/ domingo 30 de septiembre de 2018

Indignación, lucha política y terror en 1968

Una de las razones de nuestra incapacidad para la democracia es nuestra correlativa incapacidad crítica, dijo el poeta mexicano Octavio Paz después del Movimiento Estudiantil Popular de 1968 en México.

Dos cuestiones hasta ahora no superadas provocan crisis en el medio social amplio, pero también en otros planos como el trabajo, la escuela y la familia. En la sociedad más amplia los problemas surgen entre gobernantes y gobernados y han sido los que dejan una huella profunda. Un primer asunto es el cómo se entiende la autoridad, al no atender reclamos de los grupos de la sociedad porque considera que merma su condición.

Luego, si el número de demandantes se va ampliando, muchas veces la autoridad cae en la cerrazón y saca a flote el autoritarismo. El otro asunto es el ser indiferente ante un problema o reclamo, no darle importancia y obviamente dejar que crezca. Eso pasó en el 68 y sigue ocurriendo. En uno y otro caso se convierten en serios conflictos que muchas veces desembocan en la represión policiaca y militar.

En ese contexto, durante un pleito ocurrido en lo que se conoce como La Ciudadela en la Ciudad de México, entre grupos de estudiantes de las escuelas Vocacionales 2 y 5 pertenecientes al Instituto Politécnico Nacional y otra escuela particular incorporada a la UNAM, que jugaban futbol americano y en cuya trifulca intervinieron grupos de pandilleros de la zona, en un primer momento la policía se mantuvo como observadora, pero al segundo día que se repitió la gresca, la policía ingresó a las escuelas allanándolas y reprimiendo con fuerza a los estudiantes. Por supuesto, ninguna autoridad escolar o civil realizó una investigación para deslindar responsabilidades. Simplemente se usó la fuerza de las armas contra jóvenes que no tenían en su poder pertrechos de ese tipo.

Este pleito callejero que se suscitó los días 22 y 23 de julio de 1968 fue el que desencadenó, sin que alguien lo imaginara, el Movimiento Estudiantil de los meses de agosto y septiembre, terminando con la masacre del 2 de octubre en Tlatelolco. Enumerar los hechos es largo. En este espacio anoto únicamente lo siguiente: 1. El Movimiento se convirtió en nacional; 2. Participaron estudiantes de muchas escuelas de la Ciudad de México, encabezadas por el Comité Nacional de Huelga con integrantes mayoritarios de la UNAM y del IPN; 3. Las mujeres tuvieron una participación destacada; 4. El entonces rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, respaldó a los estudiantes y defendió públicamente la autonomía de la Universidad que había sido ocupada por el ejército; 5. Hubo encarcelados y muertos desde antes de Tlatelolco; 6. No se supo con exactitud la cantidad de muertos del 2 de octubre, Octavio Paz cita la cifra del periódico inglés The Guardian de 325.

En el estado de Veracruz también se sumaron al Movimiento los estudiantes. En Xalapa hubo manifestaciones organizadas por el Comité de Huelga Estudiantil (CHE) que incluyó a distintas escuelas y facultades de la Universidad Veracruzana, y aunque pocos pero hubo participantes de la Escuela Normal Veracruzana. Varios maestros y muchos estudiantes fueron encarcelados. En esta ciudad la represión con granaderos se anticipó, fue desde el 26 de septiembre.

Por todo ello y mucho más es que el Movimiento del 68 empezó con indignación por el autoritarismo oficial, se desarrolló en un aprendizaje de lucha política y terminó con el terror de las balas y las bayonetas mediante una cacería difícil de describir, al igual que las torturas a los encarcelados.


Una de las razones de nuestra incapacidad para la democracia es nuestra correlativa incapacidad crítica, dijo el poeta mexicano Octavio Paz después del Movimiento Estudiantil Popular de 1968 en México.

Dos cuestiones hasta ahora no superadas provocan crisis en el medio social amplio, pero también en otros planos como el trabajo, la escuela y la familia. En la sociedad más amplia los problemas surgen entre gobernantes y gobernados y han sido los que dejan una huella profunda. Un primer asunto es el cómo se entiende la autoridad, al no atender reclamos de los grupos de la sociedad porque considera que merma su condición.

Luego, si el número de demandantes se va ampliando, muchas veces la autoridad cae en la cerrazón y saca a flote el autoritarismo. El otro asunto es el ser indiferente ante un problema o reclamo, no darle importancia y obviamente dejar que crezca. Eso pasó en el 68 y sigue ocurriendo. En uno y otro caso se convierten en serios conflictos que muchas veces desembocan en la represión policiaca y militar.

En ese contexto, durante un pleito ocurrido en lo que se conoce como La Ciudadela en la Ciudad de México, entre grupos de estudiantes de las escuelas Vocacionales 2 y 5 pertenecientes al Instituto Politécnico Nacional y otra escuela particular incorporada a la UNAM, que jugaban futbol americano y en cuya trifulca intervinieron grupos de pandilleros de la zona, en un primer momento la policía se mantuvo como observadora, pero al segundo día que se repitió la gresca, la policía ingresó a las escuelas allanándolas y reprimiendo con fuerza a los estudiantes. Por supuesto, ninguna autoridad escolar o civil realizó una investigación para deslindar responsabilidades. Simplemente se usó la fuerza de las armas contra jóvenes que no tenían en su poder pertrechos de ese tipo.

Este pleito callejero que se suscitó los días 22 y 23 de julio de 1968 fue el que desencadenó, sin que alguien lo imaginara, el Movimiento Estudiantil de los meses de agosto y septiembre, terminando con la masacre del 2 de octubre en Tlatelolco. Enumerar los hechos es largo. En este espacio anoto únicamente lo siguiente: 1. El Movimiento se convirtió en nacional; 2. Participaron estudiantes de muchas escuelas de la Ciudad de México, encabezadas por el Comité Nacional de Huelga con integrantes mayoritarios de la UNAM y del IPN; 3. Las mujeres tuvieron una participación destacada; 4. El entonces rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, respaldó a los estudiantes y defendió públicamente la autonomía de la Universidad que había sido ocupada por el ejército; 5. Hubo encarcelados y muertos desde antes de Tlatelolco; 6. No se supo con exactitud la cantidad de muertos del 2 de octubre, Octavio Paz cita la cifra del periódico inglés The Guardian de 325.

En el estado de Veracruz también se sumaron al Movimiento los estudiantes. En Xalapa hubo manifestaciones organizadas por el Comité de Huelga Estudiantil (CHE) que incluyó a distintas escuelas y facultades de la Universidad Veracruzana, y aunque pocos pero hubo participantes de la Escuela Normal Veracruzana. Varios maestros y muchos estudiantes fueron encarcelados. En esta ciudad la represión con granaderos se anticipó, fue desde el 26 de septiembre.

Por todo ello y mucho más es que el Movimiento del 68 empezó con indignación por el autoritarismo oficial, se desarrolló en un aprendizaje de lucha política y terminó con el terror de las balas y las bayonetas mediante una cacería difícil de describir, al igual que las torturas a los encarcelados.