/ lunes 31 de julio de 2017

Don Ignacio Trelles: 101 años de la leyenda del futbol

Al paso delos años las memorias comienzan a desaparecer en la inmensidad de101 años, pero para eso existen las planas de los diarios, lashojas de los libros, los videos de televisión, para recordar todaslas anécdotas; su andar es lento, el tiempo, poco a poco lovolvió así, pero antes fue un adelantado a su época.

Sus hijas, María Eugenia y Leticia, no recuerdan unregaño de parte de su padre. Esos solamente eran para losárbitros, pues siempre supo separar a su familia de lo sucedido enla cancha.

“No fue difícil ser padre yentrenador al mismo tiempo, no hubo ningún problema, al contrario,a mis hijos les gustaba que yo andaba con una pelota desde queestaban chicos”, comenta Ignacio Trelles en entrevista con eldiario ESTO.

Para Don Nacho, su cumpleaños nunca fue una fecha ala que diera demasiada importancia, de hecho, sus hijas aseguraronque siempre fueron festejos similares a la personalidad de supadre: con gran sencillez.

“Generalmente no le daba muchaimportancia a mi cumpleaños, festejaba depende de la situación.Con la familia, con amigos o con personajes, uno se adapta a lascircunstancias que se le van presentando en la vida.

“Mi familia no tenía por qué regalarme cosas,pero recuerdo que mis padres me regalaban alimentos que más omenos sabían que me gustaban, ese día los hacían para toda lafamilia”, relata.

Hombre de casa. Nunca tuvo a su familia en el ojo delhuracán, al grado que cuando levantaba un trofeo, Ignacio Trellesprefería festejar con una comida en casa con su mejor equipo.

“Yo recuerdo que fui a todos los partidos, pero nolo vivíamos como un aficionado, lo sufríamos, cuando caía un goldecías ‘Ay, bendito dios’ y cuando él era campeón, iba a lascomidas un rato y a media comida se salía y venía para acá connosotros a comer”, acota María Eugenia Trelles.

Por mucho tiempo, los hijos de Trelles locompartieron con los seguidores, pues al ser un hombre de futbol,mucho tiempo lo pasaba fuera de casa, pero hoy, disfrutan almáximo de su presencia en el hogar, hoy solamente es suyofísicamente y del colectivo que aún lo aclama con añoranza.

“Me da mucho gusto ser como soy y que todos meconocen como tal. Me siento muy honrado, muy feliz de que haya esaconsideración acerca de mí”, finaliza el técnico.

Al paso delos años las memorias comienzan a desaparecer en la inmensidad de101 años, pero para eso existen las planas de los diarios, lashojas de los libros, los videos de televisión, para recordar todaslas anécdotas; su andar es lento, el tiempo, poco a poco lovolvió así, pero antes fue un adelantado a su época.

Sus hijas, María Eugenia y Leticia, no recuerdan unregaño de parte de su padre. Esos solamente eran para losárbitros, pues siempre supo separar a su familia de lo sucedido enla cancha.

“No fue difícil ser padre yentrenador al mismo tiempo, no hubo ningún problema, al contrario,a mis hijos les gustaba que yo andaba con una pelota desde queestaban chicos”, comenta Ignacio Trelles en entrevista con eldiario ESTO.

Para Don Nacho, su cumpleaños nunca fue una fecha ala que diera demasiada importancia, de hecho, sus hijas aseguraronque siempre fueron festejos similares a la personalidad de supadre: con gran sencillez.

“Generalmente no le daba muchaimportancia a mi cumpleaños, festejaba depende de la situación.Con la familia, con amigos o con personajes, uno se adapta a lascircunstancias que se le van presentando en la vida.

“Mi familia no tenía por qué regalarme cosas,pero recuerdo que mis padres me regalaban alimentos que más omenos sabían que me gustaban, ese día los hacían para toda lafamilia”, relata.

Hombre de casa. Nunca tuvo a su familia en el ojo delhuracán, al grado que cuando levantaba un trofeo, Ignacio Trellesprefería festejar con una comida en casa con su mejor equipo.

“Yo recuerdo que fui a todos los partidos, pero nolo vivíamos como un aficionado, lo sufríamos, cuando caía un goldecías ‘Ay, bendito dios’ y cuando él era campeón, iba a lascomidas un rato y a media comida se salía y venía para acá connosotros a comer”, acota María Eugenia Trelles.

Por mucho tiempo, los hijos de Trelles locompartieron con los seguidores, pues al ser un hombre de futbol,mucho tiempo lo pasaba fuera de casa, pero hoy, disfrutan almáximo de su presencia en el hogar, hoy solamente es suyofísicamente y del colectivo que aún lo aclama con añoranza.

“Me da mucho gusto ser como soy y que todos meconocen como tal. Me siento muy honrado, muy feliz de que haya esaconsideración acerca de mí”, finaliza el técnico.

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