En Xalapa, las intervenciones de bioingeniería son eficaces alternativas para enfrentar el cambio climático, sostiene el biólogo Faustino Rafael Flores Fuentes, coordinador de un proyecto verde aplicado en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Veracruzana.
En entrevista explica que la bioingeniería puede mitigar los riesgos de deslaves y deslizamientos, los cuales pueden afectar severamente más de 4 mil 300 hectáreas de la zona conurbada de la capital del estado.
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Ante la fragilidad del suelo, topografía irregular, aumento de la temperatura y variabilidad en los patrones de lluvia indica que es tiempo de apostar por las soluciones basadas en la naturaleza y las medidas de adaptación basadas en ecosistemas, a través de infraestructura verde.
¿En qué consiste la bioingeniería?
El biólogo, quien forma parte de la Red de Viveros de Biodiversidad AC (Revive), explica que la bioingeniería combina elementos vivos como el bambú y plantas que retienen el suelo, con el fin de lograr una cooperatividad de raíces, arquitectura natural en el suelo que previene la erosión.
Además de tener un bajo costo, expone que con estas soluciones se reduce el calentamiento en la zona y se generan espacios verdes, lo cual da una mayor salud comunitaria.
A nivel topográfico y de relieve, y ante lo que describe como “urbanización desmedida en zonas donde no debería haber arquitectura gris”, sostiene que es donde se pueden implementar este tipo de estructuras.
Destaca además que el bambú, uno de los principales materiales para estas soluciones, tiene en la actualidad una alta producción en Xalapa y municipios aledaños.
¿Qué define el costo de un proyecto en particular? “Es variable pues las condiciones que caracterizan a los sistemas urbanos y periurbanos son únicas y tienen amplias variaciones, incluso dentro de una misma región, por lo cual es necesario un diagnóstico ecológico antes de cualquier intervención”.
Detalla que la Red de Viveros de Biodiversidades lleva años dedicándose a la restauración ecológica, con énfasis en bosque mesófilo de montaña y asesorías de restauración de humedales y de manglares. Aunque tiene costo, anota que cuando hay un interés específico otorgan becas para cursos o asesorías.
¿Qué trabajos ha realizado la Red de Viveros de Biodiversidad AC (Revive)?
Un ejemplo de lo que Revive hace, en colaboración con el Fondo Golfo de México y City Adap, se puede ver a un costado de las canchas de Arquitectura-UV, donde hubo restauración de ladera.
El sitio de intervención se dividió en tres zonas. En dos de ellas se realizaron estructuras de bioingeniería a través de terrazas y barreras de retención de suelo elaboradas con bambú, enriquecidas con plantas.
En la tercera zona se elaboró un jardín con plantas que favorecen la infiltración y la prevención de inundaciones.
En las tres zonas se aplicó el método de forestación Miyawaki, colocando siete plantas por metro cuadrado con sustrato enriquecido.
“Para lo convencional eso sería una locura porque hay costumbre de sembrar los árboles con distancias bastante prominentes, pero en realidad en bosques y selvas todo crece de manera saturada y eso genera microclimas y biodiversidad”, dice.
¿En qué consiste el método Miyawaki?
Ante la crisis ambiental actual, exhorta a conocer estas alternativas así como el método Miyawaki o bosque de bolsillo, que se refiere a un método de forestación de alta diversidad y densidad que permite recuperar rápidamente la estabilidad y estructura del suelo.
“El método Miyawaki busca crear un sistema autosostenible sin necesidad de agroquímicos y con un mantenimiento mínimo”, indica.
El biólogo invita a sumarse a la promoción del uso de infraestructura verde y elementos naturales eficaces como medida de adaptación al cambio climático. Como red se les puede conocer en https://revivemx.org/.