/ lunes 23 de diciembre de 2019

David "se gana la vida" con lo que aprendió de su papá cuando era niño

Hace de la madera su sustento diario

Con 79 años de edad, David Hernández Pedraza, originario del municipio de Ayahualulco, se gana la vida con lo que aprendió de su papá cuando era niño, pues cuando las fuerzas ya no fueron las suficientes para blandir el azadón se acordó que de niño había aprendido a labrar madera.

Hoy con un costal a la espalda donde lleva sus mercancías recorre las calles de Xalapa, pero también de Xico, Coatepec, Veracruz, Naolinco, Misantla y, cuando no hay ventas, se va a Puebla para vender sus bateas y cucharas de madera.

Al preguntarle qué tan difícil es fabricarlas muestra sus manos ásperas y con algunas ampollas ya reventadas, así como cortaduras en algunos dedos que son lesiones por la navaja curva y otras por las astillas, pero al final del día todas duelen.

“Desde que era yo chico me enseñó mi jefe y desde pequeño me gustó hacer ese trabajo y hoy sigo haciéndolo. Tiene cerca de 35 años que me dedico a labrar madera para hacer utensilios de cocina”, refirió.

Recuerda que aprendió a hacer esos trastes por su papá, pero conforme creció y se hizo mayor se dedicó al trabajo del campo; sin embargo, pasados los 34 años refiere que las fuerzas ya no fueron las mismas y dejó el campo.

Recuerda que fue cuando tuvo 14 años y que ya se aguantaba bien los utensilios y los podía manipular con mejor destreza que empezó a fabricar los trastes de cocina.

Yo vivo en la orilla del municipio de Ayahualulco, en lo que se conoce como el Barrio de San Antonio, ahí está su pobre casa; salgo temprano a vender, pero lo malo es que los inspectores no nos dejan. Nos dejan un ratito y de ahí nos quitan y aprovechamos el tiempo que no nos molestan para ir vendiendo algo

Sus bateas de madera de una sola pieza las da en 200 pesos, aunque si salen grandes las puede vender hasta en 250 pesos y las palas de madera las da en 25 pesos, las grandes, y en 15 pesos las chicas, a pesar del esfuerzo y el trabajo que representa para don David hacer estas bandejas aún hay gente que le regatea.

“Sí saco para comer. Ya no avanzo trabajando como antes, pues ya estoy viejo y no avanza uno igual, pero me hago dos bateas al día y las palitas de madera me hago 15 o 20 al día y es a lo único que me dedico”, dice mientras un cliente pregunta en cuánto las vende.

Con 79 años de edad, David Hernández Pedraza, originario del municipio de Ayahualulco, se gana la vida con lo que aprendió de su papá cuando era niño, pues cuando las fuerzas ya no fueron las suficientes para blandir el azadón se acordó que de niño había aprendido a labrar madera.

Hoy con un costal a la espalda donde lleva sus mercancías recorre las calles de Xalapa, pero también de Xico, Coatepec, Veracruz, Naolinco, Misantla y, cuando no hay ventas, se va a Puebla para vender sus bateas y cucharas de madera.

Al preguntarle qué tan difícil es fabricarlas muestra sus manos ásperas y con algunas ampollas ya reventadas, así como cortaduras en algunos dedos que son lesiones por la navaja curva y otras por las astillas, pero al final del día todas duelen.

“Desde que era yo chico me enseñó mi jefe y desde pequeño me gustó hacer ese trabajo y hoy sigo haciéndolo. Tiene cerca de 35 años que me dedico a labrar madera para hacer utensilios de cocina”, refirió.

Recuerda que aprendió a hacer esos trastes por su papá, pero conforme creció y se hizo mayor se dedicó al trabajo del campo; sin embargo, pasados los 34 años refiere que las fuerzas ya no fueron las mismas y dejó el campo.

Recuerda que fue cuando tuvo 14 años y que ya se aguantaba bien los utensilios y los podía manipular con mejor destreza que empezó a fabricar los trastes de cocina.

Yo vivo en la orilla del municipio de Ayahualulco, en lo que se conoce como el Barrio de San Antonio, ahí está su pobre casa; salgo temprano a vender, pero lo malo es que los inspectores no nos dejan. Nos dejan un ratito y de ahí nos quitan y aprovechamos el tiempo que no nos molestan para ir vendiendo algo

Sus bateas de madera de una sola pieza las da en 200 pesos, aunque si salen grandes las puede vender hasta en 250 pesos y las palas de madera las da en 25 pesos, las grandes, y en 15 pesos las chicas, a pesar del esfuerzo y el trabajo que representa para don David hacer estas bandejas aún hay gente que le regatea.

“Sí saco para comer. Ya no avanzo trabajando como antes, pues ya estoy viejo y no avanza uno igual, pero me hago dos bateas al día y las palitas de madera me hago 15 o 20 al día y es a lo único que me dedico”, dice mientras un cliente pregunta en cuánto las vende.

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