/ domingo 9 de agosto de 2020

La grieta en el barco del PAN

Si desde las más altas esferas de Acción Nacional no intervienen en el tema de la división interna en el panismo veracruzano, el próximo proceso electoral iniciará con un partido fracturado y, por tanto, debilitado.

Las heridas que dejó el pasado proceso interno del PAN en Veracruz están lejos de cicatrizar y ello representa una desventaja que Morena podría capitalizar en 2021. Dividido en dos, el PAN parece un barco sin rumbo; la nave hace agua y la tripulación está amotinada; por si fuera poco, ante el cuestionado liderazgo, el capitán no sabe qué hacer.

En la repetición de la elección interna para renovar el comité estatal, Joaquín Guzmán se impuso a José de Jesús Mancha, alfil del grupo Yunes; luego de ello, en el Congreso local el diputado Sergio Hernández fue separado de la coordinación del grupo; dicha medida provocó una escisión que la dirigencia estatal evidentemente no presupuestó: 8 de los 13 legisladores de partido se inconformaron con la designación de Omar Miranda y formaron una nueva bancada a mediados de noviembre de 2019; la denominaron “Acción Nacional Veracruz”. Ante el hecho, la dirigencia del partido hizo lo que creyó más inteligente: amenazó a los ocho diputados con iniciar el proceso de expulsión.

Al final, la bancada fue desintegrada tres meses después, en febrero pasado, y los diputados disidentes panistas, encabezados ahora por Maryjose Gamboa, regresaron a su bancada, pero la división estaba lejos de resolverse. De forma más reciente, los mismos ocho legisladores panistas que crearon la mencionada nueva bancada, Sergio Hernández, Maryjose Gamboa, Judith Pineda, Juan Manuel de Unanue, Monserrat Ortega, Arturo Serna, María de Jesús Martínez y Graciela Hernández, votaron en contra del sentido de la línea de su partido en el tema del nombramiento de los nuevos magistrados de Tribunal Superior de Justicia del Estado, con lo que avalaron la propuesta del gobernador Cuitláhuac García Jiménez, lo que volvió a evidenciar la fractura interna en Acción Nacional. Con su voto, los ocho diputados panistas dejaron claro que Omar Miranda sólo es un coordinador de membrete, pero sin capacidad de interlocución. Y una vez más, ante ese acto del grupo de diputados identificado con el exgobernador Miguel Ángel Yunes, la dirigencia estatal del partido se apresuró a amagar con expulsiones.

Joaquín Guzmán, presidente del CDE del PAN, declaró que el asunto será turnado a la Comisión de Orden y Justicia del Comité Ejecutivo Nacional y que será la instancia que determinará la posible sanción, que podría ir desde la inhabilitación hasta la expulsión.

Sin embargo, se observa muy difícil, casi improbable, que desde el CEN del blanquiazul decidan correr el riesgo de expulsar a ocho diputados locales, por todas las implicaciones que tendría dicha medida en términos políticos, al ser éste el año previo al proceso electoral 2021.

Si desde las más altas esferas de Acción Nacional no intervienen en el tema de la división interna en el panismo veracruzano, el próximo proceso electoral iniciará con un partido fracturado y, por tanto, debilitado.

Las heridas que dejó el pasado proceso interno del PAN en Veracruz están lejos de cicatrizar y ello representa una desventaja que Morena podría capitalizar en 2021. Dividido en dos, el PAN parece un barco sin rumbo; la nave hace agua y la tripulación está amotinada; por si fuera poco, ante el cuestionado liderazgo, el capitán no sabe qué hacer.

En la repetición de la elección interna para renovar el comité estatal, Joaquín Guzmán se impuso a José de Jesús Mancha, alfil del grupo Yunes; luego de ello, en el Congreso local el diputado Sergio Hernández fue separado de la coordinación del grupo; dicha medida provocó una escisión que la dirigencia estatal evidentemente no presupuestó: 8 de los 13 legisladores de partido se inconformaron con la designación de Omar Miranda y formaron una nueva bancada a mediados de noviembre de 2019; la denominaron “Acción Nacional Veracruz”. Ante el hecho, la dirigencia del partido hizo lo que creyó más inteligente: amenazó a los ocho diputados con iniciar el proceso de expulsión.

Al final, la bancada fue desintegrada tres meses después, en febrero pasado, y los diputados disidentes panistas, encabezados ahora por Maryjose Gamboa, regresaron a su bancada, pero la división estaba lejos de resolverse. De forma más reciente, los mismos ocho legisladores panistas que crearon la mencionada nueva bancada, Sergio Hernández, Maryjose Gamboa, Judith Pineda, Juan Manuel de Unanue, Monserrat Ortega, Arturo Serna, María de Jesús Martínez y Graciela Hernández, votaron en contra del sentido de la línea de su partido en el tema del nombramiento de los nuevos magistrados de Tribunal Superior de Justicia del Estado, con lo que avalaron la propuesta del gobernador Cuitláhuac García Jiménez, lo que volvió a evidenciar la fractura interna en Acción Nacional. Con su voto, los ocho diputados panistas dejaron claro que Omar Miranda sólo es un coordinador de membrete, pero sin capacidad de interlocución. Y una vez más, ante ese acto del grupo de diputados identificado con el exgobernador Miguel Ángel Yunes, la dirigencia estatal del partido se apresuró a amagar con expulsiones.

Joaquín Guzmán, presidente del CDE del PAN, declaró que el asunto será turnado a la Comisión de Orden y Justicia del Comité Ejecutivo Nacional y que será la instancia que determinará la posible sanción, que podría ir desde la inhabilitación hasta la expulsión.

Sin embargo, se observa muy difícil, casi improbable, que desde el CEN del blanquiazul decidan correr el riesgo de expulsar a ocho diputados locales, por todas las implicaciones que tendría dicha medida en términos políticos, al ser éste el año previo al proceso electoral 2021.