/ martes 4 de diciembre de 2018

El federalismo mexicano y la Cuarta Transformación

La invocación del presidente Andrés Manuel López Obrador, primero en campaña y ahora en ejercicio del poder presidencial, del ejemplo del prócer de Guelatao, Benito Pablo Juárez García, resulta altamente significativa por el patriotismo y honestidad que la historia de nuestro país registra, como distintivos del también llamado Benemérito de las Américas.

Fueron tres campañas por la presidencia de México, las que dieron cuenta de la lucha política del líder del partido Morena; en 2006 el triunfo le fue reconocido a Felipe Calderón Hinojosa del PAN; en 2012 ganó la eleccion Enrique Peña Nieto del PRI y fue hasta el día primero de julio de este año, que el triunfo fue para Andrés Manuel López Obrador de Morena, quien con un respaldo abrumador en las urnas, fue reconocido por propios y extraños, como el “Presidente del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”.

Un demócrata que no deja de insistir en el mandato constitucional que define el Poder Soberano del pueblo, que es en quien reside original y esencialmente, y tiene la potestad para definir la forma de su gobierno, pues es quien pone y quita a los gobernantes depositarios del poder del estado. De ahí el estribillo de que el pueblo pone a los buenos gobernantes y el pueblo quita a los malos. En eso se sustenta la propuesta de AMLO para la revocación del mandato.

Lo que nadie debe olvidar es que la Carta Magna consigna por mandato del poder constituyente, la forma de gobierno republicana, representativa, democrática y federal, compuesta de estados libres y soberanos en cuanto a su régimen interior; y que constitucionalmente esa disposición se considera como una de las “Decisiones Políticas Fundamentales”, que solo podría ser modificada o revocada por el Poder Revolucionario emanado de un cambio violento a través de las armas, pues ni el Constituyente Permanente podría hacerlo.

Y como Benito Juárez, es el personaje favorito de la Cuarta Transformación, no está demás recordar que el presidente de México Benito Juárez García, también sentenció: “Bajo el Sistema Federativo los funcionarios públicos no pueden disponer de las rentas sin responsabilidad; no pueden gobernar a impulsos de una voluntad caprichosa sino con sujeción a las leyes; no pueden improvisar fortunas ni entregarse al ocio y a la disipación, sino consagrarse asiduamente al trabajo disponiéndose a vivir en la honrada medianía que proporciona la retribución que la ley les señala”.


La invocación del presidente Andrés Manuel López Obrador, primero en campaña y ahora en ejercicio del poder presidencial, del ejemplo del prócer de Guelatao, Benito Pablo Juárez García, resulta altamente significativa por el patriotismo y honestidad que la historia de nuestro país registra, como distintivos del también llamado Benemérito de las Américas.

Fueron tres campañas por la presidencia de México, las que dieron cuenta de la lucha política del líder del partido Morena; en 2006 el triunfo le fue reconocido a Felipe Calderón Hinojosa del PAN; en 2012 ganó la eleccion Enrique Peña Nieto del PRI y fue hasta el día primero de julio de este año, que el triunfo fue para Andrés Manuel López Obrador de Morena, quien con un respaldo abrumador en las urnas, fue reconocido por propios y extraños, como el “Presidente del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”.

Un demócrata que no deja de insistir en el mandato constitucional que define el Poder Soberano del pueblo, que es en quien reside original y esencialmente, y tiene la potestad para definir la forma de su gobierno, pues es quien pone y quita a los gobernantes depositarios del poder del estado. De ahí el estribillo de que el pueblo pone a los buenos gobernantes y el pueblo quita a los malos. En eso se sustenta la propuesta de AMLO para la revocación del mandato.

Lo que nadie debe olvidar es que la Carta Magna consigna por mandato del poder constituyente, la forma de gobierno republicana, representativa, democrática y federal, compuesta de estados libres y soberanos en cuanto a su régimen interior; y que constitucionalmente esa disposición se considera como una de las “Decisiones Políticas Fundamentales”, que solo podría ser modificada o revocada por el Poder Revolucionario emanado de un cambio violento a través de las armas, pues ni el Constituyente Permanente podría hacerlo.

Y como Benito Juárez, es el personaje favorito de la Cuarta Transformación, no está demás recordar que el presidente de México Benito Juárez García, también sentenció: “Bajo el Sistema Federativo los funcionarios públicos no pueden disponer de las rentas sin responsabilidad; no pueden gobernar a impulsos de una voluntad caprichosa sino con sujeción a las leyes; no pueden improvisar fortunas ni entregarse al ocio y a la disipación, sino consagrarse asiduamente al trabajo disponiéndose a vivir en la honrada medianía que proporciona la retribución que la ley les señala”.