“La literatura es tránsito y, asimismo,voluntad de permanencia: cada obra valiosa es a un tiempo, un altoy un punto de partida…”; esa es la idea de Octavio Paz sobrelas letras, sobre la literatura.
En este cuarto tomo de sus obras completas tituladoGeneraciones y semblanzas. Dominio mexicano, el gran poetaaborda las letras mexicanas y también nos dice: “Al escribirsobre los autores de mi país no me propuse trazar una teoría osiquiera esbozar una historia de la literatura mexicana; estosensayos y notas son las huellas y los ecos de mis afinidades y misdiferencias, entusiasmos y curiosidades…”. Octavio Paz, losabemos de sobra, es el exponente máximo de las letras mexicanas yuno de los más grandes escritores de la lengua española. Sulucidez, su dominio de la palabra, su agudo sentido crítico y sualtísima sensibilidad, hacen de él y su obra, una de las másgrandes proezas escritas de todos los tiempos.
Paz, a diferencia de muchos otros escritores nacionales, es unser universal. Nada escapaba a su curiosidad o a sus intereses. Deigual manera hablaba de nuestro pasado prehispánico que de lasvanguardias pictóricas del siglo XX; de la misma forma que hablabade Sor Juana Inés de la Cruz lo hacía de André Breton. Él,junto a un puñado más de intelectuales, fundó dos de las másgrandes revistas que ha tenido nuestro país: Plural y Vuelta. Él,al lado de escritores comprometidos, viajó en 1937 a oponerse alfranquismo en la España en guerra. Él, solo, enfrentó algobierno mexicano y renunció a la embajada de México en la Indiadespués de la matanza del 2 de octubre en Tlatelolco.
Este tomo reúne todos los ensayos, artículos, reseñas y notasque el poeta escribiera alrededor de los escritores mexicanos.Podría parecer que Paz siempre tuvo los ojos puestos en laliteratura universal y que poca importancia prestó a suscontemporáneos, sin embargo, con este volumen queda demostrado quePaz fue un lector atento de los que lo rodeaban y, aún más,escribió loas sobre aquellos que lo denostaban.
Por ejemplo, durante mucho tiempo, sino es que todavía ahora,siempre había una disyuntiva: o se era lector de Paz o se era deJaime Sabines. Siempre se mantuvo esa disociación como si quienleyera a uno no pudiera leer al otro. Cierto es que los dos sonpoetas muy diferentes y que sus estéticas se encuentran en puntosopuestos; pues bien, en este volumen podremos leer unas páginasque el Premio Nobel dedica a Sabines y en las que dice que es unode los más grandes poetas de México: “un poetaextraordinario”.
Como podrá ver el lector interesado en este libro, Paz fue unatento lector de la literatura mexicana. Podremos leer aquíensayos dedicados a Ibargüengoitia, Rulfo, Alarcón, Revueltas,Arreola o Rossi. Para aquellos que pensaban que Paz sólo hablabade poetas franceses o ingleses, este tomo les permitirá ver a ungran poeta convertido en un gran lector de los suyos y de sulengua.
*Colaborador