Xalapa, Ver.- Cincuenta años como declamadora celebrará la poeta xiqueña Georgina Báez Yobal, quien se inició a los cinco años en ese arte, que le llevó a escribir sus primeras poesías a los 8 años. Hoy con un libro publicado por la Editora del Gobierno del Estado, uno más listo para ser editado en nahuatl, castellano e inglés, cuatro discos en los que combina melodías populares y sus poesías, rememora que ha sido el amor a su pueblo y sus raíces que le han dado la inspiración para escribir alrededor de 200 poesías.
En 2016, el municipio de Xico la nombró “Poeta Xiqueña" y colocó una placa en su domicilio en ese Pueblo Mágico, en cuya página muy pronto estarán sus poesías declamadas por ella misma, lo que le llena de orgullo. A Xico, Gynna, como cariñosamente le llaman amigos y seguidores, le ha escrito tres: Semblanza Xiqueña, Xico de mis recuerdos y Al toque de las campanas, en los que destaca su amor a su pueblo, a su gente, a los paisajes, tradiciones, costumbres y gastronomía.
La maestra Báez Yobal prepara cada año a alrededor de 5 mil niños y jóvenes de todos los niveles educativos en declamación, oratoria e interpretación del Himno Nacional, de entre los cuales han surgido primeros lugares nacionales, estatales y regionales, de ahí los más de 500 reconocimientos que ha recibido en los concursos a los que a llevado a triunfar a sus alumnos.
Mujer sencilla, amistosa, generosa y muy sensible, ha sido invitada a dar recitales a Estados Unidos; en el Museo Mexicano de San Francisco, California. En Palo Alto, California, en la Universidad de Stanford tomó parte en el homenaje al científico mexicano Alberto Báez, padre de la cantante Joan Báez. En Suffern, Nueva York, fue invitada a dar un recital de poesía mística en el Monasterio Tagaste, pero de todos estos viajes recuerda con especial cariño cuando tuvo la oportunidad de cantarle al Papa Benedicto XVI en Roma.
Huérfana de padre a los 9 años, Gynna tuvo que conjugar estudios con trabajo doméstico para poder ingresar al Conservatorio de Música de la Universidad Veracruzana, donde obtuvo el primer lugar en vocalización y solfeo, sin embargo la falta de recursos le obligó a dejar la carrera en el octavo semestre. Concluyó la licenciatura en Educación Preescolar por la Universidad Pedagógica Nacional, que desarrolló en diversas comunidades de Xico, como Tlacuilolan, cuando sólo había una corrida al día de servicio urbano.
Fue su padre Mauro Báez Bueno quien le inculcó el amor al canto y a la declamación y quien la preparaba para que desde los 5 años se subiera al estrado a mostrar sus aptitudes, desde entonces también se enamoró del canto en náhuatl, gracias a la enseñanza de su tía Enriqueta Izaguirre.
Actualmente graba su quinto disco en el que interpreta melodías populares que combina con fragmentos de sus poemas. Tiene terminado su libro Suspiros poéticos y prepara uno más con diez poemas en náhuatl, español e inglés, con la traducción al náhuatl del maestro Mario Millán Soto.
Entre sus próximos recitales están los que ofrecerá en el museo del Palacio Nacional, dice la poetisa xiqueña, quien se declara enamorada de su pueblo, de sus paisajes y tradiciones que se quedaron grabadas en su mente y su corazón.