Ley de Voluntad Anticipada recobra el derecho de decidir voluntariamente sobre nuestro fin

La idea de que Dios da la vida y él debe quitarla, es muy vieja, sostiene Magno Garcimarrero Ochoa

Ariadna García

  · lunes 26 de noviembre de 2018

Foto: René Corrales

La Iglesia está confundida y equivocada al oponerse a la Ley de Voluntad Anticipada, aseveró Magno Garcimarrero Ochoa, quien consideró que está basada en una idea muy vieja de que Dios da la vida y él debe quitarla.

Previo a su conferencia La Ley de Voluntad Anticipada, dijo que ese es un derecho ciudadano que acaba de ser aprobado en el estado y que deberá ser respetado.

Somos el número 20, porque ya hay otros estados de la República con leyes de voluntad anticipada, con distintos nombres, también se conoce como testamento vital

Señaló que el punto medular de la ley es la voluntad de decidir respecto a la atención médica u hospitalaria que cada quien quiera recibir al tener una enfermedad irreversible o con un diagnóstico de seis meses de vida.

Que esté la persona bien informada, en uso de sus facultades y de ese modo pueda hacer su declaración de voluntad anticipada. Hay dos formas, una puede ser ante el notario público, desde que se tengan 18 años (...) también se puede hacer llenando un formato ante testigos, médicos o personal del hospital y decir que ‘pido que no se me dé vida artificial o se me apliquen sustancias ni elementos que prolonguen mi vida o agonía

Remarcó que los beneficios de la ley es que el ciudadano recobra su derecho de decidir voluntariamente su fin, pues aunque poco se piensa en estar en esa situación, todos tienen derecho a ejercerlo.