/ lunes 1 de octubre de 2018

Lo que faltaba, autodefensas magisteriales

De todos son sabidos los problemas de inseguridad que viven los maestros veracruzanos tanto en la sierra de Zongolica donde los secuestran y extorsionan, como en otros puntos de la entidad.

El pasado 15 de septiembre fueron asesinadas dos maestras de educación indígena en la comunidad de Mina Vieja, perteneciente al municipio de Zacualpan, al norte de la entidad y presuntamente por resistirse a un asalto.

A las dos maestras las mataron para quitarles quizá, los 2 mil 500 pesos que ganaban quincenalmente como educadoras rurales. Y de los asesinos ni sus luces.

Por más esfuerzos que hace la Secretaría de Seguridad Pública para detener estas agresiones, lo cierto es que sus elementos tiene rato que fueron rebasados por los delincuentes, que han visto en los maestros a otra fuente de ingresos.

Ante esto Luis Alonso Polo Villalobos, dirigente del Sindicato Magisterial Veracruzano, está proponiendo que los mentores formen grupos de autodefensa. Si señor, así como lo oye.

En conferencia de prensa el líder arengó: “Desde aquí hacemos un llamado a los demás sindicatos porque va a ser necesaria la formación de autodefensas magisteriales. No vamos a esperar a que nos cacen como conejos”.

Polo Villalobos no dijo si los mentores se van a capacitar, si ya tienen armas o si cuentan con el apoyo de la sociedad, simplemente indicó que tienen derecho a defenderse, lo cual es cierto, aunque no creo que la mejor forma sea organizándose en grupos de autodefensa.

Insisto, ¿cómo se van a defender?

No imagino a un maestro dando clases mientras trae terciada sobre el pecho una temible AR-15 o tiene sobre su escritorio una 38 súper, una Beretta 92, una Colt Commander, una pistolita calibre 22 o al menos una resortera con una buena cantidad de piedras.

¿Qué hará un maestro con cualquiera de esas armas si tiene que enfrentar a tres o más sujetos dispuestos a todo con tal de secuestrarlo o a robarle su magro salario? Esto último lo digo porque no todos los mentores llevan puesto un relojito como el que se carga Luis Alonso Polo.

La idea del líder es pésima, por decirlo de una manera suave. Si bien es cierto que uno de los sectores de la población más violentado por los delincuentes es el magisterial, también lo es que ninguno (o casi ninguno) de los maestros tendría la capacidad de repeler una agresión armada cuando no están aptos para agredir, sino para educar.

Sé de maestros y maestras que han tomado cursos de defensa personal que les sirven para protegerse de un carterista, un acosador sexual o incluso de un par de extorsionadores (hace poco vi a una educadora poner fuera de combate a un fulano que le arrebató el bolso), pero que esos cursos son ineficaces frente a una banda de criminales.

Por otra parte, armar un grupo de autodefensa no es de enchílenme otra gorda. Las armas cuestan. ¿Quién las va a pagar? ¿Lo hará el propio Luis Alonso Polo con las cuotas de sus representados o se volará la puntada de pedir una cooperación a los padres de familia?

En lo personal, quiero pensar que su propuesta fue una balandronada. Pretender armar a un maestro para que se defienda de delincuentes sin escrúpulos y de asesinos desalmados, es un soberano desatino que ojalá no vaya más allá de la cabeza de Polo Villalobos.

A los maestros no hay enseñarles a disparar y mucho menos armarlos, pero hay que exigir incluso a gritos, la máxima seguridad para ellos.

bernardogup@hotmail.com


De todos son sabidos los problemas de inseguridad que viven los maestros veracruzanos tanto en la sierra de Zongolica donde los secuestran y extorsionan, como en otros puntos de la entidad.

El pasado 15 de septiembre fueron asesinadas dos maestras de educación indígena en la comunidad de Mina Vieja, perteneciente al municipio de Zacualpan, al norte de la entidad y presuntamente por resistirse a un asalto.

A las dos maestras las mataron para quitarles quizá, los 2 mil 500 pesos que ganaban quincenalmente como educadoras rurales. Y de los asesinos ni sus luces.

Por más esfuerzos que hace la Secretaría de Seguridad Pública para detener estas agresiones, lo cierto es que sus elementos tiene rato que fueron rebasados por los delincuentes, que han visto en los maestros a otra fuente de ingresos.

Ante esto Luis Alonso Polo Villalobos, dirigente del Sindicato Magisterial Veracruzano, está proponiendo que los mentores formen grupos de autodefensa. Si señor, así como lo oye.

En conferencia de prensa el líder arengó: “Desde aquí hacemos un llamado a los demás sindicatos porque va a ser necesaria la formación de autodefensas magisteriales. No vamos a esperar a que nos cacen como conejos”.

Polo Villalobos no dijo si los mentores se van a capacitar, si ya tienen armas o si cuentan con el apoyo de la sociedad, simplemente indicó que tienen derecho a defenderse, lo cual es cierto, aunque no creo que la mejor forma sea organizándose en grupos de autodefensa.

Insisto, ¿cómo se van a defender?

No imagino a un maestro dando clases mientras trae terciada sobre el pecho una temible AR-15 o tiene sobre su escritorio una 38 súper, una Beretta 92, una Colt Commander, una pistolita calibre 22 o al menos una resortera con una buena cantidad de piedras.

¿Qué hará un maestro con cualquiera de esas armas si tiene que enfrentar a tres o más sujetos dispuestos a todo con tal de secuestrarlo o a robarle su magro salario? Esto último lo digo porque no todos los mentores llevan puesto un relojito como el que se carga Luis Alonso Polo.

La idea del líder es pésima, por decirlo de una manera suave. Si bien es cierto que uno de los sectores de la población más violentado por los delincuentes es el magisterial, también lo es que ninguno (o casi ninguno) de los maestros tendría la capacidad de repeler una agresión armada cuando no están aptos para agredir, sino para educar.

Sé de maestros y maestras que han tomado cursos de defensa personal que les sirven para protegerse de un carterista, un acosador sexual o incluso de un par de extorsionadores (hace poco vi a una educadora poner fuera de combate a un fulano que le arrebató el bolso), pero que esos cursos son ineficaces frente a una banda de criminales.

Por otra parte, armar un grupo de autodefensa no es de enchílenme otra gorda. Las armas cuestan. ¿Quién las va a pagar? ¿Lo hará el propio Luis Alonso Polo con las cuotas de sus representados o se volará la puntada de pedir una cooperación a los padres de familia?

En lo personal, quiero pensar que su propuesta fue una balandronada. Pretender armar a un maestro para que se defienda de delincuentes sin escrúpulos y de asesinos desalmados, es un soberano desatino que ojalá no vaya más allá de la cabeza de Polo Villalobos.

A los maestros no hay enseñarles a disparar y mucho menos armarlos, pero hay que exigir incluso a gritos, la máxima seguridad para ellos.

bernardogup@hotmail.com