/ miércoles 19 de junio de 2019

Es imposible no sentir feo, dice albañil al ver su casa destruida

Barrancada se la destruyó el pasado 15 de junio, en Acultzingo; demandan ayuda de autoridades

ACULTZINGO, Ver.- Familias afectadas por la barrancada del 4 de junio, que dañó al menos 65 viviendas de la colonia Juan Pablo II, claman ayuda para recuperar su patrimonio. El lodo y grandes rocas destruyeron algunas de las casas, incluidos muebles y otras pertenencias, lo que dejó prácticamente en la calle a los afectados.

Con tristeza y preocupación los damnificados esperan que la colonia, que vive de la agricultura, sea declarada como zona de desastre y se destinen recursos suficientes para su reubicación.

La situación es compleja, pues además de los daños a las viviendas hay habitantes que perdieron cultivos de maíz, nopal y frijol, y otros que sus terrenos agrícolas de plano quedaron cubiertos de rocas.

Foto: Cortesía

Las calles y casas afectadas aún emanan un olor nauseabundo; vecinos piden a las autoridades sanitarias no limitar las acciones de sanidad para prevenir brotes epidemiológicos.

El siniestro dañó además parte de la instalación eléctrica y de la red de agua potable; el pueblo sufre por el abasto del vital líquido, que a la fecha les llevan con pipas.

Las labores de limpieza y remoción de escombro aún siguen. Lugareños y elementos de Seguridad Pública se coordinan para quitar el lodo y las rocas con picos, palas y con máquina, que irónicamente cubrieron la llamada Calle de la Amargura, principal escenario del siniestro.

PERDIERON SUS CASAS EN MINUTOS

Timoteo Vázquez es uno de los habitantes que perdió su casa a causa de la desbarrancada. Sin poder ocultar su tristeza, el campesino recuerda que recibió la noticia a través de una llamada telefónica, pues en ese momento se encontraba en Tehuacán, Puebla, donde trabaja como albañil.

El deslave acabó en cuestión de minutos con su único patrimonio; "fueron 15 años de arduo trabajo y de sufrimiento para poder construir mi casa... es imposible evitar sentir feo, pues ahora mi familia y yo no tenemos en dónde vivir", citó.

Con esfuerzos y mucho sacrificio durante años realizó ahorros, que poco a poco invirtió en material para edificar su hogar.

Timoteo mantiene a su mamá y sus dos hijos adolescentes, por lo que necesita apoyo para alojarlos lo más pronto posible.

El día de los hechos, grandes rocas azotaron contra las paredes de la casa y las destruyeron. El lodo inundó las tres piezas que formaban parte del inmueble, además de que sepultó muebles, aparatos electrónicos y otras pertenencias, que fueron pérdida total.

La casa de Timoteo, situada en la parte alta de la colonia, amortiguó el golpe, de lo contrario otra vivienda que se ubica en un desnivel hubiera quedado sepultada. Las instalaciones de la escuela primaria "Miguel Hidalgo" sólo resultaron con parte de una malla derribada.

Alrededor de la vivienda quedaron grandes rocas atascadas en lodo, que serían removidas con máquina para prevenir un incidente más grande.

A lo largo de la Calle de la Amargura al menos otras 64 casas resultaron dañadas, pero la de Timoteo Vázquez es la que se llevó la peor parte.


Foto: Eduardo Murillo

LLUVIA SIN PRECEDENTES

Para los habitantes de la colonia Juan Pablo II, la tormenta del pasado sábado no tiene precedentes. La cantidad de agua fue demasiada, al grado de causar escurrimientos que ablandaron el cerro "el Coyote" para que una de sus partes altas se desgajara.

El estruendo se escuchó a kilómetros, relatan vecinos, quienes aseguran que los golpes de las rocas los atemorizaron, pues se trataba de una especie de avalancha que amenazaba con sepultarlos.

Durante el siniestro la población salió de sus hogares para ponerse a salvo. La gente corrió en busca de lugares seguros, desde donde vieron cómo el lodo y las rocas cubrían parcialmente sus casas y a otras las destruía.

Los escurrimientos ablandaron una parte de el cerro "El Coyote" / Foto: Eduardo Murillo

Ese día dos personas resultaron lesionadas al ser golpeadas por el lodo que arrastró piedras y troncos, entre otros escombros. Otras más sufrieron crisis nerviosa al ver la destrucción. Más tarde fueron dadas de alta.

Margarita Vázquez relata lo sucedido y recuerda que tuvo miedo de morir sepultada, pues al tratar de ponerse a salvo se subió a un mototaxi, que fue alcanzada y parcialmente aplastada por la barrancada. El conductor y ella salieron ilesos.

El deslave es histórico, según los lugareños, pues a pesar de que la zona de Acultzingo se caracteriza por intensas lluvias, en esa ocasión la tormenta se manifestó con una mayor intensidad.

Además, las afectaciones al cerro a causa de un incendio forestal de finales de abril, acabaron con los árboles y matorrales que pudieron haber servido como barrera.

ESCASEZ DE AGUA Y SIN ENERGÍA ELÉCTRICA

La barrancada destruyó parte de la red de agua potable que abastece a toda la colonia y para garantizar el servicio del vital líquido las autoridades municipales facilitaron pipas.

Los habitantes racionan el agua para que alcance a todos y piden el apoyo de los tres niveles de gobiernos para que la tubería sea rehabilitada o reemplazada. El sistema de drenaje, que apenas iba a ser inaugurado, también se dañó.

Foto: Eduardo Murillo


Los damnificados se apoyan entre ellos para tener un techo donde pasar las noches, además de que reciben alimentos y agua purificada que les envían de otras comunidades de Acultzingo y sus alrededores.

La incertidumbre para los habitantes va en aumento, pues entre más se remueve el escombro salen a relucir mayores afectaciones.

"Necesitamos agua, alimentos, ropa y un lugar donde vivir", destaca como la principal necesidad de los afectados.

CAMPO AGRÍCOLA, CUBIERTO DE LODO

El campo agrícola también quedó cubierto de lodo y rocas. La mayor parte de los sembradíos de nopal, frijol y maíz quedó devastada.

El desgajamiento del cerro además se llevó animales de granja, como gallinas y conejos. Las vacas y becerros se salvaron, por estar ubicados en la parte baja del pueblo.

Leopoldo Vázquez, representante de la colonia, perdió granos de maíz que utilizaría para la alimentación del ganado y la próxima siembra.

Los cultivos que se obtienen en este lugar se utilizan principalmente para el autoconsumo, por lo que al quedar sepultados los lugareños perderán una parte importante de su alimentación.

Damnificados piden el apoyo a la Sedarpa para obtener semillas de maíz y de frijol que esperan sembrar una vez recuperada la superficie agrícola / Foto: Eduardo Murillo

Las faldas del cerro también son utilizadas para la agricultura, pero las condiciones en las que quedaron impiden que puedan ser rehabilitadas a corto plazo para aprovechar la temporada de lluvias.

Entre los damnificados hay quienes piden el apoyo de la Sedarpa para obtener semillas de maíz y de frijol, con tal de estar preparados para sembrar, una vez que se recupere la superficie agrícola.

Las labores de remoción de escombros continúan. La Calle de la Amargura ha sido recuperada en la mayor parte de su trayectoria y los habitantes esperan no dejar de recibir el apoyo de policías para sacar los escombros de sus hogares.

ACULTZINGO, Ver.- Familias afectadas por la barrancada del 4 de junio, que dañó al menos 65 viviendas de la colonia Juan Pablo II, claman ayuda para recuperar su patrimonio. El lodo y grandes rocas destruyeron algunas de las casas, incluidos muebles y otras pertenencias, lo que dejó prácticamente en la calle a los afectados.

Con tristeza y preocupación los damnificados esperan que la colonia, que vive de la agricultura, sea declarada como zona de desastre y se destinen recursos suficientes para su reubicación.

La situación es compleja, pues además de los daños a las viviendas hay habitantes que perdieron cultivos de maíz, nopal y frijol, y otros que sus terrenos agrícolas de plano quedaron cubiertos de rocas.

Foto: Cortesía

Las calles y casas afectadas aún emanan un olor nauseabundo; vecinos piden a las autoridades sanitarias no limitar las acciones de sanidad para prevenir brotes epidemiológicos.

El siniestro dañó además parte de la instalación eléctrica y de la red de agua potable; el pueblo sufre por el abasto del vital líquido, que a la fecha les llevan con pipas.

Las labores de limpieza y remoción de escombro aún siguen. Lugareños y elementos de Seguridad Pública se coordinan para quitar el lodo y las rocas con picos, palas y con máquina, que irónicamente cubrieron la llamada Calle de la Amargura, principal escenario del siniestro.

PERDIERON SUS CASAS EN MINUTOS

Timoteo Vázquez es uno de los habitantes que perdió su casa a causa de la desbarrancada. Sin poder ocultar su tristeza, el campesino recuerda que recibió la noticia a través de una llamada telefónica, pues en ese momento se encontraba en Tehuacán, Puebla, donde trabaja como albañil.

El deslave acabó en cuestión de minutos con su único patrimonio; "fueron 15 años de arduo trabajo y de sufrimiento para poder construir mi casa... es imposible evitar sentir feo, pues ahora mi familia y yo no tenemos en dónde vivir", citó.

Con esfuerzos y mucho sacrificio durante años realizó ahorros, que poco a poco invirtió en material para edificar su hogar.

Timoteo mantiene a su mamá y sus dos hijos adolescentes, por lo que necesita apoyo para alojarlos lo más pronto posible.

El día de los hechos, grandes rocas azotaron contra las paredes de la casa y las destruyeron. El lodo inundó las tres piezas que formaban parte del inmueble, además de que sepultó muebles, aparatos electrónicos y otras pertenencias, que fueron pérdida total.

La casa de Timoteo, situada en la parte alta de la colonia, amortiguó el golpe, de lo contrario otra vivienda que se ubica en un desnivel hubiera quedado sepultada. Las instalaciones de la escuela primaria "Miguel Hidalgo" sólo resultaron con parte de una malla derribada.

Alrededor de la vivienda quedaron grandes rocas atascadas en lodo, que serían removidas con máquina para prevenir un incidente más grande.

A lo largo de la Calle de la Amargura al menos otras 64 casas resultaron dañadas, pero la de Timoteo Vázquez es la que se llevó la peor parte.


Foto: Eduardo Murillo

LLUVIA SIN PRECEDENTES

Para los habitantes de la colonia Juan Pablo II, la tormenta del pasado sábado no tiene precedentes. La cantidad de agua fue demasiada, al grado de causar escurrimientos que ablandaron el cerro "el Coyote" para que una de sus partes altas se desgajara.

El estruendo se escuchó a kilómetros, relatan vecinos, quienes aseguran que los golpes de las rocas los atemorizaron, pues se trataba de una especie de avalancha que amenazaba con sepultarlos.

Durante el siniestro la población salió de sus hogares para ponerse a salvo. La gente corrió en busca de lugares seguros, desde donde vieron cómo el lodo y las rocas cubrían parcialmente sus casas y a otras las destruía.

Los escurrimientos ablandaron una parte de el cerro "El Coyote" / Foto: Eduardo Murillo

Ese día dos personas resultaron lesionadas al ser golpeadas por el lodo que arrastró piedras y troncos, entre otros escombros. Otras más sufrieron crisis nerviosa al ver la destrucción. Más tarde fueron dadas de alta.

Margarita Vázquez relata lo sucedido y recuerda que tuvo miedo de morir sepultada, pues al tratar de ponerse a salvo se subió a un mototaxi, que fue alcanzada y parcialmente aplastada por la barrancada. El conductor y ella salieron ilesos.

El deslave es histórico, según los lugareños, pues a pesar de que la zona de Acultzingo se caracteriza por intensas lluvias, en esa ocasión la tormenta se manifestó con una mayor intensidad.

Además, las afectaciones al cerro a causa de un incendio forestal de finales de abril, acabaron con los árboles y matorrales que pudieron haber servido como barrera.

ESCASEZ DE AGUA Y SIN ENERGÍA ELÉCTRICA

La barrancada destruyó parte de la red de agua potable que abastece a toda la colonia y para garantizar el servicio del vital líquido las autoridades municipales facilitaron pipas.

Los habitantes racionan el agua para que alcance a todos y piden el apoyo de los tres niveles de gobiernos para que la tubería sea rehabilitada o reemplazada. El sistema de drenaje, que apenas iba a ser inaugurado, también se dañó.

Foto: Eduardo Murillo


Los damnificados se apoyan entre ellos para tener un techo donde pasar las noches, además de que reciben alimentos y agua purificada que les envían de otras comunidades de Acultzingo y sus alrededores.

La incertidumbre para los habitantes va en aumento, pues entre más se remueve el escombro salen a relucir mayores afectaciones.

"Necesitamos agua, alimentos, ropa y un lugar donde vivir", destaca como la principal necesidad de los afectados.

CAMPO AGRÍCOLA, CUBIERTO DE LODO

El campo agrícola también quedó cubierto de lodo y rocas. La mayor parte de los sembradíos de nopal, frijol y maíz quedó devastada.

El desgajamiento del cerro además se llevó animales de granja, como gallinas y conejos. Las vacas y becerros se salvaron, por estar ubicados en la parte baja del pueblo.

Leopoldo Vázquez, representante de la colonia, perdió granos de maíz que utilizaría para la alimentación del ganado y la próxima siembra.

Los cultivos que se obtienen en este lugar se utilizan principalmente para el autoconsumo, por lo que al quedar sepultados los lugareños perderán una parte importante de su alimentación.

Damnificados piden el apoyo a la Sedarpa para obtener semillas de maíz y de frijol que esperan sembrar una vez recuperada la superficie agrícola / Foto: Eduardo Murillo

Las faldas del cerro también son utilizadas para la agricultura, pero las condiciones en las que quedaron impiden que puedan ser rehabilitadas a corto plazo para aprovechar la temporada de lluvias.

Entre los damnificados hay quienes piden el apoyo de la Sedarpa para obtener semillas de maíz y de frijol, con tal de estar preparados para sembrar, una vez que se recupere la superficie agrícola.

Las labores de remoción de escombros continúan. La Calle de la Amargura ha sido recuperada en la mayor parte de su trayectoria y los habitantes esperan no dejar de recibir el apoyo de policías para sacar los escombros de sus hogares.

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