Lucas Mateo Pereyra es un hombre que basa sus logros en sus sueños.
Es una persona de espíritu aventurero, de retos, que se crece al castigo y que siempre está dispuesto a trascender en una vida que se vuelve efímera, pero siempre dejando huella, y sobre todo hacer conciencia a todos que los sueños son el inicio de una realidad.
El tamaño de su sueño comenzó hace tres años, con un plan para consumar la hazaña de viajar en bicicleta desde Uruguay hasta nuestro país México, al que al llegar y ver cumplida su misión soltó un llano pero de alegría, de emoción, de ver que esa fantasía se convirtió en algo palpable, algo real.
Durante su travesía por Latinoamérica siempre en su fiel bicicleta, a la que bautizó como “La Máquina”, vivió de todo. Las inclemencias del tiempo no siempre fueron benévolas, aunque tampoco obstáculos, no fueron aliadas ni enemigas, pero su perseverancia, disciplina y motivación fueron más fuertes que toda contrariedad. A cada kilómetro pedaleado se fueron cayendo las barreras. Pero debieron transcurrir estos años para consumar su hazaña: “Tres años de proyecto cristalizados se siente muy lindo, porque fue muy duro todo lo que pasé a mi llegada a México (Chiapas), tuve hubo mucho frío, había niebla, montañas, bajadas, subidas, aquí viví todos los climas que hubo en mi recorrido”, comentó.
“Durante mi trayecto por los 15 países que recorrí, cada amanecer, cada atardecer y cada anochecer me regalaba una parte de cada una de ellas, de sus increíbles paisajes que me hacían estar firme en una misión que cada vez estaba más cerca”, señaló.
Esos mágicos momentos los plasmó en su cámara, de hecho esas imágenes que captó las vende a precios módicos para hacerse de algunos recursos y continuar con su travesía: “Cuando no consigo dar conferencias y charlas a empresas o instituciones educativas vendo las fotografías para poder comer, aunque yo cocino mi propia comida para abaratar costos”.
Sobre las conferencias que imparte dice que van encaminadas a enseñarles a toda la gente, primero a soñar, luego a hacer real todo eso; “si una rama prende quedan cenizas y ésas son como un sueño no alcanzado, un sueño que por falta de disciplina y organización jamás lo vuelves a revivir”.
Nuestro entrevistado dijo que todas esas vivencias interminables y esas experiencias únicas las plasmará en un libro al que denominará “El diario de un viaje, de un viaje diario”, pero anunció que su deseo por conseguir más logros los planeará próximamente.
“Quiero recorrer los dos ríos más grandes del mundo que son el Amazonas y el Nilo, pero ahora usaré un kayak”, sentenció.
Por último, el joven aventurero de 23 años de edad comentó que estará otros días en Xalapa.
“Me gustó la ciudad, me quedaré más días para conocerla, disfrutar un poco de su arte, su cultura, y organizar conferencias en empresas y algunos colegios dando charlas”, concluyó.