COACOATZINTLA, Ver.- Las cuevas como tal son algo que siempre ha impresionado, pues ingresar a una caverna y empezar a perder la luz y que domine la penumbra es algo atemorizante, incluso pararse afuera de éstas demuestra temor a lo que puede haber adentro.
Sea grande o pequeña la cueva no deja de impresionar sólo con el imaginar que hay al interior de esta cavidad, pues el pensamiento antes de ingresar ya imagina si es profunda o si hay algo escondido adentro que nos puede hacer daño.
Aunque en Xalapa tenemos la Cueva de la Orquídea —la cual ha permanecido cerrada los últimos meses— cerca están otras cuevas que son de menor tamaño y que vale la pena conocerlas, pasar a tomarse la foto e incluso detenerse un rato a admirar el paisaje e incluso degustar un agua, un café o un aperitivo.
José Carlos Hernández, propietario del restaurante “El Pollo Campirano”, decidió adquirir una propiedad sobre la carretera entre Jilotepec y Coacoatzintla, sin embargo, el lugar es conocido como Malpaís, por ser una zona de pastos, pero la mayoría del terreno es rocoso.
Es a cien metros, adelante de la capilla de la “virgen de piedra”, que está una cabaña donde funciona el negocio del señor Carlos, refiere que cuando llegó y empezó a construir se dio cuenta que había algunas pequeñas cuevas, por lo que en lugar de rellenar el lugar decidió adaptar su construcción e integrarlas a su negocio.
Las tres pequeñas cuevas están dentro de su restaurante, las cuales se pueden apreciar en la planta baja e incluso una de ellas forma parte de un jardín interno.
Expone que “quizás muchas personas pudieran ver como una desventaja estar entre piedras, pero todo es al gusto” e hizo las adecuaciones necesarias para que sean un atractivo del lugar, pues refirió que todos debemos aprender a convivir con la naturaleza y respetarla.
Reconoce que hay a quienes les da miedo una cueva, pero refirió que una vez que se tiene por costumbre tenerlas cerca, limpiarlas y cuidarlas, éstas pasan a ser un atractivo del lugar que no todos los lugares tienen.
Al ser cuevas de menor tamaño y poco profundas, los niños las ven y se sorprenden e incluso los mayores se acercan a ellas por curiosidad e incluso se toman la foto, dice.
A pesar de que son un restaurante no es necesario que las personas consuman para conocerlas, pues éstas pueden pasar de forma espontánea y libre a admirar las cuevas y tomarse la foto, pues incluso como anfitriones hasta un café o agua de cortesía le dan a las personas.
Como propietario del predio donde están estas pequeñas cuevas refiere que lo que hacen es asear las cuevas e incluso van a iluminarlas con luces de colores para que las personas no sólo las puedan admirar de día, sino que de noche puedan ver de una forma diferente estas cavidades.
El lugar donde están las cuevas está a escasos 15 minutos de El Gallito, municipio de Banderilla, a donde están las cuevas en el municipio de Coacoatzintla, por lo que es importante que las personas vean y conozcan algo diferente de lo que pueden encontrar en la ciudad y a sólo 25 minutos de Xalapa.
Las cuevas donde se pueden meter las personas para tomarse las fotos son dos, aunque hay otra cueva, la cual es prácticamente muy angosta y se ocupa como resumidero, a dónde sale, no saben, pero refiere que sin duda al igual que en otros lugares rurales se ocupan para las aguas de lluvias.
En la zona de Coacoatzintla y de Jilotepec la gente de ahí habla de más cuevas e incluso algunas de mayor proporción, por lo que dice que valdría la pena que las autoridades de ambos ayuntamientos se dieran a la tarea de buscarlas y promocionarlas como un atractivo para quienes visitan esos municipios.