En tanto transcurren los días y los meses del primer semestre del nuevo gobierno, aumenta el rechazo de billetes de alta denominación y monedas de cincuenta centavos, en puestos de miscelánea, mercados y plazas comerciales, con violación de la Ley Monetaria, ante el rumor de que billetes falsificados estaban siendo utilizados en operaciones mercantiles al menudeo, ocasionando pérdidas económicas de difícil o imposible reparación para los comerciantes que resultaron agraviados en su patrimonio.
En cualquier sucursal de las instituciones bancarias que operan en el país, resulta imposible el cambio de lo billetes falsos, incompletos o maltratados por el uso y es en las actividades comerciales al menudeo, donde se han detectado el mayor número de fraudes con el empleo de dinero falso. El común de la gente desconoce la obligación de los prestadores de servicios y comerciantes, para recibir las monedas y billetes de curso legal, avaladas por el Banco de México y lo mismo sucede con el desconocimiento de la infracción que se configura mediante la llamada Denegación de Servicio, que surge precisamente cuando no se quiere recibir el circulante deteriorado por el uso.
La Ley Federal de Protección al Consumidor, en los artículos 7, 43 y 58, otorga facultades para sancionar a quienes se niegan a recibir billetes y monedas de curso legal “bajo cualquier pretexto” y la imposición de una multa por parte de la Profeco, puede ser tan grave, que fluctúa entre los $300.00 hasta $960,000.00 si se aplica el artículo 127 de la Ley Federal de Protección al Consumidor. Hay otras infracciones que de acuerdo con los artículos 128 y siguientes, pueden alcanzar la aplicación de una multa que va de $518.37 hasta $2´027,403.14
Ahora que ante la inoperancia de las instituciones policiacas y ministeriales para detener o acabar con el crimen organizado que se ha apoderado también de la economía informal, hay autoridades que ya plantean reducir o desaparecer el dinero en efectivo para las transacciones mercantiles, con lo cual se podría proteger y asegurar las operaciones de compra y venta de artículos de consumo básico, que la población realiza diariamente en establecimientos comerciales y puestos callejeros.
Pero como los bancos “nunca pierden”, no hay porqué alarmarse, pues difícilmente llegará a desaparecer el circulante en las transacciones que realizan todos los días comerciantes y consumidores.
