El director de Obras Públicas, José Eduardo Robledo, reveló que por varios años se hicieron en la ciudad “rampas sin sentido” que son más peligrosas que beneficiosas para personas con alguna discapacidad.
“Muchas de ellas ni siquiera se podían usar porque la persona en silla de ruedas se bajaban justo donde se paraba el coche que estaba en alto y no podía usar la rampa”, dijo.
Señaló que en las nuevas calles que se están pavimentando en las colonias se están dejando las esquinas “deprimidas”, donde se borra la guarnición, de tal manera que la banqueta se convierte en una rampa para llegar a nivel a la calle.
Señaló que la idea ahora es hacer cosas que sirvan y que se aprovechen, pues sería inútil hacer construcciones que no beneficien a nadie.
“Yo participé en el diseño de Enríquez, primer tramo de Lucio y de Zaragoza, Primo Verdad y Leandro Valle; en esas calles pensamos primero en las personas con discapacidad”, dijo.
Recordó que las banquetas quedaron a nivel de calle de tal manera que todos los peatones pueden atravesar sin distingo de su condición física por donde deseen.
El centro debería ser una zona prioritariamente peatonal. Con este tipo de obras se incentiva mucho el comercio; lo pueden ver. Tanto en Zaragoza como Enríquez hay mucho más comercios y atracción, lo que obedece a una manera diferente de ver una calle donde los peatones tengan mucha más libertad