A nivel internacional, a los mexicanos se les ve como tramposos, tranzas, violentos, narcotraficantes, drogadictos y huachicoleros, entre otras muchas cosas y esa fama ha sido bien ganada, afirmó Hipólito Reyes Larios, arzobispo de Xalapa.
Durante su homilía en la que habló acerca de las apariencias y lo que sale del corazón, reiteró que la imagen internacional del mexicano ha sido bien ganada porque las telenovelas, los corridos de las bandas y muchas otras cosas que se ven y oyen hablan de narco, de corrupción, de impunidad, de lo que se vive. Manifestó que incluso, quienes van al extranjero se comportan de manera inadecuada, como sucedió durante el mundial de futbol de Rusia. “Ésa es la fama que tenemos y la tenemos bien ganada”, afirmó.
Al mismo tiempo, dijo, hay quienes viven con muchos valores y que cuando una persona pierde el sentido moral le vale todo, ya no le interesa ningún valor ni ningún principio. “Pero a las personas que vivimos con valores, se nos invita a lo contrario, a tener un corazón limpio, dispuesto, a vivir los mandamientos de Dios, respetar a los demás y a preocuparnos de las necesidades ajenas”, señaló.
Ante los feligreses, manifestó que la sociedad mexicana llegó a ser lo que es porque todos los días es objeto de asesinatos, extorsiones , secuestros, corrupción en instituciones y otras cosas y que todo ello sale del corazón de cada uno “porque de ahí vienen las decisiones para robar, para asesinar, para extorsionar, para adulterar, insultar, calumniar…”.
Hipólito Reyes Larios expresó que en la actualidad nadie le quiere hacer caso a los mandamientos y que quien no roba es objeto de las burlas y agresiones de otros. “Se acaba con la vida fácilmente, a las personas se les asesina por cualquier causa, por robo, por pleitos, por secuestros; esa es la realidad que vivimos.
El cumplimiento de los mandamientos tiene que salir del corazón del hombre y tenemos la capacidad para hacerlo por la fuerza del Espíritu Santo que hemos recibido, si los aplicamos tendremos la solución a lo que vivimos”, dijo. Refirió que la religión auténtica es apartarse de lo negativo de este mundo y tener compasión de los demás haciendo obras de misericordia.
