra precaria realidad.

Apostar a algún tipo de mayoría edilicia, de coyuntura, es andar en círculos y en la intrascendencia. Se requiere mayorías plurales y gobierno de coalición independientemente de partidos políticos. Se necesita liderazgo y autonomía plena para impedir atropellos a la ciudadanía. Se necesita un Cabildo vigoroso, siempre abierto, y en el debate de los grandes asuntos del municipio. Es lamentable constatar lo que tenemos actualmente en términos generales: ocio, anonimato, servilismo, caricaturas e inutilidad.

El punto es el ejercicio de la autonomía y dejar de tener un gobierno municipal de segunda. Lograrlo implica que la ciudadanía tenga protección y canales fluidos de comunicación con sus autoridades locales. Casi nunca hemos contado en Xalapa con un Ayuntamiento fuerte, líder, de amplia convocatoria y con resultados óptimos en la gestión de nuestros grandes asuntos.

Recadito: Bien vale la pena intentar de todo para tener una mejor Xalapa.

Correo: ufa.1959@gmail.com