Filogonio Velasco Naxín (1986) nació en la comunidad de Mazatlán Villa de Flores, Oaxaca, en una casa humilde en la que no había mayores aspiraciones que vivir el día a día. Hijo de un padre alcohólico y una madre campesina, tuvo una infancia difícil, especialmente en el área educativa, donde le tocó tener a profesores que aún creían que “con sangre las letras entran”. Además, sentía que no pertenecía a ese mundo, porque al ser hablante de mazateco sólo acudía a la escuela a observar y a hacer líneas en su cuaderno porque no comprendía lo que le decían sus maestros.
En entrevista con Diario de Xalapa, rememoró que ese fue uno de los motivos que lo acercaron al dibujo, el cual considera su segunda lengua, porque a través de él empezó a comunicarse con quienes hablaban español, idioma que después aprendió, a los 14 años.
Hoy, con apoyo de varias personas, a las que recuerda con cariño, Filogonio vive dedicado a las artes plásticas y visuales. Pinta con técnicas como el acrílico, óleo y acuarela y, en la gráfica, ha explorado el aguafuerte, la punta seca, el linóleo y la litografía en piedra. Más recientemente, trabaja la cerámica y la escultura.
Con una educación formal obtenida en la Facultad de Bellas Artes —es licenciado en Artes Plásticas y Visuales por la Universidad Autónoma Benito Juárez, de Oaxaca—, ha logrado destacar también por contribuir a la reivindicación de la cultura y la lengua mazateca, a través de la recopilación de los cuentos y leyendas de su tierra, los cuales fueron publicados por el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas en 2015.
Filogonio es autor del libro bilingüe Minu xi kuatsura chichjána, Kui anima xi bantiy ayajura. Qué cosa dice mi tata. Seres que se transforman, y su obra ha sido compilada también en Arte y Memoria Indígena de México, libro del acervo de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI); así como en la revista Cultura Urbana, de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.
Actualmente trabaja en la elaboración de otros libros, con la intención de que se formen pequeñas bibliotecas que sean accesibles para los niños y jóvenes.
“Para que se sientan contentos y motivados. Para que no dejen de hablar su lengua materna, para que sientan arraigo”.
EXPOSICIONES
La obra de Filogonio ha sido exhibida en distintas partes de México, en sitios como el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, en el Centro Cultural Casa Talavera, el Museo Nacional de las Culturas del Mundo del Instituto Nacional de Antropología e Historia y el Museo Nacional de Culturas Populares. Hoy, una selección de sus piezas puede ser conocida en Xalapa, en el Centro Recreativo, sitio donde ayer fue inaugurada Ndiya ku jkín tjaba tajá (El camino de las escamas), compuesta por acuarelas, acrílicos, monotipos y grabados en técnicas como aguafuerte, aguatinta, linóleo y punta seca. En esta selección es posible conocer las temáticas que le interesan, que van desde problemáticas sociales hasta animales fantásticos, pasando por paisajes surrealistas.
“El camino de las escamas es un título simbólico que tiene que ver con los caminos de mi vida. Y algo que incluyo son palabras y frases en la lengua mazateca, como acto de resistencia, para que este idioma lo sigan conociendo y aprendiendo, y no quede en el olvido, como sí ha sucedido con muchas otras lenguas indígenas de México”.
EDUCADOR
Otra de las facetas de Filogonio Velasco Naxín es la de educador. Él asume un compromiso social, motivo por el cual ha impartido talleres gratuitos de dibujo y pintura en su comunidad, pero también en otros lugares de Oaxaca y en la Ciudad de México, donde el próximo 3 de agosto inaugurará un centro de las artes para niños migrantes.
Lleno de proyectos, sueños y con la alegría de saber que ya viene en camino su tercer hijo, Filogonio cree en el arte como potente transformador social.
“El arte es un lenguaje muy amplio y es la parte sensible del ser humano. En ese aspecto, un verdadero artista debe percibir lo que sucede en su tiempo. No se trata de divagar o hacer cosas fantasiosas. Acepto que es válido, pero en mi caso, no puedo hacer a un lado la violencia o la insensibilidad. El arte es la manera que tengo de contribuir a mejorar el lugar que me tocó habitar”.
“El arte es un lenguaje muy amplio y es la parte sensible del ser humano. El arte es la manera que tengo de contribuir a mejorar el lugar que me tocó habitar”