Don Cirilo Promotor Decena (Tlacotalpan, Veracruz, en 1927), músico tradicional y protagonista del movimiento jaranero que impulsó el son jarocho de la región de la Cuenca del Papaloapan ante el mundo, ha fallecido, revelaron sus familiares. Fundó el Conjunto Tlacotalpan, grupo de son jarocho que continuó en activo hasta 2006. Otro de sus grandes proyectos fue la Casa de Cultura “Agustín Lara” de Tlacotalpan.
Don Cirilo fue ejecutante de la jarana y el requinto jarocho desde los seis años, con lo que logró una gran maestría en estos instrumentos. En 2007 el gobierno del estado de Veracruz le otorgó la Medalla Andrés Vega Delfín en el marco del Encuentro Nacional de Jaraneros y Decimistas.
A partir de 1957 se dedicó al arte de la laudería, actividad por la que fue galardonado con el Premio Grandes Maestros del Arte Popular Mexicano del Fomento Cultural Banamex en 1996, bajo la categoría de Madera y la especialidad Instrumentos Musicales.
Otro de sus grandes proyectos fue la Casa de Cultura “Agustín Lara” de Tlacotalpan, la cual fundó hace 35 años y fungió como sede de su taller de jarana y requinto. Con esta labor inició varias generaciones de músicos tradicionales y fue mentor de los sonidos del grupo Estanzuela.
Don Cirilo participó en diversas grabaciones, de las cuales actualmente se sigue promoviendo el fonograma Pilares del viejo son. Legado de don Cirilo Promotor y Evaristo Silva, editado por el Programa de Desarrollo Cultural del Sotavento.
Hablar de don Cirilo es hablar de la historia del son jarocho. Considerado uno de los tesoros vivos de la tradición en México, fue galardonado por parte del gobierno federal con el Premio Nacional de las Ciencias y las Artes 2009, en la categoría de Tradicionales Populares por su gran trayectoria y labor.
Investigadores, antropólogos e historiadores se documentan con sus referencias históricas sobre el son jarocho y, atraídos por las tradicionales Fiestas de la Candelaria, llegan a Tlacotalpan buscando el legado de don Cirilo Promotor como testimonio de las experiencias que el fandango campesino ha dejado.
