Por desgracia, los abusos sexuales contra menores de edad son un fenómeno difuso en todas las culturas y sociedades, que se ha agravado, entre otras cosas, por la pornografía del internet, informa este domingo la Arquidiócesis de Xalapa.
En su comunicado, manifiesta que la universalidad de esta plaga, además de confirmar su gravedad, es una monstruosidad cuando se comete dentro de la Iglesia y que no hay explicación que justifique cómo es que “un consagrado elegido por Dios para llevar las almas a Dios, se convierte en instrumento de Satanás para dañar a los pequeños” (Papa Francisco).
El documento firmado por José Manuel Suazo Reyes, director de la Oficina de Comunicación Social de la Arquidiócesis de Xalapa, expresa que es importante destacar que cuando la gravedad y extensión de estos hechos empezó a conocerse, la Iglesia Católica asumió su responsabilidad y dolor dando respuesta a nivel mundial, mediante la aprobación e implementación de líneas guía, de protocolos de comportamiento sacerdotal y de ambientes seguros a nivel diocesano y a nivel de las Conferencias Episcopales.
“Lamentablemente, a pesar de estos esfuerzos no se ha logrado erradicar completamente este flagelo que nos llena de dolor y de vergüenza”, asegura. Este domingo, la Arquidiócesis de Xalapa informa que el siete de mayo, el Papa Francisco promulgó la Carta Apostólica, a manera de motu proprio “Vos estis lux mundi” (“Ustedes son la luz del mundo”) y que el documento pontificio contiene varios principios de acción que deben adoptarse en las diócesis para prevenir y combatir los abusos sexuales cometidos por miembros de la Iglesia Católica contra menores de edad y personas vulnerables.
La Carta Apostólica, dice la arquidiócesis, es fruto de la reflexión y la colaboración del encuentro del Papa y los presidentes de las Conferencias Episcopales y los Superiores de los principales institutos religiosos llevado a cabo en el Vaticano del 21 al 24 de febrero de este año.
El Episcopado Mexicano (CEM), en voz de su presidente, Monseñor Rogelio Cabrera López, arzobispo de Monterrey, el pasado 13 de mayo hizo eco de la Carta Apostólica y destacó en un comunicado, algunas consideraciones, entre las cuales está que “el Santo Padre establece nuevas normas procedimentales relacionadas con la denuncia de delitos cometidos por clérigos en materia de violencia sexual, abuso sexual de menores, pornografía infantil y encubrimiento, así como con la responsabilidad de los obispos y los superiores religiosos para cumplir diligentemente con la ley canónica y civil cuando se presente algún caso”.
El presidente de la CEM agrega que: “como Iglesia, debemos enfrentar los delitos cometidos por un clérigo, con todas las repercusiones sociales y eclesiales que conlleve. Así lo ha señalado el Santo Padre: “los delitos de abuso sexual ofenden a Nuestro Señor, causan daños físicos, psicológicos y espirituales a las víctimas, y perjudican a la comunidad de los fieles”. El compromiso de atender las indicaciones del Santo Padre se expresa de esta manera: “Asumimos la responsabilidad de combatir este flagelo, no solo porque ha tocado gravemente a la Iglesia, sino también porque se trata de un extendido y deplorable fenómeno presente también en muchos espacios de la vida familiar y social”.
Lamentablemente, a pesar de estos esfuerzos no se ha logrado erradicar completamente este flagelo que nos llena de dolor y de vergüenza. En este contexto, señala Monseñor Rogelio Cabrera, “causa profundo dolor a la Iglesia cada noticia sobre acusaciones de abuso sexual por parte de clérigos, ya sean diocesanos o religiosos. Abiertamente, expresamos nuestra cercanía y apoyo a cualquier víctima, por lo que el Consejo Nacional de Protección de Menores de la CEM ofrece su apoyo incondicional para escucharlas y encauzar su situación a la autoridad civil y eclesiástica correspondiente”. El presidente de los obispos mexicanos, señala en su comunicado una serie de principios a observar en caso de que se presente algún delito sexual. Es un imperativo moral observar la ley canónica así como la legislación penal mexicana. Ciertamente para desterrar de raíz estas dolorosas situaciones, como dice el Papa en su Carta Apostólica “se necesita una continua y profunda conversión del corazón acompañada de acciones concretas y eficaces que involucren a todos en la Iglesia”.