Orizaba, Ver.- Además del Museo Rafael Guízar y Valencia, ubicado en la ciudad de Xalapa, existe en el estado de Veracruz otro espacio dedicado al arte sacro, el Museo Religioso San Antonio, el cual permanece abierto todo el año, en Poniente número 8, en el municipio de Orizaba.
El Museo, que el próximo 23 de marzo cumplirá cuatro años de inaugurado, cuenta con 10 salas, en un recorrido que da oportunidad de conocer la historia e importancia de las diversas órdenes religiosas que ocuparon el valle. Hay, además, pinturas de Gabriel Barranco, reliquias de cuatro mártires y una muestra del proceso de restauración de figuras religiosas en los Talleres Barcelona.
Los representantes de la diócesis de Orizaba enfatizan que lo resguardado en el recinto va más allá de las creencias distintas al catolicismo, “porque son parte del surgimiento de una ciudad y una muestra de cinco siglos de arte”.
Explican que aproximadamente en 1536 comenzó el proceso de evangelización de la región central de Veracruz, tras la conquista española, de tal manera que la construcción de los primeros edificios católicos y el resto del valle plasman distintivos de ese sincretismo que surgió de la fusión de la cultura nahua mesoamericana y la europea dominante.
El periodo colonial afianzó entre los pobladores su fe entre tradiciones, ajuares y expresiones arquitectónicas.
Quien visita el Museo halla a su ingreso una placa en memoria de Antonio de Sesma y Alencastre (1754-1830), quien brindó sus servicios a la nación en cumplimiento de la intendencia general del Ejército Insurgente conferido por José María Morelos y Pavón, en 1812. Este reconocimiento se debe a que la capilla de San Antonio fue construida por la familia de este personaje, nieto de la marquesa de Sierra Nevada. La primera sala está dedicada a contar sus orígenes y su vida.
ARTE Y FE
En las siguientes salas, el público puede observar parte del acervo de Gabriel Barranco, artista que se centró en plasmar motivos religiosos en sus obras, las cuales fueron incorporadas a las colecciones de la iglesia del Calvario y de la de San Miguel, que hoy es la catedral de la ciudad. Mención especial merecen los cuerpos de cera de algunos santos y la historia arquitectónica de cada una de las parroquias del valle.
El recorrido concluye con una recreación de los Talleres Barcelona, pequeña compañía que funcionó en Orizaba durante 70 años, al mando del pintor y restaurador español José Coll i Plana y su familia.
En estos Talleres, apunta el texto de sala, aproximadamente cien empleados elaboraban imágenes para templos, con las enseñanzas de José Coll, quien antes de llegar a México se desempeñó como delineador, pintor y decorador en los talleres de talla de madera del que ahora es conocido mundialmente como el Museo de los Santos de Olot.
La visita al Museo Religioso es una buena opción para quienes estén próximos a visitar Orizaba o quienes aun viviendo en la región no han tenido oportunidad de recorrer el espacio. La entrada es libre de costo.
