“No te dejes, tú puedes, lucha, lucha, eres fuerte, eres un guerrero, no te vayas… no te vayas…”, le decía angustiadamente su amigo al delantero xalapeño Juvencio Chímal Gutiérrez, que inconsciente era trasladado en ambulancia a esta ciudad luego de sufrir un infarto cerebral al término de un partido en la cancha EFIX.
Durante el traslado de Coatepec a esta ciudad los minutos se volvieron siglos, pues la vida del legendario delantero pendía de un hilo.
Momentos antes, al concluir un juego de El Dique, varios de sus integrantes se quedaron a festejar el triunfo, como era costumbre, a un costado del terreno de juego. El día soleado invitaba a tomarse una, quizá dos o hasta tres cervezas que había en una hielera que invitaba a refrescarse.
Tras casi una hora de convivio, Juvencio Chímal tomó su vaso… de repente se le soltó de su mano; todos los allí reunidos pensaron que ya estaba un poco mareado y le jugaban bromas, pero cuando se agachó a recogerlo se notó que su mano no la movía normalmente, fue cuando se percataron de que sus ojos a través del cristal de sus lentes comenzaron a moverse extrañamente hasta que perdió el sentido. “Tose, tose”, le dijo su compañero de equipo Raúl de la Fuente, pensando en que tal vez era un paro cardíaco el que estaba sufriendo Juvencio, pero no fue así.
Los minutos se volvieron eternos y las acciones ya eran de vital importancia, eso sus amigos lo sabían y rápidamente lo llevaron al lugar más cercano, al IMSS de Coatepec, donde por varios instantes lo valoraron, pero al no tener el equipo para atenderlo lo trasladaron urgentemente a la clínica 11 del Seguro Social de esta ciudad. Allí, el destino le tenía preparada una jugada, pues desde aquel 15 de diciembre de 2013 le arrebató el habla, la forma de expresarse, de hacerse sentir.
Ese día quedó en la memoria de todos quienes vivieron momentos dramáticos con el famoso Berrinches, quien por fortuna y gracias a la fortaleza que le ha dado el futbol se mantuvo en pie, dejó de hablar, pero quedó intacta su contundencia a la hora de anotar goles.
El llamado rey del gol xalapeño es otro en la actualidad. Es cierto que sus actividades normales no son las mismas, debieron cambiar, acomodarse a su “nueva vida”, pues prácticamente ésta dio un giro de 180 grados, afectando de manera colateral a su gente cercana, a su familia que, sin embargo, lo cobijó, lo atendió y lo cuidó.
Los amigos de esa ocasión que estuvieron muy cerca de él fueron Pascual Castillo, Raúl de la Fuente, Gil Galván, Manuel Mendoza, Miguel Ángel Sierra y los cuates Francisco y Mario Pardo Tolentino.
Hoy el famoso Berrinches sigue jugando, sigue disfrutando del futbol, de sus jugadas, sobre todo de sus goles, que aunque no hay una estadística oficial de cuántos ha marcado en su larga y brillante carrera, es considerado el máximo artillero del balompié xalapeño.
Es cierto que ya no es el mismo de antes, pero aún posee esa esencia que lo llevó a tocar muchas veces el cielo con las manos, y fieles testigos son las decenas de fotografías que tiene cuando recibía trofeos de máximo artillero, fue algo normal en él, creo que nació para eso.
Para el Berrinches, Juvencio Chímal eso de hacer los goles estaba marcado en su destino, como dijera la canción no es que sea su trabajo es que es su idioma, un estilo forjado allá en la Represa del Carmen, con sus amigos de barrio, en la actual avenida Ruiz Cortines, antes cubierta de tierra y piedras, el escenario ideal para sacar ese talento que desde chiquillo mostró y que lo ha llevado a ser el mejor delantero xalapeño de futbol soccer, con infinidad de títulos en la mayoría de los mejores torneos de la localidad.
