/ miércoles 11 de septiembre de 2019

* Yunes se equivocó

Un par de semanas antes de la elección interna del PAN, un alcalde del partido blanquiazul expresó en una comida de amigos su preocupación por el divisionismo que veía venir por la disputa de la presidencia del Comité Directivo Estatal,

“¿Por qué Yunes no concilió con Joaquín (Guzmán Avilés) y Pepe Mancha para integrar una dirigencia de unidad?”, se preguntaba el edil yunista preocupado por la marcada división que dejó el proceso interno del año anterior anulado por el Tribunal Federal Electoral.

La respuesta la dio el exgobernador este domingo al justificar su voto por Mancha Alarcón: “Pepe fue dirigente del PAN cuando yo gané el gobierno del estado. Y yo soy un hombre agradecido, yo soy un hombre leal, yo no le muerdo las manos a quienes me ayudan. Pepe me ayudó, Pepe fue un buen dirigente, ganamos el gobierno del estado por primera ocasión en la historia, no hay que perderlo de vista”.

Pero, en realidad, el triunfo electoral de 2016 no fue obra de Mancha sino del actual senador priista Miguel Ángel Osorio Chong, como lo acaba de revelar el exgobernador Javier Duarte, pues desde la Secretaría de Gobernación el político hidalguense presionó a los líderes del PRD para que en Veracruz se aliaran con Acción Nacional, dinamitando el acuerdo que Duarte había iniciado con los perredistas para abortar dicha coalición.

De hecho, el exdirigente del PRD, Rogelio Franco Castán, solía jactarse que Yunes Linares había ganado la gubernatura por los 120 mil votos que le aportó el perredismo veracruzano, pues por esa diferencia venció al candidato priista Héctor Yunes Landa.

En pago, Yunes Linares designó a Franco secretario de Gobierno, el cargo más alto que un perredista ha ocupado en una administración estatal.

A Mancha, en cambio, lo mantuvo en la dirigencia del PAN, desde donde le permitió hacer a su esposa Monserrat Ortega Ruiz diputada plurinominal y a su primo Juan Antonio Aguilar Mancha alcalde de Tuxpan, así como recibir para sus recién creadas empresas constructoras contratos millonarios de la SIOP, y del Congreso local un jugoso convenio publicitario que le otorgó el diputado Sergio Hernández en la LXIV Legislatura anterior, cuya Junta de Coordinación Política presidió su protegido.

Y así como incondicionalmente lo apoyó a él en 2016 y en 2018 a su hijo Miguel Ángel Yunes Márquez, Pepe Mancha –a diferencia de Guzmán Avilés– sería en la dirigencia estatal del PAN una pieza manipulable que garantizaría volver a postular a su primogénito a la gubernatura en 2024.

“…Pero antes, en 2021, ganar presidencias municipales, ganar diputaciones locales, ganar diputaciones federales como primer paso para sacar a este pésimo gobierno del estado de Veracruz”, auguraba Yunes horas antes de otra aplastante derrota.

Un par de semanas antes de la elección interna del PAN, un alcalde del partido blanquiazul expresó en una comida de amigos su preocupación por el divisionismo que veía venir por la disputa de la presidencia del Comité Directivo Estatal,

“¿Por qué Yunes no concilió con Joaquín (Guzmán Avilés) y Pepe Mancha para integrar una dirigencia de unidad?”, se preguntaba el edil yunista preocupado por la marcada división que dejó el proceso interno del año anterior anulado por el Tribunal Federal Electoral.

La respuesta la dio el exgobernador este domingo al justificar su voto por Mancha Alarcón: “Pepe fue dirigente del PAN cuando yo gané el gobierno del estado. Y yo soy un hombre agradecido, yo soy un hombre leal, yo no le muerdo las manos a quienes me ayudan. Pepe me ayudó, Pepe fue un buen dirigente, ganamos el gobierno del estado por primera ocasión en la historia, no hay que perderlo de vista”.

Pero, en realidad, el triunfo electoral de 2016 no fue obra de Mancha sino del actual senador priista Miguel Ángel Osorio Chong, como lo acaba de revelar el exgobernador Javier Duarte, pues desde la Secretaría de Gobernación el político hidalguense presionó a los líderes del PRD para que en Veracruz se aliaran con Acción Nacional, dinamitando el acuerdo que Duarte había iniciado con los perredistas para abortar dicha coalición.

De hecho, el exdirigente del PRD, Rogelio Franco Castán, solía jactarse que Yunes Linares había ganado la gubernatura por los 120 mil votos que le aportó el perredismo veracruzano, pues por esa diferencia venció al candidato priista Héctor Yunes Landa.

En pago, Yunes Linares designó a Franco secretario de Gobierno, el cargo más alto que un perredista ha ocupado en una administración estatal.

A Mancha, en cambio, lo mantuvo en la dirigencia del PAN, desde donde le permitió hacer a su esposa Monserrat Ortega Ruiz diputada plurinominal y a su primo Juan Antonio Aguilar Mancha alcalde de Tuxpan, así como recibir para sus recién creadas empresas constructoras contratos millonarios de la SIOP, y del Congreso local un jugoso convenio publicitario que le otorgó el diputado Sergio Hernández en la LXIV Legislatura anterior, cuya Junta de Coordinación Política presidió su protegido.

Y así como incondicionalmente lo apoyó a él en 2016 y en 2018 a su hijo Miguel Ángel Yunes Márquez, Pepe Mancha –a diferencia de Guzmán Avilés– sería en la dirigencia estatal del PAN una pieza manipulable que garantizaría volver a postular a su primogénito a la gubernatura en 2024.

“…Pero antes, en 2021, ganar presidencias municipales, ganar diputaciones locales, ganar diputaciones federales como primer paso para sacar a este pésimo gobierno del estado de Veracruz”, auguraba Yunes horas antes de otra aplastante derrota.

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