Boca del Río, Ver.- El viernes 18 de octubre marca el debut del formidable violinista de origen ruso Philippe Quint en el Foro Boca, como solista de la Orquesta Filarmónica de Boca del Río y bajo la dirección del internacionalmente célebre maestro mexicano Jorge Mester. Este aclamado artista tendrá bajo su responsabilidad la ejecución del Concierto para violín de Samuel Barber, en programa que se complementa con El buey sobre el tejado de Darius Milhaud y la Sinfonía número 7 en La mayor de Ludwig van Beethoven. Como es costumbre, la audición inicia a las 20 horas, con charla de apreciación previa a cargo del autor de esta redacción, desde las 19 horas y para el cual el acceso no tiene costo.
UN VIRTUOSO
Desde su irrupción en el panorama internacional, Quint ha deslumbrado a la crítica y público por sus habilidades e intuición. De origen ruso (nació en Leningrado, hoy San Petersburgo) y naturalizado estadounidense, ha sido nominado en numerosas ocasiones para los premios Grammy, se aboca al redescubrimiento de obras que permanecían en el olvido y ha generado una impresionante discografía. En su agenda 2019 tiene compromisos con orquestas de Baltimore, Carolina del Norte, Bournemouth, Bilbao, Louisiana, Singapur, Tailandia y Boca del Río, bajo la batuta de maestros tan importantes como Andrew Litton, Steven Sloane, Carlos Miguel Prieto, Rune Bergmann, Jorge Mester y Carolyn Kuan.
Hizo su debut orquestal en la edad de nueve años y, después de emigrar hacia Estados Unidos, obtuvo títulos de Licenciatura y Maestría por la Juilliard School de Nueva York. Sus mentores en Norteamérica han sido pedagogos de la talla de Dorothy Delay, Cho-Liang Lin, Masao Kawasaki, Isaac Stern, Itzhak Perlman, Arnold Steinhardt y Felix Galimir. Interpreta en un instrumento histórico, un violín manufacturado en 1708 por el legendario luthier Antonio Stradivari.
LAS PARTITURAS
El buey en el tejado fue producto de la estancia del maestro francés Darius Milhaud (1892-1974) en Brasil durante dos años. Escrita en 1919, en esta obra se condensa la idea de que el desparpajo era un buen antídoto contra las tensiones sociales y el sombrío panorama político europeo, luego de la finalización de la Primera Guerra Mundial. En su atmósfera regocijante hace referencia a las formas bailables sudamericanas incluyendo, desde luego, las brasileñas.
El Concierto para violín de Samuel Barber (1910-1981) es una de las obras más difundidas de este autor norteamericano. Obra sin complicaciones y en un lenguaje sonoro por demás tradicional, el violinista asignado para la primera audición no se mostró satisfecho con la partitura, de modo que el estreno se dio con Albert Spalding como solista de la Orquesta de Filadelfia, en febrero de 1941. A partir de entonces, se hizo tremendamente popular y se convirtió en favorita de muchos violinistas de gran renombre.
Por lo que respecta a la Sinfonía 7 de Ludwig van Beethoven (1770-1827), fue estrenada en diciembre de 1813, en Viena, y a partir de esa jornada no ha dejado de ejercer una muy justificada fascinación en el público de todas latitudes. El operista alemán Richard Wagner le describió como “la apoteosis de la danza”, dado su formidable poderío rítmico y sonoro, y en su vorágine final conduce a todos hacia una atmósfera tan intensa que sólo es comparable a la coda de la Novena sinfonía del mismo autor.
En su primera audición, esta Séptima sinfonía, fue tan entusiastamente recibida que se hizo necesario repetir el segundo movimiento y actualmente se erige como un prodigio en la historia de la creatividad musical del siglo XIX.
