El registro de personas no localizadas en el país tenía hasta junio pasado 37 mil 435 expedientes. La cifra no disminuye. Aumenta día a día. Y lo mismo desaparecen niños que jóvenes o adultos. ¿Dónde están? ¿Quiénes se los llevaron? ¿Por qué? ¿Aún están con vida?
Miles de familias han interrumpido su cotidianidad para dedicarse a buscar a sus seres queridos, mientras otros, cansados, vuelven a sus actividades sin perder la esperanza de volver algún día a saber de ellos.
El dolor de quienes se quedan, de las madres que abrazan los retratos de sus hijos, de las miradas que reflejan tristeza, rabia o angustia –o los tres sentimientos– está contenido en la exposición fotográfica Una madre nunca olvida, que será inaugurada hoy a las 17 horas en Casa del Lago de la Universidad Veracruzana.
La serie de 27 fotos en blanco y negro es autoría de Daniel Gm, quien de manera sutil y artística visibiliza a los ausentes. Además de la muestra, que estará en exhibición todo el mes de septiembre, será proyectado el documental A mí no me va a pasar y se desarrollará el conversatorio Desaparición forzada en Veracruz, en el cual participarán Namiko Matzumoto, presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos; Araceli Salcedo, del Colectivo de Familias de Desaparecidos Orizaba-Córdoba; Esther Hernández Palacios, coordinadora de la Unidad de Género de la UV, y Arturo Márquez, coordinador del Instituto para la Seguridad y la Democracia AC.
LLAMADO A LA COMUNIDAD
Maliyel Beverido, directora de Casa del Lago, declara en entrevista con Diario de Xalapa que en esta ocasión ha querido que el centro cultural a su cargo tenga una apertura mayor a los problemas sociales, a asuntos que a todos nos competen o debieran competernos.
“Vamos pronto a conmemorar un año más de Ayotzinapa y un año más de Tlatelolco. Quisiéramos poder celebrar más reencuentros y no conmemorar más desapariciones, pero mientras esto siga existiendo, tenemos que seguir poniéndolo en la mira”, expresó.
También declaró que las piezas fotográficas son un llamado sensible hacia la comunidad; un llamado que quiere invitar a la unidad y a la cercanía con esta realidad que no es sólo de quienes la padecen, sino de todos los miembros de la sociedad; puesto que, por desfortuna, nadie está exento de vivirla en carne propia.
ARTE, REFLEJO DE LA SOCIEDAD
En opinión de la poetisa, el arte siempre es un reflejo de la sociedad. Hasta el arte que parece menos involucrado en causas sociales, si es visto a 300 años de distancia, es posible darse cuenta que hay un contexto histórico y una denuncia social.
“Cualquier manifestación artística tiene una causa social, aunque no la veamos de manera directa. En otros casos, como el de la jornada en Casa del Lago, sí existe una forma muy directa de imbricarse con los problemas circundantes.
Hay que hacer el discurso, la denuncia, el trámite, la declaración y también manifestaciones sutiles como ésta, porque son siempre diferentes vías, lenguajes y caminos para sensibilizar a la gente”.
La invitación es abierta para observar los retratos de la ausencia y de la búsqueda; “de madres y padres que se han empoderado, desde la esperanza y el amor, para no abatirse en el duelo, sino para tomar fuerzas desde el sufrimiento y salir a encontrar a sus hijos e hijas”.