El versador xalapeño Kamál González triunfa en el extranjero

Maribel Sánchez

  · viernes 6 de enero de 2017

Por tercer año consecutivo, el músico y versador popularxalapeño Kamál González fue el único representante de Méxicoen el Séptimo Encuentro Internacional de Payadores de San José deMaipo, en Chile, evento que reúne a los mejores improvisadores delverso de 9 países de Latinoamérica: Argentina, Uruguay, Brasil,Puerto Rico, Cuba, Colombia, Perú, México, y por supuesto, elanfitrión.

En esta celebración, Kamál tuvo controversias con otrosimprovisadores, quienes, como él, privilegian la palabra y lacomposición.

Tras su exitosa presentación en el extranjero, el poetaconcedió una entrevista a Diario de Xalapa en laque explicó que existen diferentes estilos musicales queacompañan a los improvisadores. Está  el punto cubano, el seisen Puerto Rico, el canto de mejorana en Panamá, la paya  omilonga en el Cono Sur y,  en México, el son jarocho, el sonhuasteco y el son arribeño.

Él se enfoca en la tradición del son jarocho —toca laguitarra de son y la jarana— y dentro de ésta, se ha adentradoen la faceta de la improvisación de estrofas  poéticas, como laquintilla, la sextilla, la redondilla o la décima.

Lograr destacar en esta área ha requerido enfrentarse a variosretos. El primero, encontrar espacios dentro y fuera de Veracruz donde quienes hacen el verso improvisado puedan reunirse.

La improvisación, afirma Kamál,  se da de manera informal, enla casa de los amigos, y eso ayuda pero no es suficiente.

Precisa que “casi no hay espacios. Y en Veracruz, el sonjarocho ha despegado bastante; tiene un a gran fuerza. Se toca enel país y fuera de él. Ha logrado evolucionar el zapateado, lamanera de cantar y de tocar, y hasta la construcción de losinstrumentos. Sin embargo, la figura del versador se ha idoquedando atrás. Son pocas las personas que improvisan.

El pivote del son jarocho es el fandango, es lo que le dafuerza, pero en el ámbito del fandango no hay controversia entredos personas planeada como una muestra escénica”.

A nivel nacional, apenas el año pasado, en Colima, se realizóel primer Encuentro Nacional de Versadores y en Veracruz está elEncuentro de Jaraneros de Tlacotalpan con un foro para decimistas,pero se las aprenden, las recitan  y ahí mismo las leen. No hayespacio donde diferentes improvisadores jarochos propicien eldiálogo —controversia o contrapunto—.

Otro reto, ya enmarcado en el ámbito internacional, es buscarla oportunidad de adentrase en los encuentros a los que sólo soninvitados improvisadores  que se han consagrado en esteámbito.

En ese sentido, él no se asume como un improvisador consagradosino como alguien que se ha ido abriendo camino.

Pese a las dificultadas, a sus 34 años, Kamál desea continuaren el sendero de la versada. Para ello, se mantiene informado, continúa su preparación en el buen uso del lenguaje, elincremento del acervo de palabras y en la profundidad dellenguaje.

Para él, ser versador es  asumirse como un juglar, como elencargado de transmitir a la sociedad lo que pasa y provocar lareflexión.

Busca con su hacer transmitir al pueblo un sentido más amplio de lo que puede significar la vida, la naturaleza, la tierra;hablar de los asuntos cotidianos. “Es un compromiso social muygrande porque es la palabra la materia prima”.

Kamál González trabajará este año en su segundo materialdiscográfico; el primero fue Orígenes, y fue elresultado del aprendizaje que tuvo con Ramón Gutiérrez, del grupoSon de Madera, con quien ha mantenido estrecha relación desde hace14 años; con Marisol Gayosso, Daniela Meléndez, los hermanosDomínguez —Julio y Mauro—, Samuel Aguilera y FernandoGuadarrama.   A ellos, declara, los toma como sus maestros ysigue su andar.

Además del disco, otro de sus planes es generar una red deversadores y buscar espacios para que no se extinga esta práctica,como sí sucedió en Occidente, donde improvisadores de estrofas deColima, Jalisco y Michoacán sólo se sabe que existieron porque hay textos y registros que así lo evidencian.

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