Si en vez de ceño fruncido, mis queridos amigos mayorcitos, optan por la risa saludable, visitarían al médico solo de vez en cuando, incluso, los hospitales perderían para ustedes su razón de ser, escribió el doctor Arthur Levy, sicoanalista que exaltaba los beneficios de risa tanto para la mente como para el cuerpo.
El científico en sus conferencias sobre la salud de la risa, terminaba su charla con la siguiente frase del Rey Salomón Un corazón alegre es la mejor medicina. Otro siquiatra, Pierre Vachete, inspirado en este apotegma salomónico, organizaba sesiones de risa para enfermos terminales, en el Instituto de Sicología de París.
En estas sesiones —durarían más de diez años con magníficos resultados— los pacientes eran estimulados a reír escuchando grabaciones de risa.
También, los integrantes del Comité de Educación de la Sociedad Médica de Illinois, consideraban la risa para mejorar la salud mental, física y prolongar la vida, ya que posee un rápido y profundo efecto sanador sobre casi todos los órganos, muy especialmente sobre las glándulas endocrinas y el sistema nervioso.
También sobre la risa, se dice que beneficia al estómago, hígado, páncreas, bazo e intestinos pues la risa aumenta las secreciones de los jugos digestivos, además ejerce un buen efecto sobre la circulación aumentando la tensión arterial en la hipotensión y descendiéndola en la hipertensión.
En fin, la risa parece ser el remedio idóneo para fortalecer cuerpo y espíritu, por ello Voltaire escribió que la risa contiene un elemento de alegría totalmente compatible con la salud e incompatible con los malos humores, causantes de todas nuestras enfermedades.
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