/ domingo 9 de diciembre de 2018

Tejedoras de Soledad Atzompa: con lana defienden su tradición y cultura

El grupo Huitzil-Xóchitl fue conformado con la intención de empoderarlas económicamente, ya que por décadas han vivido rezagadas en la sierra

ORIZABA, Ver., 8 de diciembre.- La pobreza y la marginación con las que viven las mujeres del municipio de Soledad Atzompa las ha llevado a ampliar la gama de productos tejidos para mejorar sus ingresos.

Sus manos han sido siempre la principal herramienta con la que cuentan para poder transformar la lana en una pieza única e irrepetible.

Su creatividad es el mejor elemento que tienen para convertir el hilo en un artículo que es comercializado en mercados, exposiciones y espacios que son prestados por los municipios del estado y país.

Desde hace más de 40 años Herlinda Camilo de los Santos es tejedora, actividad con la que obtiene ingresos, aunque no los suficientes, para alimentar a su familia.


Foto: Eduardo Murillo

La necesidad la llevó a organizar un grupo de mujeres de la comunidad San Juan de los Lagos del municipio de Soledad Atzompa, quienes se dedican a tejer productos que son comercializados, principalmente, en el mercado de las artesanías en Orizaba.

Tuvimos que crecer, que hacer otras cosas para que el cliente lo compre, a veces no paga bien, pero lo que vaya saliendo es bueno para nosotras, mejor poco que nada. Dedicamos esfuerzo, paciencia y muchas horas de trabajo para tener la pieza que aquí se ve, pero eso no vale para quien no valora nuestra cultura

El grupo llamado Huitzil-Xóchitl, que significa flor de colibrí, fue conformado con la intención de empoderar económicamente a las mujeres que por décadas han vivido rezagadas en la sierra de su municipio.

Nosotras queríamos tener más dinero, siempre hemos vivido de esto, no sabemos hacer otra cosa, no sabemos ganar dinero de otra forma, por eso defendemos esto que es parte de nuestras tradiciones, de nuestra cultura, de nuestro trabajo

Son 10 mujeres las que pertenecen a este grupo, cada una de ellas dedicada a la elaboración de algún producto que se ofrece a los clientes, que en ocasiones no valoran las horas de trabajo que se necesitaron para que la pieza llegara a sus manos.

Las mujeres, que van de los 14 a los 75 años, han tenido que pasar de las piezas básicas como son los telares de cintura, rebosos y ponchos a pantunflas, gorros, muñecos, sonajas, aretes, pulseras, collares, pasadores, servilletas, cubre camas, tapetes, sombreros y bolsas, para lograr el mayor número de clientes posibles.


Las mujeres más grandes son las que dan la sabiduría a las pequeñas para que aprendan y puedan ir haciendo sus piezas para poder sacar su dinero. Uno tiene que enseñar muy bien para que las chiquitas hagan las cosas bien, no podemos vender algo que no está bien hecho, el tejido es especial, cada pieza es única, eso es lo que ofrecemos

Además de generar productos nuevos, las mujeres debieron aprender a mezclar los colores, por lo que hace algunos años sólo manejaban 20 y ahora utilizan más de 70.

Foto: Eduardo Murillo

Para lograr ampliar la gama de colores hicieron experimentos con las flores que utilizan para pintar la lana, entre las que se encuentran encino, alcatraz, cempasúchil, cuscuta, dalia, zarzamora, flor de tila, ilite, lengua de vaca, liquen, mazorquilla, nogal, palo amarillo, hierba de la mula, sauco, escobilla, mora, capulín y "siempre me verás así".

Las mujeres de este grupo han logrado salir adelante con su amplia insistencia en obtener mayores recursos para su alimentación y sustento, sobre todo porque aseguran estar cansadas de vivir marginadas.

Nosotras queremos que se reconozca nuestro trabajo, que se respete lo que hacemos y que se valore porque son horas de trabajo, hacer esto no es fácil para ninguna, menos cuando tienes que ir a traer la leña, cocinar, atender a los hijos y todo lo que hay que hacer en la casa, no es fácil, pero lo hacemos porque son parte de nuestra cultura

PROCESO DE CREACIÓN

Para lograr los tejidos se debe cortar la lana a las ovejas con ayudar de un cuchillo con amplio filo, con el fin de obtener el vellón que es la cantidad de fibra fruto de la esquila.

El vellón se utiliza para lograr el hilo, con lo que se inicia el trabajo del tejido. El hilado es un proceso que consiste en manejar un manojo de lana sin lavar alrededor de la muñeca, para ello las mujeres estiran la lana poco a poco con ambas manos, conforme al grueso de hilo que esperan obtener y el cual es impulsando con una de las manos la rueda que es utilizada para doblar el hilo.

Al terminar este proceso el hilo se envuelve entre el codo y la mano para tener listo el material para el lavado.

El lavado consiste en lavar el hilo con jabón y agua tibia o con ceniza y agua tibia, lo cual limpiará por completo la lana.

Foto: Eduardo Murillo

Mientras que el proceso de teñido se realiza en ollas grandes y palos naturales utilizando el color que destilan las flores.

Todos los procesos se realizan a mano, sin ayuda de herramientas o artículos que puedan facilitar cada actividad, ya que las mujeres consideran que hacerlo de forma manual le da un valor extra a cada producto que ponen a disposición de los clientes.

ORIZABA, Ver., 8 de diciembre.- La pobreza y la marginación con las que viven las mujeres del municipio de Soledad Atzompa las ha llevado a ampliar la gama de productos tejidos para mejorar sus ingresos.

Sus manos han sido siempre la principal herramienta con la que cuentan para poder transformar la lana en una pieza única e irrepetible.

Su creatividad es el mejor elemento que tienen para convertir el hilo en un artículo que es comercializado en mercados, exposiciones y espacios que son prestados por los municipios del estado y país.

Desde hace más de 40 años Herlinda Camilo de los Santos es tejedora, actividad con la que obtiene ingresos, aunque no los suficientes, para alimentar a su familia.


Foto: Eduardo Murillo

La necesidad la llevó a organizar un grupo de mujeres de la comunidad San Juan de los Lagos del municipio de Soledad Atzompa, quienes se dedican a tejer productos que son comercializados, principalmente, en el mercado de las artesanías en Orizaba.

Tuvimos que crecer, que hacer otras cosas para que el cliente lo compre, a veces no paga bien, pero lo que vaya saliendo es bueno para nosotras, mejor poco que nada. Dedicamos esfuerzo, paciencia y muchas horas de trabajo para tener la pieza que aquí se ve, pero eso no vale para quien no valora nuestra cultura

El grupo llamado Huitzil-Xóchitl, que significa flor de colibrí, fue conformado con la intención de empoderar económicamente a las mujeres que por décadas han vivido rezagadas en la sierra de su municipio.

Nosotras queríamos tener más dinero, siempre hemos vivido de esto, no sabemos hacer otra cosa, no sabemos ganar dinero de otra forma, por eso defendemos esto que es parte de nuestras tradiciones, de nuestra cultura, de nuestro trabajo

Son 10 mujeres las que pertenecen a este grupo, cada una de ellas dedicada a la elaboración de algún producto que se ofrece a los clientes, que en ocasiones no valoran las horas de trabajo que se necesitaron para que la pieza llegara a sus manos.

Las mujeres, que van de los 14 a los 75 años, han tenido que pasar de las piezas básicas como son los telares de cintura, rebosos y ponchos a pantunflas, gorros, muñecos, sonajas, aretes, pulseras, collares, pasadores, servilletas, cubre camas, tapetes, sombreros y bolsas, para lograr el mayor número de clientes posibles.


Las mujeres más grandes son las que dan la sabiduría a las pequeñas para que aprendan y puedan ir haciendo sus piezas para poder sacar su dinero. Uno tiene que enseñar muy bien para que las chiquitas hagan las cosas bien, no podemos vender algo que no está bien hecho, el tejido es especial, cada pieza es única, eso es lo que ofrecemos

Además de generar productos nuevos, las mujeres debieron aprender a mezclar los colores, por lo que hace algunos años sólo manejaban 20 y ahora utilizan más de 70.

Foto: Eduardo Murillo

Para lograr ampliar la gama de colores hicieron experimentos con las flores que utilizan para pintar la lana, entre las que se encuentran encino, alcatraz, cempasúchil, cuscuta, dalia, zarzamora, flor de tila, ilite, lengua de vaca, liquen, mazorquilla, nogal, palo amarillo, hierba de la mula, sauco, escobilla, mora, capulín y "siempre me verás así".

Las mujeres de este grupo han logrado salir adelante con su amplia insistencia en obtener mayores recursos para su alimentación y sustento, sobre todo porque aseguran estar cansadas de vivir marginadas.

Nosotras queremos que se reconozca nuestro trabajo, que se respete lo que hacemos y que se valore porque son horas de trabajo, hacer esto no es fácil para ninguna, menos cuando tienes que ir a traer la leña, cocinar, atender a los hijos y todo lo que hay que hacer en la casa, no es fácil, pero lo hacemos porque son parte de nuestra cultura

PROCESO DE CREACIÓN

Para lograr los tejidos se debe cortar la lana a las ovejas con ayudar de un cuchillo con amplio filo, con el fin de obtener el vellón que es la cantidad de fibra fruto de la esquila.

El vellón se utiliza para lograr el hilo, con lo que se inicia el trabajo del tejido. El hilado es un proceso que consiste en manejar un manojo de lana sin lavar alrededor de la muñeca, para ello las mujeres estiran la lana poco a poco con ambas manos, conforme al grueso de hilo que esperan obtener y el cual es impulsando con una de las manos la rueda que es utilizada para doblar el hilo.

Al terminar este proceso el hilo se envuelve entre el codo y la mano para tener listo el material para el lavado.

El lavado consiste en lavar el hilo con jabón y agua tibia o con ceniza y agua tibia, lo cual limpiará por completo la lana.

Foto: Eduardo Murillo

Mientras que el proceso de teñido se realiza en ollas grandes y palos naturales utilizando el color que destilan las flores.

Todos los procesos se realizan a mano, sin ayuda de herramientas o artículos que puedan facilitar cada actividad, ya que las mujeres consideran que hacerlo de forma manual le da un valor extra a cada producto que ponen a disposición de los clientes.

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