Quienes hayan vivido sanamente estarán en condiciones óptimas para disfrutar de una jubilación y no tener problemas como los que enfrentan los jóvenes en la actualidad. Hay gente que le gusta complicarse la existencia y no la disfrutan como debe ser. Nunca aprendieron a vivir y quien no vive con lo poco que tiene menos vivirá si de la noche a la mañana la diosa fortuna le favorece.
En la vida no importa a qué hora llegues, lo importante es llegar hasta donde estés y en plenitud de facultades. ¿Dónde empieza la vejez? Se menciona que la Tercera Edad va de los 60 a los 80 años. ¿Será esto motivo para sentirse inservible? ¡Claro que no! Quienes llegan a esta etapa en plenitud de facultades no tendrán las mismas necesidades de joven, porque ya las saborearon y nadie les contará qué se siente.
La cuarta edad va de los 80 años hasta el ocaso de nuestra existencia. No hay que estar preocupado hasta dónde el Creador nos permitirá llegar. Lo importante es vivir el presente con infinita alegría, porque el hecho de estar vivos es el logro más importante que cualquier persona alcanza. Todavía se puede aspirar a más.
El difunto ya no siente y se le acabó la cuerda de su máquina. Por eso hay que vivir la vida como si fuéramos a una fiesta. Nunca descuidemos nuestra apariencia porque la gente nos tratará según nuestra presentación. Encerrarse a nada bueno nos conduce. Hay que salir y disfrutar porque el agua estancada se pudre y lo que no se usa se oxida. Una buena rutina de ejercicio diario, beber un café con los amigos nos hará sentir como en nuestros mejores tiempos.
No hay que decir que tiempos pasados fueron mejores o mencionar nuestros achaques porque eso no le interesa a nadie. Siempre hay que esbozar la mejor de las sonrisas porque ésta abre puertas. Hay que caminar derecho como un roble para que cuando nos pregunten cómo estamos, con la mejor expresión respondamos ¡bastante bien, muy bien!