/ martes 3 de marzo de 2020

Aún no es temporada de estiaje y ya hay escasez de agua en la región

En Naolinco, habitantes enfrentan el problema desde hace dos décadas; en Coyolillo solo les llega unos días al mes

NAOLINCO, Ver. – La falta de agua de en este municipio es una constante desde hace más de dos décadas, por lo que hombres y mujeres tienen que recurrir al acarreo del líquido para poder realizar las actividades diarias, asearse o preparar alimentos.

Incluso algunas personas desde hace más de diez años se dedican al acarreo de agua, ya sea por pedido u ofreciéndose en algunas casas en las que se tiene conocimiento que siempre requieren del servicio.

En los restaurantes y comercios se generan estrategias para contar con el líquido para poder realizar la limpieza del lugar, lavar los utensilios que se utilizan para preparar y servir alimentos, así como para la preparación de los platillos.

Pobladores señalan que el agua "potable" de este lugar no se puede utilizar para preparar alimentos, lavar trastes y mucho menos tomarse. Por ello, recurren a la de manantial que captan en la toma conocida como “El Chorro” o en el sitio llamado Agua Santa, donde se habilitaron varias llaves para la recolección del vital líquido.

Ante ello, reconocen que para poder lograr el abastecimiento es necesaria una obra de infraestructura, pero es muy costosa porque el líquido tendría que llevarse desde Chiconquiaco o Landero y Coss.

Naolinqueños explicaron que en temporada de estiaje, a partir de mayo, la situación empeora porque el nivel del río de Miahuatlán, que surte el agua, disminuye.

EL CHORRO

Una de las zonas en donde los pobladores captan agua es “El Chorro”, un tanque al que llega agua del manantial del mismo nombre.

Ahí fueron colocadas cuatro llaves que sirven para que las personas llenen sus garrafones, cántaros y envases que, según la cantidad de agua que lleven, les sirve para media o una semana.

Foto | Eduardo Murillo

Rafael González señaló que el agua la utiliza para lavar trastes y para el aseo personal como el aseo dental, pues para tomar se debe comprar de garrafón.

La de la llave no sirve para cocinar o lavarse los dientes, mucho menos para tomar porque está contaminada, es la que nos llega de la llave y sabemos que algunas personas de los poblados cercanos echan ahí sus desechos.

María Aguilar, que llevó a llenar cuatro recipientes, indicó que al menos tres veces por semana tiene que ir por agua porque requiere para cocinar o lavar los trastes.

“Esta agua es la más limpia, viene del manantial, nosotros la usamos para cocinar y lavar los trastes, a la semana damos tres vueltas, pero desde hace muchos años lo hemos hecho, ya estamos acostumbrados”, expuso.

AGUA SANTA

El manantial Agua Santa fue adaptado para que las personas puedan captar agua en recipientes de varios tamaños. En el sitio, que se encuentra a la entrada del pueblo, se colocaron varias llaves y dos áreas de llenado, una para uso doméstico y otra de agua filtrada.

Según los pobladores ambas son de buena calidad, pero el agua filtrada incluso se puede tomar porque está limpia.

Este lugar es ampliamente visitado, sobre todo en temporada de estiaje, donde se forman grandes filas. Incluso algunas personas aseguran que cuando el agua falta llegan a las 2 de la madrugada y se van a las 18:00 horas.

Gonzalo Salazar aseguró que cuando el agua falta las personas que se dedican a la venta de este líquido aprovechan y, en ocasiones, llenan camionetas hasta con 50 garrafones.

Ahorita no es nada, vienes y luego te vas, pero en temporada de estiaje puedes estar aquí todo el día porque es mucha la demanda que se tiene, algunos sólo queremos agua para nuestra casa, otros de plano la usan como negocio.

Anteriormente en la zona el tanque se encontraba a pie de carretera, por lo que se colocó unos metros hacia adentro, lo que generó un espacio con mayor protección y techado para comodidad de quienes recurren a llenar sus botes.

Por ello, hay una zona en donde se pueden estacionar camionetas o vehículos pequeños en los cuales los pobladores realizan en acarreo de este vital líquido.

10 AÑOS DE ACARREO

Felipe Paulino Rodríguez es un poblador que al menos cuatro días de la semana realiza el acarreo de agua, servicio que le genera un ingreso para el sustento de su familia.

Con un burro y una yegua logra realizar tres o cuatro recorridos de entrega de agua, conforme al número de clientes que le hayan solicitado su servicio.

Él tiene recipientes de 20 y 10 litros, por los que cobra 6 y 3 pesos, respectivamente. Al día gana entre 150 y 200 pesos, aunque en temporada de estiaje puede duplicar esta cantidad.

“Cada quien tiene sus clientes, somos como doce personas las que nos dedicamos a esto, yo hago los viajes como van pidiendo el servicio, por eso es que no hago esto todos los días”, manifestó.

Desde hace más de una década se dedica a realizar este servicio, de ahí que señale que el problema del desabasto de agua tiene varios años.

Empecé con mi burrito, pero después compré la yegua porque varias personas me pedían agua y no me daba abasto, tenía que hacer muchos viajes y el animalito se cansaba mucho.

MÁS VALE PREVENIR

Los restaurantes son de los más afectados por la falta de agua, ya que requieren del vital líquido para el aseo, la preparación de los alimentos y el lavado de los trastes.

Fidel Darío Aburto, responsable de un restaurante, dio a conocer que el agua que llega directamente de la llave se utiliza sólo para el aseo del restaurante, ya que para lavar los trastes se hace uso del líquido del manantial y para preparar los alimentos, así como para las bebidas se compran garrafones.

Expuso que el gasto es considerable, pero se deben mantener todas las medidas de higiene necesarias para dar un servicio de calidad a los clientes. “Nosotros compramos agua de garrafón para las bebidas y para la preparación de alimentos, gastamos un poco, pero con ello se evita que los clientes tengan alguna enfermedad o alguna infección, nuestra calidad es primero”, expuso.

Refirió que en temporada de estiaje es cuando realmente se padece porque se tienen que comprar incluso pipas de agua de manantial para poder dar el servicio de manera normal.

“Tenemos unos aljibes que aseamos constantemente y cuando vemos que empieza a escasear el agua entonces compramos pipas, cada acarreo nos cuesta unos 800 pesos, pero el agua nos alcanza para varios días, lo que hacemos es hacer uso de desinfectantes para evitar cualquier imprevisto”, destacó.

SE EXTIENDE LA ESCASEZ

La localidad de Coyolillo, perteneciente al municipio de Actopan, padece desde siempre de la escasez de agua. Sus habitantes se han ido adaptando a contar con el líquido solo algunos días al mes.

Si el calor está fuerte entonces se va turnando el agua cada ocho días, cada 10, cada 15 a veces hasta 20 días o un mes, si hay un desperfecto en la línea pues tarda más para poder reorganizar el suministro”, dijo el agente municipal Francisco Arcos López.

Acusó que ello le causa molestia y tristeza con quienes están en el poder porque “no se informan o no hacen lo que tienen que hacer”.

Reveló que en 2013 se perforó un pozo en la zona sin permiso y no está concesionado por lo que no se puede utilizar pese a la inversión de 3 millones 800 mil pesos que se realizó.

“A mí me tocó ser del comité de la construcción, no funcionó por errores técnicos de quien hizo el proyecto. El año pasado se volvió a hacer una inversión de 3 millones 600 mil pesos, ya son en total 7 millones 400 mil pesos tirados a la basura”, añadió.

Y es que sostuvo que a la fecha el pozo no puede ser utilizado por falta de permisos. A ello se suma la falta de drenaje y la falta de obra pública, lo que refleja la desatención de las autoridades.

Aunque Coyolillo es una comunidad de afrodescendientes y pese a que están reconocidos en la Constitución, es necesario que volteen a ver las condiciones en las que viven. En esa comunidad hay cerca de 4 mil habitantes. “Las calles en qué condiciones están, falta pavimentación, ampliación de la red eléctrica, necesidades tenemos bastantes. La autoridad que concluyó el parque central, lo dio por terminado y nada más quedó la primera etapa nos faltó el kiosco, faltaron bancas y así están todas las obras”. Pese a todo ello, el agente municipal compartió un verso que le hizo a su pueblo: “Coyolillo es un pueblito, pintoresco es su carnaval; están las puertas abiertas quien nos quiera visitar; creo que se van a ir contentos, creo que regresarán”.

Con información de Ariadna García | Diario de Xalapa

NAOLINCO, Ver. – La falta de agua de en este municipio es una constante desde hace más de dos décadas, por lo que hombres y mujeres tienen que recurrir al acarreo del líquido para poder realizar las actividades diarias, asearse o preparar alimentos.

Incluso algunas personas desde hace más de diez años se dedican al acarreo de agua, ya sea por pedido u ofreciéndose en algunas casas en las que se tiene conocimiento que siempre requieren del servicio.

En los restaurantes y comercios se generan estrategias para contar con el líquido para poder realizar la limpieza del lugar, lavar los utensilios que se utilizan para preparar y servir alimentos, así como para la preparación de los platillos.

Pobladores señalan que el agua "potable" de este lugar no se puede utilizar para preparar alimentos, lavar trastes y mucho menos tomarse. Por ello, recurren a la de manantial que captan en la toma conocida como “El Chorro” o en el sitio llamado Agua Santa, donde se habilitaron varias llaves para la recolección del vital líquido.

Ante ello, reconocen que para poder lograr el abastecimiento es necesaria una obra de infraestructura, pero es muy costosa porque el líquido tendría que llevarse desde Chiconquiaco o Landero y Coss.

Naolinqueños explicaron que en temporada de estiaje, a partir de mayo, la situación empeora porque el nivel del río de Miahuatlán, que surte el agua, disminuye.

EL CHORRO

Una de las zonas en donde los pobladores captan agua es “El Chorro”, un tanque al que llega agua del manantial del mismo nombre.

Ahí fueron colocadas cuatro llaves que sirven para que las personas llenen sus garrafones, cántaros y envases que, según la cantidad de agua que lleven, les sirve para media o una semana.

Foto | Eduardo Murillo

Rafael González señaló que el agua la utiliza para lavar trastes y para el aseo personal como el aseo dental, pues para tomar se debe comprar de garrafón.

La de la llave no sirve para cocinar o lavarse los dientes, mucho menos para tomar porque está contaminada, es la que nos llega de la llave y sabemos que algunas personas de los poblados cercanos echan ahí sus desechos.

María Aguilar, que llevó a llenar cuatro recipientes, indicó que al menos tres veces por semana tiene que ir por agua porque requiere para cocinar o lavar los trastes.

“Esta agua es la más limpia, viene del manantial, nosotros la usamos para cocinar y lavar los trastes, a la semana damos tres vueltas, pero desde hace muchos años lo hemos hecho, ya estamos acostumbrados”, expuso.

AGUA SANTA

El manantial Agua Santa fue adaptado para que las personas puedan captar agua en recipientes de varios tamaños. En el sitio, que se encuentra a la entrada del pueblo, se colocaron varias llaves y dos áreas de llenado, una para uso doméstico y otra de agua filtrada.

Según los pobladores ambas son de buena calidad, pero el agua filtrada incluso se puede tomar porque está limpia.

Este lugar es ampliamente visitado, sobre todo en temporada de estiaje, donde se forman grandes filas. Incluso algunas personas aseguran que cuando el agua falta llegan a las 2 de la madrugada y se van a las 18:00 horas.

Gonzalo Salazar aseguró que cuando el agua falta las personas que se dedican a la venta de este líquido aprovechan y, en ocasiones, llenan camionetas hasta con 50 garrafones.

Ahorita no es nada, vienes y luego te vas, pero en temporada de estiaje puedes estar aquí todo el día porque es mucha la demanda que se tiene, algunos sólo queremos agua para nuestra casa, otros de plano la usan como negocio.

Anteriormente en la zona el tanque se encontraba a pie de carretera, por lo que se colocó unos metros hacia adentro, lo que generó un espacio con mayor protección y techado para comodidad de quienes recurren a llenar sus botes.

Por ello, hay una zona en donde se pueden estacionar camionetas o vehículos pequeños en los cuales los pobladores realizan en acarreo de este vital líquido.

10 AÑOS DE ACARREO

Felipe Paulino Rodríguez es un poblador que al menos cuatro días de la semana realiza el acarreo de agua, servicio que le genera un ingreso para el sustento de su familia.

Con un burro y una yegua logra realizar tres o cuatro recorridos de entrega de agua, conforme al número de clientes que le hayan solicitado su servicio.

Él tiene recipientes de 20 y 10 litros, por los que cobra 6 y 3 pesos, respectivamente. Al día gana entre 150 y 200 pesos, aunque en temporada de estiaje puede duplicar esta cantidad.

“Cada quien tiene sus clientes, somos como doce personas las que nos dedicamos a esto, yo hago los viajes como van pidiendo el servicio, por eso es que no hago esto todos los días”, manifestó.

Desde hace más de una década se dedica a realizar este servicio, de ahí que señale que el problema del desabasto de agua tiene varios años.

Empecé con mi burrito, pero después compré la yegua porque varias personas me pedían agua y no me daba abasto, tenía que hacer muchos viajes y el animalito se cansaba mucho.

MÁS VALE PREVENIR

Los restaurantes son de los más afectados por la falta de agua, ya que requieren del vital líquido para el aseo, la preparación de los alimentos y el lavado de los trastes.

Fidel Darío Aburto, responsable de un restaurante, dio a conocer que el agua que llega directamente de la llave se utiliza sólo para el aseo del restaurante, ya que para lavar los trastes se hace uso del líquido del manantial y para preparar los alimentos, así como para las bebidas se compran garrafones.

Expuso que el gasto es considerable, pero se deben mantener todas las medidas de higiene necesarias para dar un servicio de calidad a los clientes. “Nosotros compramos agua de garrafón para las bebidas y para la preparación de alimentos, gastamos un poco, pero con ello se evita que los clientes tengan alguna enfermedad o alguna infección, nuestra calidad es primero”, expuso.

Refirió que en temporada de estiaje es cuando realmente se padece porque se tienen que comprar incluso pipas de agua de manantial para poder dar el servicio de manera normal.

“Tenemos unos aljibes que aseamos constantemente y cuando vemos que empieza a escasear el agua entonces compramos pipas, cada acarreo nos cuesta unos 800 pesos, pero el agua nos alcanza para varios días, lo que hacemos es hacer uso de desinfectantes para evitar cualquier imprevisto”, destacó.

SE EXTIENDE LA ESCASEZ

La localidad de Coyolillo, perteneciente al municipio de Actopan, padece desde siempre de la escasez de agua. Sus habitantes se han ido adaptando a contar con el líquido solo algunos días al mes.

Si el calor está fuerte entonces se va turnando el agua cada ocho días, cada 10, cada 15 a veces hasta 20 días o un mes, si hay un desperfecto en la línea pues tarda más para poder reorganizar el suministro”, dijo el agente municipal Francisco Arcos López.

Acusó que ello le causa molestia y tristeza con quienes están en el poder porque “no se informan o no hacen lo que tienen que hacer”.

Reveló que en 2013 se perforó un pozo en la zona sin permiso y no está concesionado por lo que no se puede utilizar pese a la inversión de 3 millones 800 mil pesos que se realizó.

“A mí me tocó ser del comité de la construcción, no funcionó por errores técnicos de quien hizo el proyecto. El año pasado se volvió a hacer una inversión de 3 millones 600 mil pesos, ya son en total 7 millones 400 mil pesos tirados a la basura”, añadió.

Y es que sostuvo que a la fecha el pozo no puede ser utilizado por falta de permisos. A ello se suma la falta de drenaje y la falta de obra pública, lo que refleja la desatención de las autoridades.

Aunque Coyolillo es una comunidad de afrodescendientes y pese a que están reconocidos en la Constitución, es necesario que volteen a ver las condiciones en las que viven. En esa comunidad hay cerca de 4 mil habitantes. “Las calles en qué condiciones están, falta pavimentación, ampliación de la red eléctrica, necesidades tenemos bastantes. La autoridad que concluyó el parque central, lo dio por terminado y nada más quedó la primera etapa nos faltó el kiosco, faltaron bancas y así están todas las obras”. Pese a todo ello, el agente municipal compartió un verso que le hizo a su pueblo: “Coyolillo es un pueblito, pintoresco es su carnaval; están las puertas abiertas quien nos quiera visitar; creo que se van a ir contentos, creo que regresarán”.

Con información de Ariadna García | Diario de Xalapa

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