/ miércoles 17 de febrero de 2021

Están en el olvido los derechos LGBT: Ari Vera

Defensora expone que en la Normal Veracruzana "básicamente me dijeron, date de baja"

Xalapa, Ver.- En Veracruz, el estado mantiene una deuda histórica en torno a la protección de los derechos de todas las personas, particularmente hacia las mujeres, la infancia, adultos mayores y hacia la comunidad LGBT+, lo que se muestra en la inexistencia de políticas públicas hacia este sector víctima de la violencia y la discriminación, expresa Ari Vera Morales, defensora de derechos humanos y presidenta de la Red Internacional de Personas LGBTI+ Privadas de la Libertad “Corpora en Libertad”.

Con más de nueve años en el activismo, Ari Vera Morales, originaria del puerto de Veracruz, es un referente en la defensa de los derechos humanos de la población LGBT+ en el país, su experiencia por situaciones de discriminación durante su formación universitaria y laboral, así como la constante preparación profesional, han sido el vehículo para encabezar proyectos desde la asociación civil “Almas Cautivas” en la Ciudad de México, además de su labor como directora de Relaciones Institucionales de la Federación Mexicana de Empresarios LGBT+ y como presidenta de la Red Internacional “Corpora en Libertad”.

Aunque su trabajo desde la red de organizaciones está enfocado en la promoción y defensa de los derechos de la población LGBT+ privada de la libertad en la Ciudad de México y en Latinoamérica, su perspectiva de trabajo tiene un sentido más amplio, donde la principal apuesta es la cultura de respeto e inclusión de la población vulnerable.

En entrevista, la también integrante del Consejo Consultivo de Transgender Europe (TGEU) con sede en Alemania y participante del Programa Rainbow Leaders de la Federación Sueca de Gays, Lesbianas, Bisexual, Trans e Intersexuales (RFFSL), en Estocolmo, Suecia, refiere que ser activista, promotora y defender los derechos humanos en cualquier parte del mundo es un trabajo riesgoso, es una labor que te coloca y expone a la violencia, “porque muchas personas que están a tu alrededor al no ser empáticas, sensibles y también tener mala información al respecto, pueden colocarte en el centro de la violencia.

Apunta que, a diferencia de la Ciudad de México, donde hay avances en las políticas públicas, en la legislación y defensoría de los derechos humanos, Veracruz sigue siendo un estado en donde la inseguridad se encuentra en un nivel preocupante para las y los activistas de la comunidad diversa, pues en las últimas fechas se ha visto un incremento en crímenes de odio, frente a lo cual se han tenido que iniciar protestas para ser escuchadas por las autoridades.

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Desafortunadamente, en Veracruz, la situación ha sido doblemente peligrosa para mis compañeras y compañeros activistas, tenemos a un estado omiso, ausente e indiferente hacia las demandas del colectivo LGBTI+”, expresa.

Explica que a la inseguridad se suman los escasos avances en materia legislativa, pues aunque se cuenta con reforma al Código Penal del Estado, donde se establece como una causal los asesinatos de las personas LGBT+ por motivo de odio; el reconocimiento de la unión de dos personas (sin el componente hombre y mujer), en Veracruz no se ha querido reconocer el matrimonio igualitario, ni legislar a favor del reconocimiento de la identidad de género de las personas trans.

Señala también que para trabajar en favor de la comunidad diversa “no necesariamente tienes que ser una persona LGBT+”, basta con tener la voluntad y los conocimientos para entender cómo desde la política pública, programas y acciones de gobierno se puede beneficiar a todas las personas, comprender que transversalizar la perspectiva de género, de diversidad y de equidad, es comenzar a crear democracia, un estado de igualdad, de protección, de gobernabilidad para todas y todos.

La discriminación

Al preguntarle sobre las circunstancias que la rodearon para impulsar su carrera profesional y labor en materia de los derechos humanos, Ari Vera relata un episodio vivido a sus casi 18 años de edad, durante su paso en la Benemérita Escuela Normal Veracruzana “Enrique C. Rébsamen”, en Xalapa, cuando por su expresión e identidad ­–que no cumplían con los estereotipos de masculinidad– provocó que tanto profesores y compañeros la señalaran.

La Normal Veracruzana no me apoyó y básicamente me dijeron date de baja, pertenecía yo a las últimas generaciones que tenían derecho a salir, una vez graduada, con una plaza, pero esa situación de discriminación afectó en mi persona, mi futuro profesional, sobretodo en mi futuro de estabilidad económica”, recuerda.

Sin embargo, Ari Vera encontró –cuatro años después– en la Ciudad de México, un lugar de respiro y respeto a la diversidad, una libertad que su ciudad de origen le había negado, “para mí Veracruz significaba ser excluida en todos los sentidos, no pude terminar la escuela, no pude acceder a un trabajo formal.

Por ello considera que el acceso a los derechos depende del Estado, de la región, del partido político, de la voluntad, la empatía del territorio donde estés. Cita como ejemplo, que las personas trans en la Ciudad de México tienen un ejercicio de ciudadanía mucho más amplio, por lo que pueden acceder a diferentes servicios donde se respeta y existe su expresión e identidad, pero en Veracruz no.

Asimismo, a Ari Vela, a partir de su experiencia, le quedó claro que la discriminación por identidad de género también incide en las condiciones y calidad de vida de las personas.

Eso (la discriminación) a futuro nos afecta en el mundo laboral porque, por ejemplo, al truncar estudios, nos quedamos sin las herramientas suficientes para llegar a pedir un trabajo que nos permita cumplir con el perfil requerido y asegurar con ello un sustento”, refiere.

Aunque también comenta que esta violencia y exclusión impacta de manera diferenciada entra las personas LGBT+: “una persona gay, supongamos, que cumple con la forma de ser de un hombre no va enfrentar la misma exclusión y discriminación de una persona trans, en ese sentido esta violencia afecta de manera diferente entre las personas de la comunidad.”

En general, afirma, lo que afecta a las personas LGBT+ es una cultura machista, misógina, que tiene muchos prejuicios y estigmas sobre las personas diferentes.

De ahí que los prejuicios menoscaben los derechos de la comunidad diversa: “existen estigmas en muchas de las personas que legislan en nuestro estado, que anteponen intereses partidarios o religiosos, o de grupos de personas que están en contra de las personas LGBT+”.

El apoyo familiar

Ari Vera cuenta con una Licenciatura en Mercadotecnia por la Universidad Insurgentes de la Ciudad de México y una Maestría en Promoción y Defensa de los Derechos Humanos por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), así como estudios en Educación Especial con especialidad en Problemas del Aprendizaje, Marketing Político y sobre el Derecho a la No Discriminación por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.

Para la asambleísta del Consejo Consultivo en el COPRED de la Ciudad de México (Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación), el apoyo y amor de su madre ha sido clave en su formación y perseverancia.

Si me considero una persona aguerrida, es porque tuve una madre cariñosa, amorosa, respetuosa, que por supuesto que le costó trabajo entender qué es una persona trans, pero desde el amor lo entendió, me apoyó y hasta la fecha me sigue impulsando”, expresa.

Al respecto, reflexiona sobre cómo los hijos e hijas también deberían dar tiempo a los padres de entender a las personas LGBT: “así como las personas trans transitamos un tiempo para poder expresarnos como queremos ser, también los padres lo necesitan, y eso requiere tiempo.”

También invitó a los padres y madres a que no se sientan culpables cuando una hija o un hijo expresa su diferencia, “no es que hayas fallado, simplemente el mundo es diverso, el amor no tiene género, el amor puro es lo que debe prevalecer en la educación de cualquier familia.

La agenda olvidada

La asociación civil “Almas Cautivas”, fue creada el 3 de junio de 2013, enfocada a trabajar a favor de la población LGBT+ privada de la libertad, con presencia en los centros penitenciarios de la CDMX y, desde sus propios recursos, ha acompañado a organizaciones locales y de otros estados para promover la agenda pública de este sector.

Foto: René Corrales | Diario de Xalapa

El trabajo no ha sido fácil “porque en otros estados faltan mucho más cosas, falta legislar sobre matrimonio igualitario, identidad de género, asegurar el acceso a medicamentos para personas con VIH, la inclusión laboral, asegurar que las escuelas sean libres de discriminación, y lo último que se mira son las personas que están en las cárceles, eso tenemos en contra”.

Sin embargo, explica Ari Vera, a partir de la experiencia de “Almas Cautivas”, pudo conformar una red internacional de organizaciones de otros países como El Salvador, Honduras, Brasil, Guatemala, Colombia, Argentina, Uruguay, para trabajar a favor de las personas LGBT+ que se encuentran privadas de la libertad en sus países, “con ello hemos saltado de lo local a lo internacional, lo cual es importante para visibilizar a nivel mundial esta problemática”.

Por otra parte, indica, aún se tiene un “hueco” en atención en otras entidades federativas de México, “la agenda de las personas LGBT privadas de la libertad es la agenda más olvidada, por eso no sabemos qué está pasando en el resto de los centros penitenciarios en el estado de Veracruz y el país.

“La diversidad nos fortalece”

Al hablar sobre los movimientos impulsados por la comunidad diversa, Ari Vera explica que, en el caso del activismo de las personas trans, es un movimiento muy reciente, pues durante mucho tiempo las demandas de la población trans estuvieron en voces de personas LG (lesbianas y gays), por lo que “apenas estamos aprendiendo a dialogar”.

Foto: José Luis Hernández Romero| Diario de Xalapa

El movimiento también, agrega, está en un proceso de crecimiento y madurez, lo cual lleva años construir; sin embargo, considera que lo que une a todas las personas de la comunidad LGBT+, es que todas son personas víctimas de la discriminación, violencia y exclusión, lo cual se extiende también a indígenas, niñas, niños y adultos mayores.

Como colectivo, “lo que tenemos que hacer es partir de la idea de que la diversidad nos enriquece a todos, nos fortalece, que está bien ser único, pero al final todos somos iguales; nos llevará años construirlo, pero lo vamos a lograr”.

Xalapa, Ver.- En Veracruz, el estado mantiene una deuda histórica en torno a la protección de los derechos de todas las personas, particularmente hacia las mujeres, la infancia, adultos mayores y hacia la comunidad LGBT+, lo que se muestra en la inexistencia de políticas públicas hacia este sector víctima de la violencia y la discriminación, expresa Ari Vera Morales, defensora de derechos humanos y presidenta de la Red Internacional de Personas LGBTI+ Privadas de la Libertad “Corpora en Libertad”.

Con más de nueve años en el activismo, Ari Vera Morales, originaria del puerto de Veracruz, es un referente en la defensa de los derechos humanos de la población LGBT+ en el país, su experiencia por situaciones de discriminación durante su formación universitaria y laboral, así como la constante preparación profesional, han sido el vehículo para encabezar proyectos desde la asociación civil “Almas Cautivas” en la Ciudad de México, además de su labor como directora de Relaciones Institucionales de la Federación Mexicana de Empresarios LGBT+ y como presidenta de la Red Internacional “Corpora en Libertad”.

Aunque su trabajo desde la red de organizaciones está enfocado en la promoción y defensa de los derechos de la población LGBT+ privada de la libertad en la Ciudad de México y en Latinoamérica, su perspectiva de trabajo tiene un sentido más amplio, donde la principal apuesta es la cultura de respeto e inclusión de la población vulnerable.

En entrevista, la también integrante del Consejo Consultivo de Transgender Europe (TGEU) con sede en Alemania y participante del Programa Rainbow Leaders de la Federación Sueca de Gays, Lesbianas, Bisexual, Trans e Intersexuales (RFFSL), en Estocolmo, Suecia, refiere que ser activista, promotora y defender los derechos humanos en cualquier parte del mundo es un trabajo riesgoso, es una labor que te coloca y expone a la violencia, “porque muchas personas que están a tu alrededor al no ser empáticas, sensibles y también tener mala información al respecto, pueden colocarte en el centro de la violencia.

Apunta que, a diferencia de la Ciudad de México, donde hay avances en las políticas públicas, en la legislación y defensoría de los derechos humanos, Veracruz sigue siendo un estado en donde la inseguridad se encuentra en un nivel preocupante para las y los activistas de la comunidad diversa, pues en las últimas fechas se ha visto un incremento en crímenes de odio, frente a lo cual se han tenido que iniciar protestas para ser escuchadas por las autoridades.

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Desafortunadamente, en Veracruz, la situación ha sido doblemente peligrosa para mis compañeras y compañeros activistas, tenemos a un estado omiso, ausente e indiferente hacia las demandas del colectivo LGBTI+”, expresa.

Explica que a la inseguridad se suman los escasos avances en materia legislativa, pues aunque se cuenta con reforma al Código Penal del Estado, donde se establece como una causal los asesinatos de las personas LGBT+ por motivo de odio; el reconocimiento de la unión de dos personas (sin el componente hombre y mujer), en Veracruz no se ha querido reconocer el matrimonio igualitario, ni legislar a favor del reconocimiento de la identidad de género de las personas trans.

Señala también que para trabajar en favor de la comunidad diversa “no necesariamente tienes que ser una persona LGBT+”, basta con tener la voluntad y los conocimientos para entender cómo desde la política pública, programas y acciones de gobierno se puede beneficiar a todas las personas, comprender que transversalizar la perspectiva de género, de diversidad y de equidad, es comenzar a crear democracia, un estado de igualdad, de protección, de gobernabilidad para todas y todos.

La discriminación

Al preguntarle sobre las circunstancias que la rodearon para impulsar su carrera profesional y labor en materia de los derechos humanos, Ari Vera relata un episodio vivido a sus casi 18 años de edad, durante su paso en la Benemérita Escuela Normal Veracruzana “Enrique C. Rébsamen”, en Xalapa, cuando por su expresión e identidad ­–que no cumplían con los estereotipos de masculinidad– provocó que tanto profesores y compañeros la señalaran.

La Normal Veracruzana no me apoyó y básicamente me dijeron date de baja, pertenecía yo a las últimas generaciones que tenían derecho a salir, una vez graduada, con una plaza, pero esa situación de discriminación afectó en mi persona, mi futuro profesional, sobretodo en mi futuro de estabilidad económica”, recuerda.

Sin embargo, Ari Vera encontró –cuatro años después– en la Ciudad de México, un lugar de respiro y respeto a la diversidad, una libertad que su ciudad de origen le había negado, “para mí Veracruz significaba ser excluida en todos los sentidos, no pude terminar la escuela, no pude acceder a un trabajo formal.

Por ello considera que el acceso a los derechos depende del Estado, de la región, del partido político, de la voluntad, la empatía del territorio donde estés. Cita como ejemplo, que las personas trans en la Ciudad de México tienen un ejercicio de ciudadanía mucho más amplio, por lo que pueden acceder a diferentes servicios donde se respeta y existe su expresión e identidad, pero en Veracruz no.

Asimismo, a Ari Vela, a partir de su experiencia, le quedó claro que la discriminación por identidad de género también incide en las condiciones y calidad de vida de las personas.

Eso (la discriminación) a futuro nos afecta en el mundo laboral porque, por ejemplo, al truncar estudios, nos quedamos sin las herramientas suficientes para llegar a pedir un trabajo que nos permita cumplir con el perfil requerido y asegurar con ello un sustento”, refiere.

Aunque también comenta que esta violencia y exclusión impacta de manera diferenciada entra las personas LGBT+: “una persona gay, supongamos, que cumple con la forma de ser de un hombre no va enfrentar la misma exclusión y discriminación de una persona trans, en ese sentido esta violencia afecta de manera diferente entre las personas de la comunidad.”

En general, afirma, lo que afecta a las personas LGBT+ es una cultura machista, misógina, que tiene muchos prejuicios y estigmas sobre las personas diferentes.

De ahí que los prejuicios menoscaben los derechos de la comunidad diversa: “existen estigmas en muchas de las personas que legislan en nuestro estado, que anteponen intereses partidarios o religiosos, o de grupos de personas que están en contra de las personas LGBT+”.

El apoyo familiar

Ari Vera cuenta con una Licenciatura en Mercadotecnia por la Universidad Insurgentes de la Ciudad de México y una Maestría en Promoción y Defensa de los Derechos Humanos por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), así como estudios en Educación Especial con especialidad en Problemas del Aprendizaje, Marketing Político y sobre el Derecho a la No Discriminación por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.

Para la asambleísta del Consejo Consultivo en el COPRED de la Ciudad de México (Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación), el apoyo y amor de su madre ha sido clave en su formación y perseverancia.

Si me considero una persona aguerrida, es porque tuve una madre cariñosa, amorosa, respetuosa, que por supuesto que le costó trabajo entender qué es una persona trans, pero desde el amor lo entendió, me apoyó y hasta la fecha me sigue impulsando”, expresa.

Al respecto, reflexiona sobre cómo los hijos e hijas también deberían dar tiempo a los padres de entender a las personas LGBT: “así como las personas trans transitamos un tiempo para poder expresarnos como queremos ser, también los padres lo necesitan, y eso requiere tiempo.”

También invitó a los padres y madres a que no se sientan culpables cuando una hija o un hijo expresa su diferencia, “no es que hayas fallado, simplemente el mundo es diverso, el amor no tiene género, el amor puro es lo que debe prevalecer en la educación de cualquier familia.

La agenda olvidada

La asociación civil “Almas Cautivas”, fue creada el 3 de junio de 2013, enfocada a trabajar a favor de la población LGBT+ privada de la libertad, con presencia en los centros penitenciarios de la CDMX y, desde sus propios recursos, ha acompañado a organizaciones locales y de otros estados para promover la agenda pública de este sector.

Foto: René Corrales | Diario de Xalapa

El trabajo no ha sido fácil “porque en otros estados faltan mucho más cosas, falta legislar sobre matrimonio igualitario, identidad de género, asegurar el acceso a medicamentos para personas con VIH, la inclusión laboral, asegurar que las escuelas sean libres de discriminación, y lo último que se mira son las personas que están en las cárceles, eso tenemos en contra”.

Sin embargo, explica Ari Vera, a partir de la experiencia de “Almas Cautivas”, pudo conformar una red internacional de organizaciones de otros países como El Salvador, Honduras, Brasil, Guatemala, Colombia, Argentina, Uruguay, para trabajar a favor de las personas LGBT+ que se encuentran privadas de la libertad en sus países, “con ello hemos saltado de lo local a lo internacional, lo cual es importante para visibilizar a nivel mundial esta problemática”.

Por otra parte, indica, aún se tiene un “hueco” en atención en otras entidades federativas de México, “la agenda de las personas LGBT privadas de la libertad es la agenda más olvidada, por eso no sabemos qué está pasando en el resto de los centros penitenciarios en el estado de Veracruz y el país.

“La diversidad nos fortalece”

Al hablar sobre los movimientos impulsados por la comunidad diversa, Ari Vera explica que, en el caso del activismo de las personas trans, es un movimiento muy reciente, pues durante mucho tiempo las demandas de la población trans estuvieron en voces de personas LG (lesbianas y gays), por lo que “apenas estamos aprendiendo a dialogar”.

Foto: José Luis Hernández Romero| Diario de Xalapa

El movimiento también, agrega, está en un proceso de crecimiento y madurez, lo cual lleva años construir; sin embargo, considera que lo que une a todas las personas de la comunidad LGBT+, es que todas son personas víctimas de la discriminación, violencia y exclusión, lo cual se extiende también a indígenas, niñas, niños y adultos mayores.

Como colectivo, “lo que tenemos que hacer es partir de la idea de que la diversidad nos enriquece a todos, nos fortalece, que está bien ser único, pero al final todos somos iguales; nos llevará años construirlo, pero lo vamos a lograr”.

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