/ martes 10 de marzo de 2020

Obra de artistas veracruzanas empieza a ser valorada, pero todavía falta más

Guillermina Ortega lamenta que en Xalapa las galerías institucionales no promuevan por igual la obra de hombres y mujeres

Xalapa, Ver.- “En Veracruz no hay buenas mujeres artistas” es una frase que Guillermina Ortega pronuncia al rememorar lo dicho de manera pública por un reconocido pintor. Aunque prefiere no decir el nombre, lo hace para puntualizar que en la entidad hay muchas mujeres talentosas que durante un tiempo no fueron tan visibles, “pero hoy, algo está pasando y la obra de mujeres es vista y valorada cada vez más”.

En entrevista, la gestora y artista plástica y visual con más de 30 años de trayectoria comparte que marchó con plena convicción el 8 de marzo y manifiesta que con el paro nacional de mujeres, su deseo es la consecuencia sean logros que se sumen a los ya establecidos.

Son dos días especiales, pero debe haber claridad: por los pequeños logros se tiene que trabajar individual y colectivamente todo el tiempo. No nos debemos confiar.

Guillermina Ortega, quien se asume feminista, es conocida por la producción de obra enfocada primordialmente a los temas de la descolonización del cuerpo de las mujeres y del ser; el valor del linaje matriarcal en los pueblos originarios, y el tema de la desaparición de los cuerpos en el contexto mexicano, como reflexión del valor sagrado de la humanidad.

Mujer de espíritu libre, adquirió su formación en La Esmeralda. Su trabajo lo ha desarrollado en la Ciudad de México, en su municipio de origen, Poza Rica, así como en Papantla, puerto de Veracruz y, más recientemente, en Coatepec y Xalapa, en este último lugar, asegura, es donde más conflictos ha tenido para exponer.

“Entiendo que cada ciudad tienen su propia manera de actuar, sobre todo en la vida cultural, pero exponer en Xalapa es muy complicado y el arte que se promueve, en su mayoría, es de varones. Como gestora, sé que cualquier artista puede acceder, por derecho, sin importar si se es hombre o mujer, pero por principio, las solicitudes que uno hace a espacios culturales deben ser respondidas, así sea una negativa. En los espacios muy prestigiados siempre hay lista de espera, lo que no hay es una respuesta”.

CARGA SIMBÓLICA

Aunque la artista afirma que en las galerías independientes sí hay mayor apertura, lamenta que no suceda lo mismo en las institucionales, donde pareciera que aún no se percatan del tiempo en el cual estamos viviendo. Cree que es algo velado, invisible y que está normalizado.

El arte hecho por mujeres ya trae una carga ideológica fuerte, además, existimos mujeres que hacemos un arte feminista, sabemos de lo que estamos hablando: el sistema consiste en la existencia de un producto artístico de las mujeres feministas, luego cómo lo reciben los espacios culturales y después vienen los públicos; si esa triada no funciona, todo se detiene, y poco se habla y se escribe sobre esto.

En Xalapa, apuntó, "una de las carencias es que casi no se hacen curadurías, porque en casi todas las galerías las exposiciones ya vienen en paquetes del centro del país.

Y no es crítica, porque si estamos en un momento de bajos presupuestos hay que ahorrar, sin embargo, sí creo que a veces se cierran a ideas y curadurías nuevas”.

MIRADA FEMENINA

En un estado que describe como sumamente machista, Guillermina comparte que ella no hace nada al azar: “Todo lo que hago en arte tiene una carga simbólica muy fuerte y va a afectar, desde un dibujito hasta una instalación de gran formato”. En general, explica que le apasiona hacer símbolos de la mujer.

“Tuve un embarazo de alto riesgo y entonces mi obra conceptual fue sobre gestación. Tuve que hacer cambios muy radicales en mi manera de hacer arte. Entonces, conforme he ido viviendo experiencias personales, claro que he ratificado el feminismo. Además, está otro punto destacable, la edad es muy estigmatizada, y sobre todo en el arte contemporáneo, donde eres una mujer vieja si rebasas los 50 y te afectará ser mestiza, mamá, pobre, etc.

Yo no concebiría hoy mi vida personal, como mamá y como artista de no ser feminista”.

Añade que aún falta mucho, pero hoy más que nunca piensa que algo está pasando: “Solo sufriendo mucho, las mujeres hemos reaccionado. En mis años de trabajo he constatado que el trato en el mismo arte es distinto, además, a mí un hombre me hizo dudar de mis capacidades intelectuales cuando aún era muy joven, cuando ahora me doy cuenta que aquella serie titulada Cotidianidades, que fue criticada por un compañero como ‘exposición de tupperware’, no era más que el reflejo de una mirada femenina que entendía que lo que le rodeaba era importante para ser quien era”.

Xalapa, Ver.- “En Veracruz no hay buenas mujeres artistas” es una frase que Guillermina Ortega pronuncia al rememorar lo dicho de manera pública por un reconocido pintor. Aunque prefiere no decir el nombre, lo hace para puntualizar que en la entidad hay muchas mujeres talentosas que durante un tiempo no fueron tan visibles, “pero hoy, algo está pasando y la obra de mujeres es vista y valorada cada vez más”.

En entrevista, la gestora y artista plástica y visual con más de 30 años de trayectoria comparte que marchó con plena convicción el 8 de marzo y manifiesta que con el paro nacional de mujeres, su deseo es la consecuencia sean logros que se sumen a los ya establecidos.

Son dos días especiales, pero debe haber claridad: por los pequeños logros se tiene que trabajar individual y colectivamente todo el tiempo. No nos debemos confiar.

Guillermina Ortega, quien se asume feminista, es conocida por la producción de obra enfocada primordialmente a los temas de la descolonización del cuerpo de las mujeres y del ser; el valor del linaje matriarcal en los pueblos originarios, y el tema de la desaparición de los cuerpos en el contexto mexicano, como reflexión del valor sagrado de la humanidad.

Mujer de espíritu libre, adquirió su formación en La Esmeralda. Su trabajo lo ha desarrollado en la Ciudad de México, en su municipio de origen, Poza Rica, así como en Papantla, puerto de Veracruz y, más recientemente, en Coatepec y Xalapa, en este último lugar, asegura, es donde más conflictos ha tenido para exponer.

“Entiendo que cada ciudad tienen su propia manera de actuar, sobre todo en la vida cultural, pero exponer en Xalapa es muy complicado y el arte que se promueve, en su mayoría, es de varones. Como gestora, sé que cualquier artista puede acceder, por derecho, sin importar si se es hombre o mujer, pero por principio, las solicitudes que uno hace a espacios culturales deben ser respondidas, así sea una negativa. En los espacios muy prestigiados siempre hay lista de espera, lo que no hay es una respuesta”.

CARGA SIMBÓLICA

Aunque la artista afirma que en las galerías independientes sí hay mayor apertura, lamenta que no suceda lo mismo en las institucionales, donde pareciera que aún no se percatan del tiempo en el cual estamos viviendo. Cree que es algo velado, invisible y que está normalizado.

El arte hecho por mujeres ya trae una carga ideológica fuerte, además, existimos mujeres que hacemos un arte feminista, sabemos de lo que estamos hablando: el sistema consiste en la existencia de un producto artístico de las mujeres feministas, luego cómo lo reciben los espacios culturales y después vienen los públicos; si esa triada no funciona, todo se detiene, y poco se habla y se escribe sobre esto.

En Xalapa, apuntó, "una de las carencias es que casi no se hacen curadurías, porque en casi todas las galerías las exposiciones ya vienen en paquetes del centro del país.

Y no es crítica, porque si estamos en un momento de bajos presupuestos hay que ahorrar, sin embargo, sí creo que a veces se cierran a ideas y curadurías nuevas”.

MIRADA FEMENINA

En un estado que describe como sumamente machista, Guillermina comparte que ella no hace nada al azar: “Todo lo que hago en arte tiene una carga simbólica muy fuerte y va a afectar, desde un dibujito hasta una instalación de gran formato”. En general, explica que le apasiona hacer símbolos de la mujer.

“Tuve un embarazo de alto riesgo y entonces mi obra conceptual fue sobre gestación. Tuve que hacer cambios muy radicales en mi manera de hacer arte. Entonces, conforme he ido viviendo experiencias personales, claro que he ratificado el feminismo. Además, está otro punto destacable, la edad es muy estigmatizada, y sobre todo en el arte contemporáneo, donde eres una mujer vieja si rebasas los 50 y te afectará ser mestiza, mamá, pobre, etc.

Yo no concebiría hoy mi vida personal, como mamá y como artista de no ser feminista”.

Añade que aún falta mucho, pero hoy más que nunca piensa que algo está pasando: “Solo sufriendo mucho, las mujeres hemos reaccionado. En mis años de trabajo he constatado que el trato en el mismo arte es distinto, además, a mí un hombre me hizo dudar de mis capacidades intelectuales cuando aún era muy joven, cuando ahora me doy cuenta que aquella serie titulada Cotidianidades, que fue criticada por un compañero como ‘exposición de tupperware’, no era más que el reflejo de una mirada femenina que entendía que lo que le rodeaba era importante para ser quien era”.

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