/ viernes 14 de agosto de 2020

¿Y con qué vamos a pagar?

En marzo pasado se anunciaron programas de ayuda bancarios para conceder a los clientes al corriente el diferimiento de sus pagos de capital e intereses por cuatro meses, con la posibilidad de ampliarlo dos meses más; a la fecha, después de vencido el plazo abril-julio de los primeros cuatro meses, nos encontramos en peores condiciones económicas que al inicio del confinamiento. Es decir, se nos vence el plazo en el momento más difícil de la crisis.

El desempleo continúa en aumento, los trabajadores “no esenciales”, los dedicados a servicios y comercio, y en general no han logrado recuperar sus ingresos y con ello su capacidad de pago. En algunos casos los asalariados han tenido que ser solidarios con sus empresas aceptando rebajas a sus sueldos, con la finalidad de poder subsistir lo más posible y no perder de manera definitiva la fuente de empleo; la canasta básica y los productos de primera necesidad reportan hasta un 30% de aumento en precios y no lo digo yo, lo han confirmado ustedes cuando hacen su despensa o su compra diaria o semanal, ¡ya no hay dinero que alcance!

Nuestro gobierno no cuenta con una estrategia efectiva de reactivación de la economía basada en cifras reales, es decir, acorde a la magnitud del deterioro económico que vivimos los mexicanos, pues la salida más fácil ha sido “politizar” los reclamos y exigencias que diversos sectores sociales, productivos, le hacen llegar, acusando a los quejosos de alarmistas, adversarios, conservadores, potentados y otros calificativos que nunca antes se habían dicho con tanto descaro al propio pueblo.

Asimismo, los apoyos sociales otorgados han sido insuficientes y no para todos.

La Asociación de Bancos de México (ABM) reportó al 14 de mayo de 2020 —según comunicado de prensa 009/2020 de la misma fecha— que los programas implementados para dar tregua a quienes no pudieran pagar habían beneficiado a 2.7 millones de acreditados, de los cuales cerca de 1.4 millones corresponde a tarjetas de crédito y 240 mil a créditos para micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyme), pero si esos beneficiarios no han recuperado sus ingresos, ¿cómo le van a hacer para pagar?

Pedir prestado para pagar es trasladar a nosotros mismos la responsabilidad absoluta de las pérdidas y ya no queremos más “reestructuras” de deudas que sólo beneficien a los acreedores, ¡no queremos volver a pagar las consecuencias de los desatinos de las políticas económicas gubernamentales que nos dejaron en la quiebra a nosotros y a nuestras familias en el 94!; esta vez no vamos a pedir prestado para vivir una esclavitud de deudas perpetuas, como nos pasó con las UDI.

Para evitarlo, el Barzón convoca a la ciudadanía, a quienes ya no pueden pagar, a que se unan al Barzón, para renegociar las deudas en condiciones justas, ¡sí se puede, pero debemos organizarnos! Si tiene dudas o deudas llame al 2281148502.

www.elbarzonrc.org

elbarzonrc@yahoo.com.mx

@terecarbajal

En marzo pasado se anunciaron programas de ayuda bancarios para conceder a los clientes al corriente el diferimiento de sus pagos de capital e intereses por cuatro meses, con la posibilidad de ampliarlo dos meses más; a la fecha, después de vencido el plazo abril-julio de los primeros cuatro meses, nos encontramos en peores condiciones económicas que al inicio del confinamiento. Es decir, se nos vence el plazo en el momento más difícil de la crisis.

El desempleo continúa en aumento, los trabajadores “no esenciales”, los dedicados a servicios y comercio, y en general no han logrado recuperar sus ingresos y con ello su capacidad de pago. En algunos casos los asalariados han tenido que ser solidarios con sus empresas aceptando rebajas a sus sueldos, con la finalidad de poder subsistir lo más posible y no perder de manera definitiva la fuente de empleo; la canasta básica y los productos de primera necesidad reportan hasta un 30% de aumento en precios y no lo digo yo, lo han confirmado ustedes cuando hacen su despensa o su compra diaria o semanal, ¡ya no hay dinero que alcance!

Nuestro gobierno no cuenta con una estrategia efectiva de reactivación de la economía basada en cifras reales, es decir, acorde a la magnitud del deterioro económico que vivimos los mexicanos, pues la salida más fácil ha sido “politizar” los reclamos y exigencias que diversos sectores sociales, productivos, le hacen llegar, acusando a los quejosos de alarmistas, adversarios, conservadores, potentados y otros calificativos que nunca antes se habían dicho con tanto descaro al propio pueblo.

Asimismo, los apoyos sociales otorgados han sido insuficientes y no para todos.

La Asociación de Bancos de México (ABM) reportó al 14 de mayo de 2020 —según comunicado de prensa 009/2020 de la misma fecha— que los programas implementados para dar tregua a quienes no pudieran pagar habían beneficiado a 2.7 millones de acreditados, de los cuales cerca de 1.4 millones corresponde a tarjetas de crédito y 240 mil a créditos para micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyme), pero si esos beneficiarios no han recuperado sus ingresos, ¿cómo le van a hacer para pagar?

Pedir prestado para pagar es trasladar a nosotros mismos la responsabilidad absoluta de las pérdidas y ya no queremos más “reestructuras” de deudas que sólo beneficien a los acreedores, ¡no queremos volver a pagar las consecuencias de los desatinos de las políticas económicas gubernamentales que nos dejaron en la quiebra a nosotros y a nuestras familias en el 94!; esta vez no vamos a pedir prestado para vivir una esclavitud de deudas perpetuas, como nos pasó con las UDI.

Para evitarlo, el Barzón convoca a la ciudadanía, a quienes ya no pueden pagar, a que se unan al Barzón, para renegociar las deudas en condiciones justas, ¡sí se puede, pero debemos organizarnos! Si tiene dudas o deudas llame al 2281148502.

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elbarzonrc@yahoo.com.mx

@terecarbajal