/ miércoles 1 de mayo de 2024

La conciencia de un pueblo

Las campañas políticas, como se hacen en México, no llegan a tocar la conciencia del pueblo. Antes por el contrario, despiertan sentimientos de odio, de empoderamiento mal situado, de liberación de frustraciones, de apasionamiento irracional, de agresiones, de cerrazón al diálogo, todas como impresiones que afortunadamente se quedan en la memoria a corto plazo pero que acusan su efecto en el colectivo.

Las “benditas redes” circulan cargadas de mentiras y falsedades, de trapos suciosy malas intenciones, de calumnias y difamaciones, de memes ingeniosos peromalsanos, de tal manera que cuando concluye un proceso electoral (tiempo después de las elecciones) la gente se siente cansada de tanta sensación negativa y tergiversada, y de haber roto algunas relaciones que eran agradables.

A la conciencia se llega con verdades, con análisis colectivo e introspectivo, con reflexiones, con debates, con evidencias creíbles. Otra cosa es la enajenación, el arrobamiento, el embeleso, la ideología que trasmuta valores en donde el nivel de conciencia se apaga, se embriaga con el sentimiento que despierta la doctrina y la consigna ideológica.

La conciencia de un pueblo se refiere al conocimiento y la percepción colectiva que tiene un grupo de personas sobre sí mismas, su entorno y su realidad social, política y cultural. El grado de comprensión sobre su identidad, derechos, responsabilidades, participación social y su papel en la sociedad. Se manifiesta de diversas maneras, según el ámbito, la actividad, el momento, el escenario, la interacción con otras formas de pensamiento u otras culturas.

En la marcha por los caminos de la vida es conveniente ser un transeúnte informado que no se emboba con cualquier cosa ni es víctima total del engaño y la demagogia, aun cuando no se puede luchar contra las circunstancias ni contra la ecología del pensamiento que se contamina. Lo mejor es el respeto hacia las preferencias y decisiones de los demás, porque con seguridad piensan que están en el lado correcto.

La conciencia de un pueblo se va creando según los eventos históricos y los contextos socioculturales. Puede ser influenciada por factores como la educación en un amplio sentido (hogar, ambiente, escuela), la información clara y veraz o falsa y tendenciosa, los sucesos políticos y sociales que se han vivido, el carácter y la multiculturalidad que conlleva la globalidad.

La conciencia de un pueblo es un concepto profundo que representa la esencia colectiva y la identidad compartida de una comunidad. Es su historia. La conciencia orienta todos los fines e intereses constituyendo sus costumbres, su derecho, sus formas de vida, sus creencias, sus valores, su religión, las formas de convivir en la diversidad, la forma de resolver los conflictos sociales y con sus iguales.

México marca su expresión y cruza su mentalidad llenando el pensamiento de deseos más que de realidades, pues se busca al candidato menos malo, pero no al mejor. Se deposita el sentimiento en uno y se proyecta el odio y las frustraciones en el otro y con esto negamos nuestra posibilidad de elaborar juicios imparciales, porque actúa la emoción por sobre la razón.

En este juego se pierde la voz de “un voto razonado”. Esa voz que México suplica, atormentado. Esa expresión serena que no se deja llevar por las diatribas y las falsas promesas. Esa voz que es el producto de una reflexión que defiende el destino de todos, que se esfuerza en encontrar los posibles senderos que se confunden entre atajos y veredas tapizadas de propaganda, mensajes, memes, videos, artículos, y todo lo que se puede acumular tras una supuesta verdad que se basa en la agresión y la ofensa hacia el otro o la otra.

gnietoa@hotmail.com

Las campañas políticas, como se hacen en México, no llegan a tocar la conciencia del pueblo. Antes por el contrario, despiertan sentimientos de odio, de empoderamiento mal situado, de liberación de frustraciones, de apasionamiento irracional, de agresiones, de cerrazón al diálogo, todas como impresiones que afortunadamente se quedan en la memoria a corto plazo pero que acusan su efecto en el colectivo.

Las “benditas redes” circulan cargadas de mentiras y falsedades, de trapos suciosy malas intenciones, de calumnias y difamaciones, de memes ingeniosos peromalsanos, de tal manera que cuando concluye un proceso electoral (tiempo después de las elecciones) la gente se siente cansada de tanta sensación negativa y tergiversada, y de haber roto algunas relaciones que eran agradables.

A la conciencia se llega con verdades, con análisis colectivo e introspectivo, con reflexiones, con debates, con evidencias creíbles. Otra cosa es la enajenación, el arrobamiento, el embeleso, la ideología que trasmuta valores en donde el nivel de conciencia se apaga, se embriaga con el sentimiento que despierta la doctrina y la consigna ideológica.

La conciencia de un pueblo se refiere al conocimiento y la percepción colectiva que tiene un grupo de personas sobre sí mismas, su entorno y su realidad social, política y cultural. El grado de comprensión sobre su identidad, derechos, responsabilidades, participación social y su papel en la sociedad. Se manifiesta de diversas maneras, según el ámbito, la actividad, el momento, el escenario, la interacción con otras formas de pensamiento u otras culturas.

En la marcha por los caminos de la vida es conveniente ser un transeúnte informado que no se emboba con cualquier cosa ni es víctima total del engaño y la demagogia, aun cuando no se puede luchar contra las circunstancias ni contra la ecología del pensamiento que se contamina. Lo mejor es el respeto hacia las preferencias y decisiones de los demás, porque con seguridad piensan que están en el lado correcto.

La conciencia de un pueblo se va creando según los eventos históricos y los contextos socioculturales. Puede ser influenciada por factores como la educación en un amplio sentido (hogar, ambiente, escuela), la información clara y veraz o falsa y tendenciosa, los sucesos políticos y sociales que se han vivido, el carácter y la multiculturalidad que conlleva la globalidad.

La conciencia de un pueblo es un concepto profundo que representa la esencia colectiva y la identidad compartida de una comunidad. Es su historia. La conciencia orienta todos los fines e intereses constituyendo sus costumbres, su derecho, sus formas de vida, sus creencias, sus valores, su religión, las formas de convivir en la diversidad, la forma de resolver los conflictos sociales y con sus iguales.

México marca su expresión y cruza su mentalidad llenando el pensamiento de deseos más que de realidades, pues se busca al candidato menos malo, pero no al mejor. Se deposita el sentimiento en uno y se proyecta el odio y las frustraciones en el otro y con esto negamos nuestra posibilidad de elaborar juicios imparciales, porque actúa la emoción por sobre la razón.

En este juego se pierde la voz de “un voto razonado”. Esa voz que México suplica, atormentado. Esa expresión serena que no se deja llevar por las diatribas y las falsas promesas. Esa voz que es el producto de una reflexión que defiende el destino de todos, que se esfuerza en encontrar los posibles senderos que se confunden entre atajos y veredas tapizadas de propaganda, mensajes, memes, videos, artículos, y todo lo que se puede acumular tras una supuesta verdad que se basa en la agresión y la ofensa hacia el otro o la otra.

gnietoa@hotmail.com