/ lunes 15 de abril de 2024

Entre la apatía y la desinformación, ejes del voto en el 2024

El próximo 2 de junio tendrán la posibilidad de votar más de 100 millones de personas que son las que se encuentran inscritas en el padrón electoral, de este total casi 52 millones son mujeres y 48 millones hombres, sin embargo, la mayoría de votantes se encuentra en un rango de edad de 18 y 29 años, es decir, la posibilidad de decidir el futuro de México está en manos de las y los jóvenes.

Si preguntamos a este rango de edad qué opina sobre el futuro de las elecciones en México, les parece una burla o no les interesa. La juventud tiene un creciente desencanto en la democracia, gran parte de su conocimiento político lo han adquirido en casa o a través de redes sociales como TikTok, donde la información no es siempre la más precisa y el algoritmo va priorizando aquello que llama la atención del usuario por lo que el sesgo de opinión termina por ser mayor.

La juventud no cree en la democracia, tampoco considera viable ninguna de las propuestas que contienden a la presidencia, saben que a estas alturas se trata de decidir entre el menos peor, también tienen claro que Claudia Sheinbaum no es lo mismo que AMLO, pero la consideran fría y una imitación rígida del mismo.

La opinión no mejora si hablamos de Xóchilt Gálvez, quien podría ser una apuesta como contrapeso de poder para algunos, pero no les convence su inexperiencia y el nerviosismo mostrado en el debate. En efecto están hartos de la vieja política, como podría decir Máynez, pero tampoco confían en promesas que califican sin sentido y por encima de todo reiteran no sentirse escuchados.

La opinión juvenil se divide entre la apatía por participar en unas elecciones que no consideran suyas, porque las problemáticas que les atañen son ignoradas, el futuro para ellos está en movimientos sociales, el reconocimiento a su diversidad y si bien hay propuestas que podrían mencionarles se sienten falsas y realizadas como un foco de atención para captar su simpatía en medio de un proceso electoral.

La juventud ha crecido luchando por el respeto a sus derechos, mayor equidad, el cuidado del entorno y el entendimiento en la diversidad sexual, sin embargo, ven en los gobiernos y figuras políticas entes represores, faltos de información y pertenecientes a una generación sin diálogo que busca imponer su manera de pensar.

Otro porcentaje toma puntos de opinión de las plataformas digitales, repiten sin cesar la información que se llega a posicionar y no cuestiona si el video que suben los candidatos señalándose entre sí es realmente verídico y con información que debamos tomar en cuenta.

Un fragmento aún menor cree revisar fuentes diversas, buscar datos a favor y en contra de cada una de las propuestas, pero esto no les basta para decidir pues consideran que los candidatos han montado un circo con tal de captar la atención de los votantes menos informados, que tristemente representan una inmensa mayoría, al igual que quienes tienen una infinita necesidad por falta de recursos.

Si algo tienen pendientes las y los contendientes por un puesto público en México, es entender a su población, transformar las formas de hacer política, en las que ya no importan los partidos, sino sus vínculos con otros entes públicos, su manera de expresión.

¿Qué nos dice del futuro dos mujeres que discuten entre sí en medio de un debate en lugar de aprovechar el tiempo en verdaderas propuestas? ¿Qué esperanza tenemos en alguien cuya única expresión destacable es una imparable sonrisa aún en medio de temas que mueven a la población?

En este primer debate era evidente que la población quería datos contundentes, tiene dudas de cómo rescatar al país, le preocupa principalmente la seguridad, la corrupción y el trabajo constante de equidad, pero no obtuvo respuesta alguna que fuera verdaderamente sólida rumbo al 2024, en cambio obtuvo una parodia donde se hizo un mal uso de simbolismos y se limitaron a criticarse unos a otros. Esa es la política que la juventud rechaza categóricamente rumbo al 2024.

zairosas.22@gmail.com

El próximo 2 de junio tendrán la posibilidad de votar más de 100 millones de personas que son las que se encuentran inscritas en el padrón electoral, de este total casi 52 millones son mujeres y 48 millones hombres, sin embargo, la mayoría de votantes se encuentra en un rango de edad de 18 y 29 años, es decir, la posibilidad de decidir el futuro de México está en manos de las y los jóvenes.

Si preguntamos a este rango de edad qué opina sobre el futuro de las elecciones en México, les parece una burla o no les interesa. La juventud tiene un creciente desencanto en la democracia, gran parte de su conocimiento político lo han adquirido en casa o a través de redes sociales como TikTok, donde la información no es siempre la más precisa y el algoritmo va priorizando aquello que llama la atención del usuario por lo que el sesgo de opinión termina por ser mayor.

La juventud no cree en la democracia, tampoco considera viable ninguna de las propuestas que contienden a la presidencia, saben que a estas alturas se trata de decidir entre el menos peor, también tienen claro que Claudia Sheinbaum no es lo mismo que AMLO, pero la consideran fría y una imitación rígida del mismo.

La opinión no mejora si hablamos de Xóchilt Gálvez, quien podría ser una apuesta como contrapeso de poder para algunos, pero no les convence su inexperiencia y el nerviosismo mostrado en el debate. En efecto están hartos de la vieja política, como podría decir Máynez, pero tampoco confían en promesas que califican sin sentido y por encima de todo reiteran no sentirse escuchados.

La opinión juvenil se divide entre la apatía por participar en unas elecciones que no consideran suyas, porque las problemáticas que les atañen son ignoradas, el futuro para ellos está en movimientos sociales, el reconocimiento a su diversidad y si bien hay propuestas que podrían mencionarles se sienten falsas y realizadas como un foco de atención para captar su simpatía en medio de un proceso electoral.

La juventud ha crecido luchando por el respeto a sus derechos, mayor equidad, el cuidado del entorno y el entendimiento en la diversidad sexual, sin embargo, ven en los gobiernos y figuras políticas entes represores, faltos de información y pertenecientes a una generación sin diálogo que busca imponer su manera de pensar.

Otro porcentaje toma puntos de opinión de las plataformas digitales, repiten sin cesar la información que se llega a posicionar y no cuestiona si el video que suben los candidatos señalándose entre sí es realmente verídico y con información que debamos tomar en cuenta.

Un fragmento aún menor cree revisar fuentes diversas, buscar datos a favor y en contra de cada una de las propuestas, pero esto no les basta para decidir pues consideran que los candidatos han montado un circo con tal de captar la atención de los votantes menos informados, que tristemente representan una inmensa mayoría, al igual que quienes tienen una infinita necesidad por falta de recursos.

Si algo tienen pendientes las y los contendientes por un puesto público en México, es entender a su población, transformar las formas de hacer política, en las que ya no importan los partidos, sino sus vínculos con otros entes públicos, su manera de expresión.

¿Qué nos dice del futuro dos mujeres que discuten entre sí en medio de un debate en lugar de aprovechar el tiempo en verdaderas propuestas? ¿Qué esperanza tenemos en alguien cuya única expresión destacable es una imparable sonrisa aún en medio de temas que mueven a la población?

En este primer debate era evidente que la población quería datos contundentes, tiene dudas de cómo rescatar al país, le preocupa principalmente la seguridad, la corrupción y el trabajo constante de equidad, pero no obtuvo respuesta alguna que fuera verdaderamente sólida rumbo al 2024, en cambio obtuvo una parodia donde se hizo un mal uso de simbolismos y se limitaron a criticarse unos a otros. Esa es la política que la juventud rechaza categóricamente rumbo al 2024.

zairosas.22@gmail.com