El periodo de intercampaña ha sido la temporada más violenta desde el inicio del proceso electoral federal de este 2023-2024. Tanto aspirantes a puestos de elección popular como la sociedad civil en general vivieron los estragos del repunte de homicidios dolosos durante dicho periodo.

Durante los 42 días de pausa entre el final de las precampañas y el inicio de la campaña electoral —periodo conocido como intercampaña, del 19 de enero al 29 de febrero de 2024— México registró dos mil 930 homicidios dolosos, un promedio de 71.5 asesinatos diarios.

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En contraste, durante las precampañas electorales (del 20 de noviembre 2023 al 18 de enero de 2024) el país promedió 67 asesinatos diarios, mientras que los primeros 20 días de las campañas (que iniciaron el 1 de marzo) hay un crecimiento a 69 homicidios dolosos por día.

La democracia está secuestrada por los grupos criminales

Armando Vargas, consultor de Integralia

Las cifras recopiladas por El Sol de México a partir de los informes diarios de seguridad del Grupo interinstitucional nacional (conformado por la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, la Secretaría de la Defensa Nacional, la de Marina y la Fiscalía General de la República) advierten que la delincuencia en el país disminuyó al comienzo de procesos electorales con actividades de campaña, y aumentó cuando éstas estuvieron en pausa.

Para Fausto Carbajal, especialista en riesgo político y seguridad, estos índices no son casualidad. Dicha situación, expone, podría estar relacionada con posibles arreglos entre el crimen organizado y el gobierno, principalmente a nivel municipal, para disminuir la actividad delictiva en el contexto electoral.

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Si bien este tipo de pactos ocurren en la informalidad, advierte, son frecuentes y algo común en estas épocas. ”Decir que no va a haber tratos explícitos o implícitos sería demasiado ingenuo; al final es algo que se ha dado en distintos procesos electorales”.

Carbajal indica que para esta etapa del proceso electoral los “acuerdos” ya fueron alcanzados entre grupos delictivos y las autoridades, situación que explicaría la disminución de homicidios durante la precampaña y el inicio de la campaña electoral a nivel nacional.

“Hoy por hoy existe la mayor cantidad de grupos delictivos”, señala el especialista, quien agrega que éstas agrupaciones forman parte del complejo político a nivel local, lo que acrecienta su papel en este tipo de contextos.

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Armando Vargas, consultor en la Unidad de Riesgo Político de Integralia y especialista en seguridad pública, indica que la disminución en los homicidios, además de los posibles pactos entre autoridades y grupos delictivos, también podría estar relacionada con el esfuerzo del Gobierno federal para presentar una imagen de pacificación en la opinión pública.

Dichos esfuerzos por pacificar al país son, según Vargas, aún mayores por el contexto de las campañas electorales. De acuerdo con el especialista, los gobiernos oficialistas buscan dar una mejor imagen de su partido y candidatos a través de la reducción de homicidios y violencia.

“Hay evidencia de reducción de violencia en ciertos territorios, sobre todo donde la competencia electoral es fuerte y puede estar en riesgo el partido oficialista”, asegura Armando Vargas.

El especialista recupera el caso de la Ciudad de México, donde las más recientes encuestas posicionan cada vez más cerca al candidato de la oposición, Santiago Taboada, de la abanderada oficialista, Clara Brugada.

Hace unos días autoridades capitalinas lograron la captura de El Chori, presunto líder del cártel La Unión Tepito. Para Vargas, dicha captura no es una casualidad, y podría estar vinculada a las críticas a la estrategia de seguridad del Gobierno de la Ciudad de México y la realización del primer debate entre candidatos.

Sumado a esto, apunta el entrevistado, en entidades con elección a gobernador como Veracruz, Puebla o Guanajuato se ha observado el fenómeno de reducción en homicidios dolosos en los últimos registros oficiales.

Violencia política

El periodo de intercampaña no solo dejó casi tres mil homicidios dolosos contra la sociedad civil, también en contra de funcionarios o aspirantes a cargos de elección popular, fenómeno llamado violencia política.

De acuerdo con un registro llevado por Organización Editorial Mexicana (OEM), de los 21 casos de asesinatos contra aspirantes, precandidatos o candidatos a puestos de elección popular durante el presente proceso, 33 por ciento se suscitó en la intercampaña (siete casos).

Durante la precampaña federal, se registraron otros siete homicidios de aspirantes, mientras que en lo que va de la campaña electoral federal suman cinco homicidios.

De todos estos crímenes, 18 fueron contra aspirantes a cargos locales, la mayoría a presidentes municipales, y sólo dos contra aspirantes o precandidatos a cargos federales.

La situación fue similar en el periodo electoral de 2020-2021, cuando el equipo de Laboratorio Electoral documentó que febrero fue el segundo mes con más asesinatos a candidatos o funcionarios.

“Esta temporalidad coincide con la conclusión de las precampañas y la definición de las candidaturas por parte de los partidos políticos”, advierten en su estudio.

Según Fausto Carbajal, especialistas esperaban una mayor violencia política en este proceso electoral; aunque advierte que “es preocupante cualquier caso de violencia política; reduce la democracia”.

En ello coincide Armando Vargas, quien asegura que el papel del crimen organizado en las elecciones es de tal magnitud, que podría considerarse que “la democracia está secuestrada por los grupos criminales”.

Por su parte, el académico e investigador especialista en democracia y seguridad, Javier Oliva Posadas, advierte que la violencia política vivida en las intercampañas responde al alto número de cargos que se votarán el próximo 2 de junio: casi 20 mil.

“Entre mayor número de contiendas electorales, el número de víctimas posibles aumenta”, indica el especialista.

De acuerdo con Posadas, los grupos del crimen organizado buscan tener de su lado a policías locales o gobiernos, o en su defecto, forzar dicha relación de poder a través del miedo.

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Dicha forma de actuar, dijo, es una de las circunstancias que aumenta las cifras de violencia en estos periodos.

“Lo que debiera ser de manera eufemística una fiesta cívica y electoral, se convierte en un escenario donde la muerte se vuelve una variable”, lamenta el profesor de la UNAM.