/ sábado 27 de abril de 2024

El don del trabajo

Si bien es cierto que, en la errónea interpretación que se da del Génesis, allá en la sentencia de Dios luego del pecado original, algunos ven el trabajo como una especie de castigo al hombre por su desobediencia. También es cierto que, desde el principio, con el encargo de cuidar de la tierra, va la invitación de Dios para que el hombre trabaje.

Con todo esplendor en la vida y acciones de Jesús queda claro que el Padre trabaja, y como Él lo hace, el Hijo trabaja siempre. En este sentido, con el trabajo que cada uno realiza, se asemeja un poco al Dios creativo, a ese Creador discreto que continúa trabajando y al Hijo trabajador. El día del trabajador es una victoria, pero también un compromiso continuo.

Porque, como una desgracia, reconocemos que, a estas alturas de la historia, las condiciones aún no son lo suficientemente estables como para que todos gocen de un trabajo digno y en condiciones asequibles. Lamentablemente la estructura social no ha permitido que todos los que terminan sus estudios puedan poner en práctica su aprendizaje en un trabajo que los realice.

La imagen de san José como un obrero es una imagen que tiene muchos significados positivos, pues si Jesús habla del Padre como de un labrador, y del mundo como un campo y su mensaje como una semilla, y el juicio final como la selección del trigo y la cizaña, está claro que el trabajo humano es parte integral de la predicación de Jesús, pues los cristianos no son seres aislados de la vida del mundo y todas las situaciones que en éste deben realizarse, a la vida humana va implícito el trabajo como una forma de realización personal y de servicio a los demás. San José el padre de nuestro Señor, fue un hombre discreto y un trabajador obsequioso.

Por otro lado, cerca de la celebración de san José como obrero, y del día del trabajo en todo el mundo, se encuentra la celebración de todos los trabajadores de la construcción, todo el gremio de albañiles y pintores encuentran en el día de la Santa Cruz un pretexto especial y bellísimo para agradecer a Dios el don y las habilidades que les ha concedido para realizar su trabajo con maestría.

Este es un buen tiempo para agradecer a Dios por el don del trabajo que permite que cada uno se realice como persona, pero también, ofrecer un servicio honesto a todos. Y es un buen tiempo para comprometerse con condiciones laborales más justas y con oportunidades de trabajo para todos.

Si bien es cierto que, en la errónea interpretación que se da del Génesis, allá en la sentencia de Dios luego del pecado original, algunos ven el trabajo como una especie de castigo al hombre por su desobediencia. También es cierto que, desde el principio, con el encargo de cuidar de la tierra, va la invitación de Dios para que el hombre trabaje.

Con todo esplendor en la vida y acciones de Jesús queda claro que el Padre trabaja, y como Él lo hace, el Hijo trabaja siempre. En este sentido, con el trabajo que cada uno realiza, se asemeja un poco al Dios creativo, a ese Creador discreto que continúa trabajando y al Hijo trabajador. El día del trabajador es una victoria, pero también un compromiso continuo.

Porque, como una desgracia, reconocemos que, a estas alturas de la historia, las condiciones aún no son lo suficientemente estables como para que todos gocen de un trabajo digno y en condiciones asequibles. Lamentablemente la estructura social no ha permitido que todos los que terminan sus estudios puedan poner en práctica su aprendizaje en un trabajo que los realice.

La imagen de san José como un obrero es una imagen que tiene muchos significados positivos, pues si Jesús habla del Padre como de un labrador, y del mundo como un campo y su mensaje como una semilla, y el juicio final como la selección del trigo y la cizaña, está claro que el trabajo humano es parte integral de la predicación de Jesús, pues los cristianos no son seres aislados de la vida del mundo y todas las situaciones que en éste deben realizarse, a la vida humana va implícito el trabajo como una forma de realización personal y de servicio a los demás. San José el padre de nuestro Señor, fue un hombre discreto y un trabajador obsequioso.

Por otro lado, cerca de la celebración de san José como obrero, y del día del trabajo en todo el mundo, se encuentra la celebración de todos los trabajadores de la construcción, todo el gremio de albañiles y pintores encuentran en el día de la Santa Cruz un pretexto especial y bellísimo para agradecer a Dios el don y las habilidades que les ha concedido para realizar su trabajo con maestría.

Este es un buen tiempo para agradecer a Dios por el don del trabajo que permite que cada uno se realice como persona, pero también, ofrecer un servicio honesto a todos. Y es un buen tiempo para comprometerse con condiciones laborales más justas y con oportunidades de trabajo para todos.