“El arte es un acto de resistencia, un elemento fundamental a la hora de construir tejido social y la única manera de enfrentar situaciones de violencia tan duras para el ser humano”, declaró en entrevista con Diario de Xalapa Anamarta de Pizarro, directora del Festival Iberoamericano de Teatro, el cual se celebra de manera bianual en Bogotá, la "Capital mundial del teatro".
Con nostalgia, pero también con alegría por los avances que ha habido en Colombia, Anamarta rememora que si bien su nación ha vivido las distintas formas de violencia, lo que más le ha afectado es haber presenciado cómo los jóvenes eran atraídos al camino del narcotráfico u obligados a sumarse a los grupos paramilitares.
“No se podía objetar. Simplemente se los llevaban. Desde lo que yo hago, considero que se puede denunciar y también ayudar; claro, siempre cuidando la vida. No hace mucho, acompañada por artistas reconocidos mundialmente, pudimos acercar obras circenses y de teatro a quienes estuvieron en los corredores de la coca, donde presenciaron masacres y peleas permanentemente.
La Fura dels Baus, compañía española, trabajó en esa zona y los resultados fueron muy satisfactorios. Los chicos no solamente se volvieron más sensibles sino que mejoraron su capacidad artística. Ellos tuvieron la oportunidad de convivir con uno de los directores más importantes del mundo del teatro de calle.
El hecho de saberse importantes, de saber que están vivos, de saberse visibles, les ha llegado a algunos a salvar la vida.
Es difícil describir lo que reflejan sus rostros cuando ven un espectáculo, pero para muchachos que vienen de la selva, estas experiencias propician que sus mundos adquieran nuevos panoramas. Yo mantengo contacto con ellos y puedo asegurar que cuando regresaron de la selva, se pusieron a trabajar en forma.
Estoy convencida, por lo que ha vivido Colombia, que sí hay muchas formas de atraer a los jóvenes hacia el teatro, la danza, la música... atraerlos para que le den valor al trabajo honesto y, ¿por qué no?, para que encuentren en el mundo artístico una opción de vida”.
AUDIENCIAS
Con respecto al tema de los públicos, que ha sido una problemática en distintos países, Anamarta declara con orgullo que en Bogotá han logrado atraer a mucha gente a las actividades artísticas. Acepta que no ha sido sencillo, pero los resultados pueden ser corroborados: “Ha habido ocasiones en las que ya tenemos a la venta los boletos sin dar a conocer a los invitados al Festival Iberoamericano de Teatro y aun así los compran. Hay un voto de confianza de parte del público y nosotros lo agradecemos programando espectáculos de calidad, pensando en todos. Por eso es tan ecléctico este encuentro, porque lo fundamental es el público. Hay funciones para personas que tendrán su primer acercamiento pero también para otros que piden algo tradicional o contemporáneo.
DISMINUCIÓN DE LA VIOLENCIA
Hoy puedo decir que el 55 por ciento del presupuesto del Festival Iberoamericano, que dura 17 días cada dos años, con ocupación de todos los teatros de Bogotá y también sus calles, está sostenido por las boletas de la taquilla. Nosotros nos preocupamos y ocupamos en cubrir todos los gustos”.
En opinión de la gestora y programadora, “México tiene muy buenos artistas y podrían contribuir a disminuir los índices de violencia con programas especiales, pero no pueden solos, necesitan que el gobierno ponga de su parte para acercar a las personas a las ‘cajas negras’, donde pueden pasar cosas tan interesantes como aleccionadoras o fantásticas”.
