/ jueves 26 de septiembre de 2019

Agenda energética y seguridad nacional

Hay varios temas en la mesa de la 4T que deben ser revisados desde una perspectiva crítica, pero lo más importante debe ser el ajuste que se debe hacer en 2020 por la realidad que le va a pegar a la industria petrolera: Estados Unidos va a producir más de 13 millones de barriles de petróleo crudo diarios y se convierte en el principal productor del mundo, pero sobre todo llega a un nivel de confort y seguridad energética que nunca ha tenido.

Es justo ese punto el que deberá ser revisado en el corto plazo para poder definir las prioridades de la agenda energética mexicana: seguridad nacional.

Por ejemplo, sabemos que desde Palacio Nacional no tienen interés en temas como el shale gas, pese a la evolución tecnológica que tuvo, pero sí quieren que la industria petrolera se convierta en una “palanca de desarrollo nacional”.

Al director de Pemex, Octavio Romero, le tocó la tarea de elevar de 1.6 a 1.8 millones de barriles diarios la producción, al menos esa es la meta para diciembre y luego llegar a 2.6 millones de barriles diarios para finales del sexenio.

La posición del gobierno es: “No hay que olvidar que los tecnócratas engañaron con la Reforma Energética”.

La realidad es que hubo exageraciones, pero ya es un hecho que los contratos a particulares ya están produciendo aceite.

Hoy, con sus propios datos, Pemex considera que pondrá en operación nuevos campos petroleros de aquí a fin de año, lo que redundará en un incremento en las reservas 2P y 1P.

Hasta donde se tiene la información, los campos no son tan buenos como se esperaba y de los 20 que se presume y, aunque la meta de Pemex es tener más de 50, hasta este mes, sólo 12 estarían en proceso de ser realmente productivos al menos en lo que queda de este año. Y ya se tienen serias dudas sobre la capacidad comercial de cada uno de ellos.

¿Por qué el gobierno hace esto? ¿Cuáles son las razones que lo obliga a tomar este tipo de argumentos? ¿Qué es lo que no estamos viendo?

Varios especialistas hablan de un tema geopolítico, la vecindad con Estados Unidos y el mercado de futuros. Otros de la idea de seguridad nacional, hay un razonable temor sobre el peso específico que debe tener el petróleo en la economía del país y su papel en el mercado internacional, porque es un hecho que ninguna empresa es tan rentable como Pemex y sus ingresos equivalen al Estado mexicano al menos uno de cada tres pesos.

Si el discurso del gobierno no empieza a explicar las razones de la agenda energética —los porqué y los cómo— y su relación con la seguridad nacional se volverá a iniciar una crisis con los bancos, fondos y calificadoras y habrá un efecto grande en otras áreas relacionadas como los proveedores y las economías estatales que están en zonas petroleras.

Seguridad nacional es la clave de la agenda energética. Al menos eso dicen.

BUZOS

1.- Cayó bien el anuncio de que se va a reactivar el Instituto Mexicano del Petróleo, diversas áreas están interesadas en presentar proyectos, las más importantes tienen que ver con campos maduros y recuperación secundaria.



Hay varios temas en la mesa de la 4T que deben ser revisados desde una perspectiva crítica, pero lo más importante debe ser el ajuste que se debe hacer en 2020 por la realidad que le va a pegar a la industria petrolera: Estados Unidos va a producir más de 13 millones de barriles de petróleo crudo diarios y se convierte en el principal productor del mundo, pero sobre todo llega a un nivel de confort y seguridad energética que nunca ha tenido.

Es justo ese punto el que deberá ser revisado en el corto plazo para poder definir las prioridades de la agenda energética mexicana: seguridad nacional.

Por ejemplo, sabemos que desde Palacio Nacional no tienen interés en temas como el shale gas, pese a la evolución tecnológica que tuvo, pero sí quieren que la industria petrolera se convierta en una “palanca de desarrollo nacional”.

Al director de Pemex, Octavio Romero, le tocó la tarea de elevar de 1.6 a 1.8 millones de barriles diarios la producción, al menos esa es la meta para diciembre y luego llegar a 2.6 millones de barriles diarios para finales del sexenio.

La posición del gobierno es: “No hay que olvidar que los tecnócratas engañaron con la Reforma Energética”.

La realidad es que hubo exageraciones, pero ya es un hecho que los contratos a particulares ya están produciendo aceite.

Hoy, con sus propios datos, Pemex considera que pondrá en operación nuevos campos petroleros de aquí a fin de año, lo que redundará en un incremento en las reservas 2P y 1P.

Hasta donde se tiene la información, los campos no son tan buenos como se esperaba y de los 20 que se presume y, aunque la meta de Pemex es tener más de 50, hasta este mes, sólo 12 estarían en proceso de ser realmente productivos al menos en lo que queda de este año. Y ya se tienen serias dudas sobre la capacidad comercial de cada uno de ellos.

¿Por qué el gobierno hace esto? ¿Cuáles son las razones que lo obliga a tomar este tipo de argumentos? ¿Qué es lo que no estamos viendo?

Varios especialistas hablan de un tema geopolítico, la vecindad con Estados Unidos y el mercado de futuros. Otros de la idea de seguridad nacional, hay un razonable temor sobre el peso específico que debe tener el petróleo en la economía del país y su papel en el mercado internacional, porque es un hecho que ninguna empresa es tan rentable como Pemex y sus ingresos equivalen al Estado mexicano al menos uno de cada tres pesos.

Si el discurso del gobierno no empieza a explicar las razones de la agenda energética —los porqué y los cómo— y su relación con la seguridad nacional se volverá a iniciar una crisis con los bancos, fondos y calificadoras y habrá un efecto grande en otras áreas relacionadas como los proveedores y las economías estatales que están en zonas petroleras.

Seguridad nacional es la clave de la agenda energética. Al menos eso dicen.

BUZOS

1.- Cayó bien el anuncio de que se va a reactivar el Instituto Mexicano del Petróleo, diversas áreas están interesadas en presentar proyectos, las más importantes tienen que ver con campos maduros y recuperación secundaria.