Xalapa, Ver.- En el panteón Bosques de Xalapa fue sepultado ayer, en medio de llantos, el niño que falleció tras haber sido aplastado por el elevador del puente de Plaza Américas el pasado martes; la Fiscalía General del Estado continúa con las investigaciones en torno al caso.
El niño de cinco años de edad fue velado toda la noche y madrugada del miércoles en una humilde vivienda construida de láminas y maderas de la colonia Ampliación Vicente Guerrero, por la zona de Campo de Tiro. Ahí permaneció el pequeño cajón que contenía los restos del niño Cristo Fernando.
Sus familiares y vecinos fueron llegando para rezar por su eterno descanso, al tiempo que comentaban el hecho que conmovió a cientos el pasado martes, cuando poco antes del mediodía el infortunado y su primo de siete años de edad jugaban en el elevador del puente.
Desde el momento en que trascendió la noticia, la presidenta del DIF municipal y la procuradora del menor se movilizaron para ubicar a la familia de los menores y brindarles asesoría, así como los recursos para el funeral, toda vez que se sabía de antemano que se trataba de una familia de escasos recursos.
Al parecer una mujer que se identificó como madre del niño y la abuela encabezaron las diligencias ante la autoridad competente. Aunque no lo confirmaron, gente que frecuentaba a los menores indicaron que éstos eran llevados hasta ese puente para pedir dinero a los peatones, sin embargo, al momento del fatal accidente nadie se acercó, fue hasta varios minutos después que una persona se acercó para identificarse como pariente.
Desde ese momento la Fiscalía General del Estado inició una investigación por el hecho, investigación en la que el DIF Xalapa y otras instancias participan para deslindar responsabilidades o fincar alguna a los tutores del finado, quienes públicamente han sido señalados de presuntamente descuidar a los infantes y exponerlos al llevarlos a la vía pública para pedir dinero.
La mañana de ayer los restos del pequeño fueron sacados de la vivienda y subidos a la carroza municipal, la siguiente parada era la iglesia de “San Judas Tadeo”, en la calle Camino Antiguo a Naolinco, en la colonia Campo de Tiro. En presencia de unas veinte personas dio inicio la misa que duró poco menos de una hora, encabezada por el párroco del lugar.
La familia de Fernando era vista llorando a un costado el ataúd; algunos vecinos e incluso personas de otras colonias que supieron del caso llegaban para darle el último adiós al menor. Los puntos de vista en torno al hecho eran opiniones encontradas. Algunos hacen un llamado a las autoridades para que se investigue a fondo, al considerar que existen inconsistencias, y otros simplemente lamentaban el infortunio y la desgracia por la que pasa la familia.
Al concluir la misa de nueva cuenta fue subido el cuerpo a la carroza y fue escoltada por camionetas con varias personas hasta el panteón Bosques de Xalapa, donde poco antes de la una de la tarde sería enterrado. La familia prefirió ya no hablar con medios de comunicación del caso, quizá por instrucciones de la autoridad que lleva el seguimiento.
Al ser abordada y cuestionada la abuela del menor afuera de la iglesia, al término de la ceremonia, ésta se negó a responder cualquier pregunta y su hijo pidió que no se podía comentar por el momento más del caso, al parecer debido a una investigación. De inmediato el joven se llevó a la mujer hacia una camioneta que ya los esperaba para llevarlos al camposanto.
CONVOCARON EN REDES SOCIALES
Trascendía la noticia el martes y las buenas acciones no se hicieron esperar. Una joven xalapeña convocó por redes sociales a otras personas para que se sumaran a una colecta de víveres o dinero en efectivo para apoyar a la familia del niño.
La respuesta fue respaldada por decenas de usuarios de Facebook y Twitter que contactaron a la joven para que les llevara al domicilio de Fernando. El miércoles por la noche, narró uno de los asistentes, llegó un grupo de personas a la humilde vivienda donde se realizaban los rezos.
“Estábamos llegando y algunos de los que ahí estaban parecían molestos por nuestra presencia, entregamos algunas cosas a manera de apoyarlos pero los comentarios no se hicieron esperar, incluso algunos salieron para correr a uno que otro reportero que llegaba para realizar su trabajo. El ambiente estaba pesado”, dijo un joven que pidió el anonimato.