Desde hace ocho años para Gerardo Calleja Martínez, el Día del Padre es una fecha hueca, "sin nada que celebrar", ya que en 2010 su hijo menor fue secuestrado en Poza Rica por policías federales y desde entonces no sabe nada de su paradero.
Entrevistado en el marco del Día del Padre reconoció que desde el 18 de septiembre de 2010 su vida quedó en pausa y la "normalidad" no va a regresar hasta que se reencuentre con su hijo Luis Alberto y lo pueda abrazar nuevamente.
En este mes, el 9 de junio, mi hijo cumplió años y no lo tengo conmigo. ¿Qué puedo festejar? Desde 2010 no hay para nosotros Día del Padre ni Día de las Madres, porque lo que hacemos es ir a manifestaciones pidiendo que aparezca mi hijo y que haya justicia para la gente que se lo llevó Gerardo Calleja González
Calleja Martínez reconoció que la desaparición forzada de la que fue objeto su familia no sólo lo destrozó a él y a su esposa, sino también a la familia que Luis Alberto recién había formado, porque dejó en el desamparo a sus tres hijos, que entonces tenían 1, 2 y 3 años.
Actualmente sus nietos tienen 11, 9 y 8 años de edad y los tres viven con su mamá en Reynosa, Tamaulipas, sin embargo, tanto su abuelo materno como él tratan de ser la figura paterna de los niños que acuden a terapias psicológicas para poder procesar la ausencia de su papá.
"Mis niños (sus nietos) están desamparados de padre, esto les trastornó la existencia totalmente. Yo estoy vivo y de pie por ellos porque aunque nos compartimos el cuidado entre los papás de mi nuera y nosotros, pero aquí a Xalapa nos los traen en vacaciones, hay días que pasan aquí y en otras fechas que nosotros podemos".
El integrante del Colectivo Por la Paz Xalapa aseguró estar viviendo una pesadilla que no parece terminar, ya que aunque hay dos personas detenidas por el secuestro de su hijo, ninguno de los dos ha querido dar detalles sobre el paradero de Luis Alberto, quien tenía 25 años.
Explicó que los dos principales secuestradores son policías federales activos que ya están en la cárcel por la desaparición de su hijo y de dos personas más que fueron levantadas ese mismo día en el bar "Don Gabino". "Nosotros nos conformaríamos con que nos dijeran qué hicieron con él, bueno con ellos y dónde están. Ya con localizar a mi hijo nos daríamos por satisfechos", sentenció.
Finalmente el padre de familia reconoció que aunque está en proceso de recibir terapia psicológica para procesar el dolor junto con su esposa y su hijo mayor, aún no está en condiciones de aceptar la muerte de Luis Alberto, por lo que sigue soñando con el día en que lo vea entrar por la puerta y abrazarlo.
"Nos unimos al Colectivo por la paz para tener un poco más de fuerza y encontrar apoyo porque enfrentar esto solo es muy complicado y en eso estamos ahorita, luchando porque yo no pierdo la esperanza de encontrarlo vivo".
