/ sábado 18 de enero de 2020

Luchan mujeres por acabar con brecha laboral con hombres

A veces necesitamos llegar con mucho currículum para abrir puertas, señalan; "en algunos puestos pagan más a varones"

La brecha laboral entre hombres y mujeres es más notable en algunas profesiones. Aunque hay grandes avances al respecto, aún queda mucho trabajo para lograr una verdadera paridad.

A sus 32 años Jazz Maldonado es directora del Instituto de Multimedia Audiovisual (IMA), fotógrafa documental y socia del proyecto Bosques de Vida.

Trascender como mujer dentro de la fotografía en el área periodística y artística, no ha sido tan sencillo.

“Creo que hay mucho talento, no estoy diciendo que nosotras estemos haciendo mejores cosas que los hombres, estoy diciendo que ellos tienen bastante talento y las mujeres tenemos este reto de tener que hacer también una muy buena fotografía para llevarnos como en una relación de par”, dijo.

Incluso ejemplifica que en las exposiciones de una galería la mayoría del tiempo son dedicadas a varones y menos meses a los trabajos de las fotógrafas.

Y cuando nos ponemos a pensar por qué, bueno porque sí cuesta bastante trabajo tocar las puertas y que nos las abran con la credibilidad en cuanto a trayectoria. Las mujeres a veces necesitamos llegar con mucho currículum para que nos digan que sí nos abrirán las puertas. Sí cuesta bastante.

En materia salarial no hay diferencia notoria, y es que su trabajo al ser más independiente cobra lo que considera justo; no obstante, reconoce que hay mucho por hacer.

Para Jazz la brecha laboral entre hombres y mujeres sigue existiendo, “si nos metemos a ver las estadísticas hay bastante diferencia en cantidades de expositores y apertura para el periodismo y reconocimiento también”.

Por ello, sostiene que hace falta el apoyo de “mujeres entre mujeres” artistas, y que se dedican a las cuestiones documentales y periodísticas así como el reconocimiento de los propios hombres.

“En la medida en que todas vayamos dándonos a notar, vamos a poder seguir invadiendo un poco más el terreno para lograrlo”.

Estudió en Xalapa Ciencias de la Comunicación donde nació su amor por la fotografía sobre todo documental y más tarde en los Estados Unidos pudo profundizar en la fotografía digital lo que le permitió, al regresar a la ciudad, dedicarse a ello de tiempo completo.

El poder capturar el momento y quedarse con él, es lo que la ha motivado a hacer lo que hace.

“A través de eso dije: quiero hacer ese tipo de fotografía y actualmente a lo que más me dedico es al retrato documental que es capturar a las personas, quedarse con una esencia de un momento y poder a través de esos rostros trascender con ellos a través de ciertas historias”.

Entre los trabajos que más destaca fue el retratar a mujeres que atravesaban por una situación dolorosa y difícil de violencia que nació de su propia vivencia. Luego de exponer el trabajo captado ahora busca hacerlo con varones al desnudo en cuerpo y alma.

Creo que inició como una cuestión personal porque estaba pasando por un momento de divorcio, separación y en ese momento empecé a conocer a más mujeres y me di cuenta que era una realidad muy presente y constante del que pocas mujeres hablamos por la vergüenza o no querer decirlo además de que las redes sociales nos limitan mucho.

"ES LA MISMA BATALLA"

María del Rosario Arcos Ruiz tiene 45 años y es enfermera desde hace 20; a diferencia de Jazz nunca ha sentido una diferenciación entre el trabajo que hacen mujeres y hombres en enfermería.

Enfermeras y enfermeros han dado todo lo mejor siempre y han compartido “la misma batalla”.

“Es la misma batalla de dar lo mejor, es una vida, es tu salud, siempre están allí tanto las enfermeras como los enfermeros. El salario es el mismo, no hay ninguna diferencia, todo es igual”.

Contrario a lo que sucede en otras profesiones, mucho tiempo se pensó que la enfermería era solo para mujeres pero ahora hay muchos varones quienes son respetados por igual, “todos los puestos los podemos ocupar cualquiera con cumplir con nuestras obligaciones”.

Para María la brecha entre hombres y mujeres es cosa del pasado pues ahora gozan de las mismas oportunidades, “habemos más enfermeras pero de los hombres ya son más a quienes les gustan”.

Estaba en la preparatoria cuando conoció a algunas hermanas de sus amigas que estudiaban enfermería, lo que la atrapó enseguida.

Ingresó a la Universidad Veracruzana donde cursó la licenciatura y por el amor a los niños, buscó desde el inicio trabajar en el Área de Pediatría. Su especialidad la hizo en Ciudad de México en el Hospital General La Raza del IMSS pero su vocación siempre fue la atención al recién nacido.

Tiene dos hijos pequeños y su esposo también es enfermero lo que les ha obligado a dedicar gran parte de su tiempo a su trabajo y dejar a un lado el hogar.

Pero lo hago con mucho gusto porque me agrada. Ha valido la pena el sacrificio porque siempre me ha gustado mucho desde que inicié, inicié con las guardias nocturnas, matutinas, vespertinas, entonces sí me ha agradado y me gusta.

Dar atención y cuidado a los pacientes es lo que más disfruta; sin embargo, acompañar a las madres y sus familias que atraviesan por un momento de dolor es de las cosas más difíciles de su trabajo.

“Dar malas noticias es lo que no me gusta, siempre quisiera dar buenas noticias pero no siempre es posible”.

La brecha laboral entre hombres y mujeres es más notable en algunas profesiones. Aunque hay grandes avances al respecto, aún queda mucho trabajo para lograr una verdadera paridad.

A sus 32 años Jazz Maldonado es directora del Instituto de Multimedia Audiovisual (IMA), fotógrafa documental y socia del proyecto Bosques de Vida.

Trascender como mujer dentro de la fotografía en el área periodística y artística, no ha sido tan sencillo.

“Creo que hay mucho talento, no estoy diciendo que nosotras estemos haciendo mejores cosas que los hombres, estoy diciendo que ellos tienen bastante talento y las mujeres tenemos este reto de tener que hacer también una muy buena fotografía para llevarnos como en una relación de par”, dijo.

Incluso ejemplifica que en las exposiciones de una galería la mayoría del tiempo son dedicadas a varones y menos meses a los trabajos de las fotógrafas.

Y cuando nos ponemos a pensar por qué, bueno porque sí cuesta bastante trabajo tocar las puertas y que nos las abran con la credibilidad en cuanto a trayectoria. Las mujeres a veces necesitamos llegar con mucho currículum para que nos digan que sí nos abrirán las puertas. Sí cuesta bastante.

En materia salarial no hay diferencia notoria, y es que su trabajo al ser más independiente cobra lo que considera justo; no obstante, reconoce que hay mucho por hacer.

Para Jazz la brecha laboral entre hombres y mujeres sigue existiendo, “si nos metemos a ver las estadísticas hay bastante diferencia en cantidades de expositores y apertura para el periodismo y reconocimiento también”.

Por ello, sostiene que hace falta el apoyo de “mujeres entre mujeres” artistas, y que se dedican a las cuestiones documentales y periodísticas así como el reconocimiento de los propios hombres.

“En la medida en que todas vayamos dándonos a notar, vamos a poder seguir invadiendo un poco más el terreno para lograrlo”.

Estudió en Xalapa Ciencias de la Comunicación donde nació su amor por la fotografía sobre todo documental y más tarde en los Estados Unidos pudo profundizar en la fotografía digital lo que le permitió, al regresar a la ciudad, dedicarse a ello de tiempo completo.

El poder capturar el momento y quedarse con él, es lo que la ha motivado a hacer lo que hace.

“A través de eso dije: quiero hacer ese tipo de fotografía y actualmente a lo que más me dedico es al retrato documental que es capturar a las personas, quedarse con una esencia de un momento y poder a través de esos rostros trascender con ellos a través de ciertas historias”.

Entre los trabajos que más destaca fue el retratar a mujeres que atravesaban por una situación dolorosa y difícil de violencia que nació de su propia vivencia. Luego de exponer el trabajo captado ahora busca hacerlo con varones al desnudo en cuerpo y alma.

Creo que inició como una cuestión personal porque estaba pasando por un momento de divorcio, separación y en ese momento empecé a conocer a más mujeres y me di cuenta que era una realidad muy presente y constante del que pocas mujeres hablamos por la vergüenza o no querer decirlo además de que las redes sociales nos limitan mucho.

"ES LA MISMA BATALLA"

María del Rosario Arcos Ruiz tiene 45 años y es enfermera desde hace 20; a diferencia de Jazz nunca ha sentido una diferenciación entre el trabajo que hacen mujeres y hombres en enfermería.

Enfermeras y enfermeros han dado todo lo mejor siempre y han compartido “la misma batalla”.

“Es la misma batalla de dar lo mejor, es una vida, es tu salud, siempre están allí tanto las enfermeras como los enfermeros. El salario es el mismo, no hay ninguna diferencia, todo es igual”.

Contrario a lo que sucede en otras profesiones, mucho tiempo se pensó que la enfermería era solo para mujeres pero ahora hay muchos varones quienes son respetados por igual, “todos los puestos los podemos ocupar cualquiera con cumplir con nuestras obligaciones”.

Para María la brecha entre hombres y mujeres es cosa del pasado pues ahora gozan de las mismas oportunidades, “habemos más enfermeras pero de los hombres ya son más a quienes les gustan”.

Estaba en la preparatoria cuando conoció a algunas hermanas de sus amigas que estudiaban enfermería, lo que la atrapó enseguida.

Ingresó a la Universidad Veracruzana donde cursó la licenciatura y por el amor a los niños, buscó desde el inicio trabajar en el Área de Pediatría. Su especialidad la hizo en Ciudad de México en el Hospital General La Raza del IMSS pero su vocación siempre fue la atención al recién nacido.

Tiene dos hijos pequeños y su esposo también es enfermero lo que les ha obligado a dedicar gran parte de su tiempo a su trabajo y dejar a un lado el hogar.

Pero lo hago con mucho gusto porque me agrada. Ha valido la pena el sacrificio porque siempre me ha gustado mucho desde que inicié, inicié con las guardias nocturnas, matutinas, vespertinas, entonces sí me ha agradado y me gusta.

Dar atención y cuidado a los pacientes es lo que más disfruta; sin embargo, acompañar a las madres y sus familias que atraviesan por un momento de dolor es de las cosas más difíciles de su trabajo.

“Dar malas noticias es lo que no me gusta, siempre quisiera dar buenas noticias pero no siempre es posible”.

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