/ miércoles 1 de mayo de 2024

Elecciones sin conciencia

MOMENTO DE ACOTAR

Los partidos políticos tienen una guía por el poder que jamás ocultan, se muestran mermados ideológicamente y entre todos, le han propinado una verdadera paliza a la ética. Evidentemente la política es un asunto terrenal, de hombres y no dioses, los desfiguros se multiplican para que tengamos élites onerosas, opacas como decadentes. En la actualidad nuestros partidos políticos navegan en la nada del pensamiento político, un día son aliados de ocasión al filo del más incomprensible pragmatismo, después se cuestionan y parece que su única misión es ganar poder al más típico estilo maquiavélico, como sea, "haiga sido como haiga sido" diría un clásico. El muy probable resultado electoral de la lucha por el poder no permite vislumbrar la consecuencia política ni determinar cuán posible será restablecer un mínimo de entendimiento para frenar el tránsito de la polarización al desencuentro.

Por lo pronto, esa lucha deja al desnudo y a la intemperie asuntos, pendientes y problemas, así como actores y estilos políticos que revelan un grado de podredumbre peligroso en una atmósfera con olor a pólvora.

Ciertamente, impresiona ver en vivo y a todo color la lucha por el poder, pero no puede ignorarse una cuestión: se está llevando la política a su límite, al punto donde la violencia se asoma y amaga con entrar en su reemplazo. Diciéndose contrarios y distintos, los bandos en pugna se complementan en la labor de zapa de los cimientos de una democracia frágil y defectuosa. Cuidado.

Absurdamente llaman más la atención los sucesos en torno a la campaña electoral que la campaña en sí porque aquellos dejan al descubierto la lucha por el poder sin ropaje ni disfraz.

Esa estampa subraya el ansia por el poder, pero borra el sentido de este. Las iniciativas de reforma a diversas leyes están en trámite legislativo muestran, otra vez, la incapacidad oficialista de aprender de su propia experiencia.

Las trapacerías procedimentales más de un revés le han supuesto al gobierno y su fracción parlamentaria, así como el mal diseño y cálculo de las reformas han convertido en un boomerang a más de una y, sin embargo, el afán presidencial de dejar un marco jurídico a la talla de su proyecto hace que el lopez obradorismo tropiece con la misma piedra. Alterar la redacción de un dictamen aprobado para someterlo al Pleno en los términos deseados pero no acordados, exhibe la necedad de sacar los proyectos legislativos a como dé lugar, aunque su destino sea el fracaso. Ejemplos de cómo el árbitro electoral se lleva el silbato a la boca sin pitarlo hay muchos.

En la lucha por el poder y el agotamiento de la política, el consejo del INE no pinta ni silva como sería deseable.

El espectáculo de la política comienza a convertirse en lucha libre en el marco de una atmósfera violenta.

En otro contexto el poeta alemán Friedrich Hólderlin apunta que el hombre habita la Tierra prosaicamente, es decir, trabajando, fijándose objetivos prácticos, intentando sobrevivir. También poéticamente, cantando, soñando, gozando, admirando.

Hólderlin alertó de la crisis de la época moderna un tiempo de transición que ha perdido a los dioses y la conciencia de lo sagrado, en el que el hombre se halla en peregrinación hacia la nada o hacia un nuevo renacer. El genial poeta alemán lo llamó "el tiempo de la indigencia". ¿Qué hace de mi vida una vida digna de vivirse?

Lo que equivale a: ¿a qué debo mi dignidad humana? ¿qué hace que mi vida tenga sentido?

MOMENTO DE ACOTAR

Los partidos políticos tienen una guía por el poder que jamás ocultan, se muestran mermados ideológicamente y entre todos, le han propinado una verdadera paliza a la ética. Evidentemente la política es un asunto terrenal, de hombres y no dioses, los desfiguros se multiplican para que tengamos élites onerosas, opacas como decadentes. En la actualidad nuestros partidos políticos navegan en la nada del pensamiento político, un día son aliados de ocasión al filo del más incomprensible pragmatismo, después se cuestionan y parece que su única misión es ganar poder al más típico estilo maquiavélico, como sea, "haiga sido como haiga sido" diría un clásico. El muy probable resultado electoral de la lucha por el poder no permite vislumbrar la consecuencia política ni determinar cuán posible será restablecer un mínimo de entendimiento para frenar el tránsito de la polarización al desencuentro.

Por lo pronto, esa lucha deja al desnudo y a la intemperie asuntos, pendientes y problemas, así como actores y estilos políticos que revelan un grado de podredumbre peligroso en una atmósfera con olor a pólvora.

Ciertamente, impresiona ver en vivo y a todo color la lucha por el poder, pero no puede ignorarse una cuestión: se está llevando la política a su límite, al punto donde la violencia se asoma y amaga con entrar en su reemplazo. Diciéndose contrarios y distintos, los bandos en pugna se complementan en la labor de zapa de los cimientos de una democracia frágil y defectuosa. Cuidado.

Absurdamente llaman más la atención los sucesos en torno a la campaña electoral que la campaña en sí porque aquellos dejan al descubierto la lucha por el poder sin ropaje ni disfraz.

Esa estampa subraya el ansia por el poder, pero borra el sentido de este. Las iniciativas de reforma a diversas leyes están en trámite legislativo muestran, otra vez, la incapacidad oficialista de aprender de su propia experiencia.

Las trapacerías procedimentales más de un revés le han supuesto al gobierno y su fracción parlamentaria, así como el mal diseño y cálculo de las reformas han convertido en un boomerang a más de una y, sin embargo, el afán presidencial de dejar un marco jurídico a la talla de su proyecto hace que el lopez obradorismo tropiece con la misma piedra. Alterar la redacción de un dictamen aprobado para someterlo al Pleno en los términos deseados pero no acordados, exhibe la necedad de sacar los proyectos legislativos a como dé lugar, aunque su destino sea el fracaso. Ejemplos de cómo el árbitro electoral se lleva el silbato a la boca sin pitarlo hay muchos.

En la lucha por el poder y el agotamiento de la política, el consejo del INE no pinta ni silva como sería deseable.

El espectáculo de la política comienza a convertirse en lucha libre en el marco de una atmósfera violenta.

En otro contexto el poeta alemán Friedrich Hólderlin apunta que el hombre habita la Tierra prosaicamente, es decir, trabajando, fijándose objetivos prácticos, intentando sobrevivir. También poéticamente, cantando, soñando, gozando, admirando.

Hólderlin alertó de la crisis de la época moderna un tiempo de transición que ha perdido a los dioses y la conciencia de lo sagrado, en el que el hombre se halla en peregrinación hacia la nada o hacia un nuevo renacer. El genial poeta alemán lo llamó "el tiempo de la indigencia". ¿Qué hace de mi vida una vida digna de vivirse?

Lo que equivale a: ¿a qué debo mi dignidad humana? ¿qué hace que mi vida tenga sentido?