Dentro de la práctica artística existen tres adjetivos que le conciernen a Omar Gasca. Uno es la disciplina, que viene de la condición de buscar la excelencia en el hacer, porque el arte exige un oficio, reclama un conocimiento de los materiales, de las técnicas, e incluso de cómo aplicar una idea a esos materiales a través de esas técnicas. Otro es la transdisciplina, conferida por la naturaleza inter, multi, pluri disciplinaria del arte, siempre en búsqueda de una forma integral de conocimiento de la realidad, y la tercera es la indisciplina, por explorar siempre un espacio para la resistencia, la inconformidad y por la capacidad de ser subversivo, de tal forma que para que haya creación, tiene que haber necesariamente un disgusto con la realidad, una inconformidad. Es como decir: “no estoy conforme con esto y quiero crear otra cosa”.
Pensando, hablando, fumando, escribiendo, haciendo radio, diseño, prensa, protestando, enseñando. El arte para Omar es político. Nos hace falta la inconformidad, parece decir todo el tiempo, porque si no, nos adormecemos, nos volvemos complacientes con lo que ya tenemos y nos conformamos con el mal menor.
Conocí a Omar en la década de 1980 (junto con otros de mis contemporáneos). En esta relación Omar se dio a la tarea de ir devastando muchos de los supuestos del arte que como estudiantes dábamos por sentados. Esta tarea de cuestionamiento fundó para muchas generaciones una sana desconfianza frente a las verdades históricas y nos liberó de una visión que constreñía muchas de las posibilidades del arte. También nos permitió reflexionar sobre el cruce de disciplinas, en un constante intento por cuestionar aspectos románticos relacionados con el arte y la genialidad, rescatando lo temporal y lo banal, dejándose guiar por las frases: “Todo pasa / todo es mentira”, que no es otra cosa que el rescate de lo temporal y la incertidumbre.
FILOSOFÍA DE VIDA
Su idea de “Todo pasa / todo es mentira”, que con gusto él estampa en camisetas y gorras, es una filosofía de vida magnífica. Nos habla de un personaje de gran diversidad; que enlaza transiciones y circunscribe tensiones en el tiempo (todo pasa); que huye de las ideas cerradas y permanentes y persigue aquello que fluye y muta (todo es mentira).
Las claves para entender el trabajo de Omar son el autoaprendizaje, la libertad y la reflexión, el azar y la intuición, la curiosidad y un método creativo apalancado en la narrativa y la imagen. A través de sus proyectos, el autor analiza el paradigma de la creación, la educación, la distribución y consumo del arte.
Le interesan problemas como el sentido del arte, la educación y el mercado, la autoría, la crítica de arte y la posverdad, temas todos que no le son ajenos y que significan una continuación de su práctica y de sus preocupaciones artísticas. De esto trata su disciplina, transdisciplina, indisciplina.
Su trabajo parte de una imposibilidad de mantener una actitud pasiva frente al devenir del arte y de la sociedad. Su proceso es más bien una resistencia. Por eso el carácter esencialmente temporal y vaporoso de sus trabajos, una impronta reflexiva y objetual. Omar da saltos desde lo conceptual al espacio físico. Con ello recoge las maneras en las que el arte ha ido mutando en el transcurso de los tiempos.
*Creador Artístico del Sistema Nacional de Creadores de Arte del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes emisión 2018-2021.