Sebastián Fund, uno de los jóvenes con mayor presencia en el área del grabado realizado en México, trabajó en los últimos meses una serie de piezas en torno al erotismo y la animalidad, en las que además se da oportunidad de explorar con el color, algo que si bien ya había hecho en anteriores ocasiones, esta vez, lo efectúa con una mayor intensidad.
De Boca Sorda, que aún está en proceso, el artista expondrá 16 piezas en el formato que ha venido trabajado en los últimos tres años, grande, de 1 metro 20 cm x uno 10 cm.
Las obras, compartió en entrevista, podrán ser conocidas a partir del 14 de diciembre a las 19 horas en Brújula, espacio alternativo ubicado en Mariano Escobedo número 11, colonia 6 de Enero, en Zoncuantla.
La exposición estará acompañada de un texto de sala escrito por IV, quien apunta: “La boca es un orificio y también una orilla donde revientan los aullidos provenientes de una misteriosa oscuridad. La sordera puede ser mirada –más allá de la visión hegemónica– como una identidad de la lengua.
Así, Boca Sorda de Sebastián Fund, (nos) susurra un estado de particular alerta, de escucha al lenguaje interno; un gesto de silencio para reconocer lo animal que puede trasmutar las contradicciones humanas.
En este espacio de naturaleza embriagante, los sellos y huellas antropomorfas de lobos, pájaros, máscaras, toros, se definen mezclándose a un ritmo provocadoramente íntimo”.
También se detiene en las texturas y dimensiones, las cuales, considera, son una invitación a profundizar la mirada, más allá de lo evidente, y quizás “descubrir nuevos rostros, aquellos que nos hablan de nuestros sueños, esos que se inflaman, hierven y bullen… Esos que a veces no nos permitimos recordar”.
Sebastián Fund (1985) suma ya más de cuarenta exposiciones colectivas, nacionales e internacionales, pues su trabajo ha resultado de interés para otros artistas y gestores culturales de Oaxaca, Chiapas y Ciudad de México, pero también de Japón y La Habana.
SEMBLANZA
Los resultados que tiene ahora no son producto de la buena suerte, sino de un trabajo constante que tiene unos pilares bien cimentados.
Y es que inició su primer acercamiento a las artes plásticas a la edad de seis años en el “Taller de escultura en barro” del maestro guatemalteco Edgar Swartz, en Tepoztlán, Morelos.
Posteriormente, en su adolescencia, comenzó a experimentar con la pintura. En 2009 ingresó a la “licenciatura en Artes Visuales con perfil en Grabado” en la Facultad de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana, de la que egresó en 2014.
Ha sido becario del Instituto Veracruzano de la Cultura, en su programa Jóvenes Creadores, en los años 2010 y 2012. En el año 2013 realizó una estancia de producción en la Universidad de las Artes (ISA) en La Habana, Cuba, donde participó en el “Taller en Piedra Alemana” del maestro Osmeivy Ortega.
Su amplia producción en el grabado cubre ocho técnicas: linóleo, xilografía y punta seca, las cuales utiliza desde el año 2005; aguatinta y aguafuerte, que domina desde el año 2007; colografía, litografía y chine-collé, con las que experimenta desde el 2011.
La producción más reciente resulta de la hibridación de la xilografía, la colografía y el chine-collé, generando piezas en gran formato dotadas de una identidad propia y una expresividad sugerente.
