/ jueves 29 de noviembre de 2018

Yunes, en sus últimas horas como gobernador

Este jueves 29 se llevó a efecto la comparecencia del gobernador Miguel Ángel Yunes ante los diputados que integran la Legislatura veracruzana.

El ejecutivo veracruzano realizó un recuento de las lastimosas condiciones en que encontró la administración estatal; se refirió a la deuda pública, a la depresión económica, a la escasa o nula generación de empleos y a la inoperancia de los cuerpos policiacos, rebasados y en algunos casos hasta coludidos con la delincuencia.

Habló también de la relación de sumisión del Congreso veracruzano con relación a los anteriores gobernadores. El Congreso —dijo— vivía de rodillas frente al gobernador en turno. Se refirió a la principal característica del gobierno que le antecedió: la corrupción y el saqueo.

Recordó que la relación con los ayuntamientos pasó “del enfrentamiento a la coordinación respetuosa. Sus recursos son sagrados, se les han entregado con total puntualidad” (algo que, por cierto, pondríamos en duda dado que algunos presidentes municipales han externado, en corto, su preocupación por el recorte en las participaciones correspondientes a octubre y noviembre, por ejemplo).

Yunes también habló de la emergencia financiera que enfrentaba Veracruz en 2016 y del déficit de más de 20 mil millones de pesos que dejó la administración de Javier Duarte así como de una deuda bancaria y bursátil cercana a los 50 mil millones de pesos. Soy —apuntó el mandatario— “el primer gobernador en los últimos 18 años que no endeudó más a Veracruz; el último había sido el licenciado Patricio Chirinos Calero, ejemplo de austeridad y de honestidad”.

Probablemente el de este jueves fue su último mensaje oficial como gobernador del estado. Ante el Congreso local abordó los problemas de inseguridad y violencia que heredó su gobierno; así como las obras concretadas, aunque en la lista incluyó algunas que no corresponden propiamente a su gobierno, sino a la Federación.

Como sea, Miguel Ángel Yunes cumplió al presentarse al Congreso de Veracruz para rendir cuentas, aunque destinó más tiempo a la crítica y a la denuncia contra su antecesor, por enésima ocasión, que a la explicación del trabajo.

Los legisladores locales, exceptuando a los panistas, reprocharon al gobernador los problemas de inseguridad, pobreza y desempleo que enfrenta Veracruz. Y es cierto, ninguno de esos problemas fue resuelto por el gobierno que está a punto de concluir en Veracruz.

La pobreza sigue igual que en 2016, último año de Javier Duarte; y el desempleo, de acuerdo con datos oficiales, se mantiene en los mismos niveles; no hay inversiones ni apertura de plazas laborales.

La actividad delincuencial está ligeramente menor que en 2016 en algunos delitos, pero el homicidio doloso y el secuestro son rubros en los que no hay avance alguno; de hecho, datos oficiales, del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, revelan que 2017 y 2018 son los años con los peores números en cuanto a casos de asesinato en Veracruz.

Probablemente uno de los pocos temas en los que hay un ligero avance es en la deuda pública, dado que no se contrataron nuevos préstamos a la banca; por otro lado, en la renegociación de la misma se logró ampliar los plazos y bajar los intereses, lo que permitió que el gobierno estatal pudiera disponer de más recursos para su gasto; sin embargo, a pesar de una pequeña reducción, la deuda sigue prácticamente igual.

En el balance habría que recordar que Yunes llegó al cargo de gobernador con las banderas del combate a la corrupción y de la solución a los problemas de inseguridad; en el primer tema se podría hablar de un avance a medias, dado que algunos exfuncionarios de Javier Duarte, señalados como parte del saqueo, no fueron molestados; en tanto que en el asunto del delito, el gobernador que en unas horas dejará el cargo queda mucho a deber. @luisromero85


Este jueves 29 se llevó a efecto la comparecencia del gobernador Miguel Ángel Yunes ante los diputados que integran la Legislatura veracruzana.

El ejecutivo veracruzano realizó un recuento de las lastimosas condiciones en que encontró la administración estatal; se refirió a la deuda pública, a la depresión económica, a la escasa o nula generación de empleos y a la inoperancia de los cuerpos policiacos, rebasados y en algunos casos hasta coludidos con la delincuencia.

Habló también de la relación de sumisión del Congreso veracruzano con relación a los anteriores gobernadores. El Congreso —dijo— vivía de rodillas frente al gobernador en turno. Se refirió a la principal característica del gobierno que le antecedió: la corrupción y el saqueo.

Recordó que la relación con los ayuntamientos pasó “del enfrentamiento a la coordinación respetuosa. Sus recursos son sagrados, se les han entregado con total puntualidad” (algo que, por cierto, pondríamos en duda dado que algunos presidentes municipales han externado, en corto, su preocupación por el recorte en las participaciones correspondientes a octubre y noviembre, por ejemplo).

Yunes también habló de la emergencia financiera que enfrentaba Veracruz en 2016 y del déficit de más de 20 mil millones de pesos que dejó la administración de Javier Duarte así como de una deuda bancaria y bursátil cercana a los 50 mil millones de pesos. Soy —apuntó el mandatario— “el primer gobernador en los últimos 18 años que no endeudó más a Veracruz; el último había sido el licenciado Patricio Chirinos Calero, ejemplo de austeridad y de honestidad”.

Probablemente el de este jueves fue su último mensaje oficial como gobernador del estado. Ante el Congreso local abordó los problemas de inseguridad y violencia que heredó su gobierno; así como las obras concretadas, aunque en la lista incluyó algunas que no corresponden propiamente a su gobierno, sino a la Federación.

Como sea, Miguel Ángel Yunes cumplió al presentarse al Congreso de Veracruz para rendir cuentas, aunque destinó más tiempo a la crítica y a la denuncia contra su antecesor, por enésima ocasión, que a la explicación del trabajo.

Los legisladores locales, exceptuando a los panistas, reprocharon al gobernador los problemas de inseguridad, pobreza y desempleo que enfrenta Veracruz. Y es cierto, ninguno de esos problemas fue resuelto por el gobierno que está a punto de concluir en Veracruz.

La pobreza sigue igual que en 2016, último año de Javier Duarte; y el desempleo, de acuerdo con datos oficiales, se mantiene en los mismos niveles; no hay inversiones ni apertura de plazas laborales.

La actividad delincuencial está ligeramente menor que en 2016 en algunos delitos, pero el homicidio doloso y el secuestro son rubros en los que no hay avance alguno; de hecho, datos oficiales, del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, revelan que 2017 y 2018 son los años con los peores números en cuanto a casos de asesinato en Veracruz.

Probablemente uno de los pocos temas en los que hay un ligero avance es en la deuda pública, dado que no se contrataron nuevos préstamos a la banca; por otro lado, en la renegociación de la misma se logró ampliar los plazos y bajar los intereses, lo que permitió que el gobierno estatal pudiera disponer de más recursos para su gasto; sin embargo, a pesar de una pequeña reducción, la deuda sigue prácticamente igual.

En el balance habría que recordar que Yunes llegó al cargo de gobernador con las banderas del combate a la corrupción y de la solución a los problemas de inseguridad; en el primer tema se podría hablar de un avance a medias, dado que algunos exfuncionarios de Javier Duarte, señalados como parte del saqueo, no fueron molestados; en tanto que en el asunto del delito, el gobernador que en unas horas dejará el cargo queda mucho a deber. @luisromero85