Hoy recordamos la figura de uno de los grandes intelectuales mexicanos del siglo XIX, Guillermo Prieto, quien tuvo un papel destacado en las letras, el periodismo y la política. Él nació el 10 de febrero de 1818 y escribió una rica y voluminosa crónica de su estancia en Xalapa a la que llamó “Excusión”, dirigida a su amigo Ignacio Ramírez y publicada inicialmente en la Revista Universal.
En el texto narra que abordó el ferrocarril que lo dejó en Perote para luego tomar una diligencia a Xalapa; para ese momento había regresado a la vida política, era diputado por el Distrito Federal, contaba con 57 años, destacaba como un reconocido periodista, poeta y escritor, se encontraba viudo y había decidido pasar unas vacaciones en esta ciudad.
Se hospedó en el Hotel Veracruzano, en lo que hoy es el emblemático Centro Recreativo Xalapeño; no perdió tiempo y antes de recibir la visita de distinguidos personajes le envió a su gran amigo “El Nigromante” una carta de coplas de una extensión mayor a siete páginas donde describió las bellezas naturales a su paso por San Miguel del Soldado. Su llegada causó revuelo debido a su reconocida trayectoria. Fue visitado incluso por el gobernador; en otra de sus cartas menciona haberse asomado al ventanal para tener una impresión general de sus habitantes; de momento no encontró algo de relevancia, vio pasar a hombres en manga de camisa, de clase media, con sus sacos rabones; irrumpió esa descripción general al ver a una mujer.
Después, entre visitas y amenas charlas, se interesó por los métodos educativos que se impartían. Recorrió escuelas públicas y privadas, subió y baja las cuestas de la ciudad, lo que le provocó por momentos fatiga, pero a pesar de su cansancio admiró los paisajes que le brindó la ciudad.
Sintió curiosidad que expresó en varias de sus cartas cuando mencionó la pujante industria algodonera; visitó la fábrica de El Dique, la de Sayago y la de Landero; le emocionó el ferrocarril con tracción animal, pero también se quejó de las calles: “… serranía hipócrita que ha dado esta población en llamar calles…”. Pero luego vuelve a la cordura, se reconcilia con la ciudad cuando va con sus amigos al Teatro de las Zarzuelas. Asiste a tertulias donde ofrece la lectura de sus composiciones poéticas.
Sus cartas fueron publicadas en Una excursión por Xalapa 1875, de 359 páginas; destaca la descripción de los lugares, las historias y leyendas que le cuentan, pero sobre todo habla fascinado de las mujeres xalapeñas.
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