CHIHUAHUA, Chih.- El 90% de las internas en el Cereso femenil de Aquiles Serdán son madres, pero actualmente ocho de ellas viven con sus hijos pequeños en la cárcel, donde las reclusas pagan condenas por delitos que van desde robo agravado hasta homicidio o secuestro, y han decidido que sus hijos permanezcan a su lado hasta los tres años, como lo permite la ley.
En el Cereso de Aquiles Serdán son 166 mujeres internas y ocho tienen con ellas a sus hijos, mientras que en el Cereso femenil 2 de Ciudad Juárez la población es de 222 internas y 12 tienen con ellas a sus hijos.
Lo anterior, luego de haber sido recluidas al momento de estar embarazadas, o bien, si el embarazo se dio cuando ya se encontraban presas.
Pese a este derecho que garantiza el bienestar del menor al lado de su madre, las internas no gozan de mayores privilegios, por lo que quienes deciden tener a sus hijos con ellas deben cumplir al igual que las demás con el reglamento interno que las obliga a estar a tiempo en sus pases de lista, comer a las horas establecidas por el centro y contar solo con lo necesario para su estancia.
El sistema penitenciario en Chihuahua se compone de 11 centros, de los cuales siete son para hombres, dos para adolescentes infractores y dos más para mujeres, ubicados en Ciudad Juárez y Chihuahua.
Para que un niño pueda permanecer con su madre presa, tiene que existir la condicionante de que haya nacido cuando la madre ya se encontraba cumpliendo una sentencia, o bien si la madre se embarazó dentro del penal, de esta manera la mujer lleva su gestación dentro del Cereso y por ley se le permite que su hijo viva con ella.
LO QUE VIVEN DÍA CON DÍA
Estas mujeres tienen el derecho de cuidar a sus hijos hasta los tres años, pueden amamantarlos y atender los primeros meses de la vida del pequeño. Las que tienen penas de hasta cuatro años deciden tener a los bebés con ellas, pero hay quienes en cuanto los niños comienzan a caminar, deciden entregarlos a sus familias para que ellos los atiendan, principalmente mujeres con sentencias más largas.
Un día común para una mujer que vive con su hijo en prisión es levantarse y desayunar a la hora indicada, además de hacer el primer pase de lista del día, ella decide si más tarde prepara la papilla para su hijo o lo baña en otro horario, pues esto sí se les permite, toda vez que son las mujeres quienes están presas y no los menores.
PERSONAJES DE LA VIDA REAL
Para Bárbara, el único aliciente al estar presa por el delito de secuestro es tener a su pequeña hija de dos años viviendo con ella en la cárcel, pero sabe que cuando la pequeña cumpla tres años, llegará el momento más difícil: la separación, y vivirá lo que ella llama “el dolor de ser madre”.
Bárbara tiene siete años cumpliendo su condena, y este tiempo en la cárcel ha sido el más duro de su vida, según narra.
Mientras que Ara fue sentenciada a 25 años por el delito de secuestro, y ahora paga lo que llama la experiencia más dura de su vida en el Cereso de Aquiles Serdán, donde al lado de su pequeña hija de un año y tres meses, se esfuerza por sobrellevar cada día tras las rejas, lejos de sus otros cinco hijos y demás seres queridos.
Ara tiene 36 años, la sentencia que le dieron es por 25 años, apenas lleva ocho años de encierro, “la vida es pesada, dura y no hay palabras para describir lo que se siente estar en prisión”.
Tiene , el hermoso regalo que es su hija de un año con tres meses, quien le alegra la vida y hace todo más llevadero tras las rejas. Le da el tiempo de calidad que no le pudo dar a sus demás hijos, a decir de ella.